viernes, 30 de diciembre de 2011

Nada.

PARA LA PERSONA QUE LO TIENE TODO.

Felicidades!!! Te acaban de regalar NADA.Absolutamente NADA. Es lo último en minimalismo.
Menos es mas, mas es menos.
NADA es precioso, NADA es simple, NADA es desagradable.
Abre el envase y no pasará NADA. Permite que NADA entre en tu mente y calme tu alma. Disfruta del momento. Pronto descubrirás que NADA es mucho mejor que algo.

Porque NADA es perfecto, y NADA es para siempre.

--Anónimo.

martes, 27 de diciembre de 2011

Punto.

Suelo definir al tipo de personas cuya vida es demasiado aburrida y sienten la necesidad de criticar y juzgar la de los demás con la palabra “gente”, porque se trata de una palabra vulgar, igual que ellos. Normalmente no me molesta su presencia, tenemos que mantener cierto equilibrio y para que algo exista tiene que haber un opuesto, y sin mentirosos no habría sinceros, que son las personas que realmente merecen la pena. Pero cuando se dedican a hacer daño, y peor aún, cuando lo consiguen, despiertan en mí ciertos sentimientos de rabia, impotencia y asco que hacen que me resulte bastante complicado seguir ignorándoles. Así que dicho esto, agradecería que nadie que encaje con mi definición se me acerque en un tiempo. Feliz Navidad a todos...y todas esas tonterías que se suelen decir.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Me alegra la idea de que existas.

25 de Diciembre. El esperado día de Navidad, para muchos. Seguramente escuches frases como "Feliz navidad" más veces de las que puedas contar con los primeros tres números primos de Fermat, pero imagínate que alguien te dice hoy: “Me alegra la idea de que existas”. O bien, “hay una alegría en mí, y la causa de mi alegría es la idea de que tú existes”...o más sencillamente, “cuando pienso que existes, me da alegría”. Si te hicieran una declaración así, deberías sentirte realmente afortunado, porque se trata de una declaración de sentimientos, incluso podría considerarse una declaración de eso que llamamos amor, puramente natural, de las que no requieren nada a cambio...lo cual es algo excepcional. Seguramente estés pensando que cuando decimos "te quiero", tampoco pedimos nada...pero sí que lo hacemos. Pedimos que la otra persona responda con un “Yo también”, que en muchas ocasiones no está preparado para salir de ahí adentro, que es de donde tiene que salir, y carece del sentimiento único y auténtico que esas dos palabras poseen por naturaleza, pero que desgraciadamente en los tiempos que corren tiende a desgastarse utilizándose de manera equivocada. Hay que ser muy valiente para decir "te quiero" de forma sincera, sin esperar absolutamente nada a cambio, y aún cuando tus intenciones son así puedes generar en la otra persona esa necesidad de responder por compromiso sin estar preparada para ello. Sin embargo, decirle a alguien “me alegra la idea de que existas” ,es no pedir nada. Es manifestar una alegría, un sentimiento, que ciertamente puede ser paralelo a un deseo de unión o de posesión, pero que no se puede reducir a él, y que lleva consigo un "Te quiero" que aunque irracionalmente se siente todavía puede que sea pronto para pronunciarse como tal. Simplemente, existe. Simplemente, es. Simplemente, somos.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Días de relleno.

Te veo cada mañana al despertar, y pienso en cómo podría encontrar la forma de que mis retinas conservaran tu imagen sin tener que abrir los ojos y amanecer sin ti a mi lado. Los minutos que vienen a continuación no importan, sólo se trata de meras agrupaciones de tiempo que me separan de tí. Y cuando por fin te veo de verdad, en carne y hueso, siendo real, algo me llena por dentro de una manera que no se puede explicar con palabras, me recorre el cuerpo de arriba a bajo, hace desaparecer todo cuanto hay alrededor, y me completa, haciéndome sentir plena, llena de vida, feliz. Y cuando te marchas, dejas en mí esa huella, esa sensación que me pinta una sonrisa que no me cabe en la cara, y me da fuerzas para continuar con las horas de relleno que me quedan por delante. Horas de relleno, eso es lo que son. El resto del día transcurre como si no importara, rápido, lento, impasible,hasta que apareces de nuevo, y haces que termine sintiéndome exactamente igual que como empezó...plena, llena de vida, feliz...completa. Siempre he tenido miedo de mirar más allá del día a día, a no creer en el destino ni en la posibilidad de que éste una a dos personas que están hechas para estar juntas, porque pensar en futuro me inquieta, me agobia, pero en esta ocasión es diferente, no hay palabras suficientes que puedan expresar lo que quiero, lo que pienso, lo que siento, y no puedo ser más sincera cuando digo que se, desde lo más racional de mi mente y desde lo más profundo de mi alma, que estás hecho para mí.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Infinitos millones de montones.

Toda persona, en algún momento de su vida, esconde algo que no quiere que nadie sepa, algo que le atormenta, le inquieta, o simplemente no está preparada para que el resto le juzgue, lo respete o lo entienda. Coge con ambas manos todo eso que guardas dentro, haz una pelota con ello, y lánzala a canasta una y otra vez. A veces entrará limpia, otras se hará de rogar en la red para finalmente acabar deslizándose por todas y cada una de sus cuerdas, otras golpeará con fuerza el tablero, y otras ni si quiera rozará el aro. Pero sea cual sea el resultado, no dejes de mantener la cabeza bien alta, correr a recoger la pelota, alzar de nuevo los brazos...y seguir tirando.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Nada ni Nadie.

Busco una calma inalcanzable, la atmósfera aquí no es fiable, quiero estar sola, sí, sola todo estará bien.Que nadie me hable, que no rompan este silencio, es mío. Hoy quiero sentir el frío. Vértigo, que el mundo pare y me separe del cansancio de vivir así, harta de fingir excusas. Musas, siento huir de mí. Es mi verdad maldita, mitad genio mitad flor marchita. Es este sentimiento pésimo que me tiene pálida. Con mis amigos no soy cálida, ya no hay remedio, preguntan qué sucede y me limito a mirar seria, dicen que estoy distante, me miran y se que ven incoherencia constante. Y si la vida es un instante, hoy quiero olvidar que existo, quiero escapar a mi desierto sin ser vista, salir de este círculo, volar a otro lugar, quedarme quieta...allí la soledad es mi amuleto. Nada ni nadie hoy me acompaña en este baile, que nadie hable, me falta el aire, por una vez, que el mundo calle. Me importa una jodida mierda lo que el resto diga, que se alegren o que me envidien por todo lo que consiga, mi única enemiga es esta mente rota, que abre puertas prohibidas empujándome al vacío. Con mi pluma estoy de luto, no disfruto,es mi veneno,ver que escriba lo que escriba, pienso que no es algo bueno, y con Dios mantengo un pacto demasiado triste, porque creo que no existe. ¿Perdiste el norte? Yo lo perdí al jugar con fuego, al sentir nervios traicioneros tensando mis dedos, puedo soportarlo, se esquivarlo, y nada cambia. No queda rabia, solo pena, una gangrena que mis venas pudre, pieza perdida del puzzle, que nació un día de octubre y desde entonces vive, condenada y loca, rosa espinada, sangra quien la toca. Solo quiero correr a otro horizonte...y estar sola.
http://www.youtube.com/watch?v=0AraLLbCAgs

domingo, 18 de diciembre de 2011

La excepción que confirma la regla.

Dicen que cuando una persona se marcha lejos por un tiempo, una parte de ella muere con la distancia. Porque aunque sus pasos dejen de caminar junto a los tuyos y se dispongan a avanzar por terrenos lejanos que nada tienen que ver contigo, tú continúas en el mismo sitio, con la misma gente, pero con una vida diferente.Y cuando regresa, aunque su sensación sea la de regresar al punto del que partió al irse, la tuya es completamente diferente, porque el tiempo ha hecho su labor, y no puedes encajar tus zapatos sobre huellas pasadas, y caminar marcha atrás, retrocediendo en él. Pero en esta ocasión, tengo que hacer uso de la desgastada expresión de "la excepción que confirma la regla", porque aunque me pese, ha vuelto exactamente al mismo punto del que partió...al mismo sitio, con la misma gente, con una vida diferente...pero en lo que a él respecta, al mismo punto de siempre.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Tan feliz y tan triste.

No hace falta que señales, que ya le veo, que ahí está. Ha formado un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino, y se ha parado de frente sin intención de moverse. Y me mira y me escucha y me habla, con esa sonrisa, y esas maneras, y ese remolino que forma cuando se acerca. Entre naranjas de valencia y llaves falsas que contienen zombis, vampiros que muerden lobos y huevos que bailan con gatos, con botas de suela virgen y botes de cuero en suelo de goma. Aquí, allí o en Kenia, da igual el sitio si la compañía es buena. Sobre asientos que desprenden calor, bajo mantas que resguardan del frío, y capuchas grises, aunque no llueva. Justamente ahí, está el olor de sus abrazos y el color de su sonrisa, la mueca de su barbilla y el dulce sabor de sus labios. La suavidad de sus manos, la longitud de sus pestañas, el fino tacto de su pelo, y hasta su rodilla de cristal.Y su voz....en cualquier formato, de cualquier manera, alta, baja, susurrando, entre risas, y a veces con tímido llanto. Que se de lo que escribo, que se de lo que hablo. Que cuando se calla, hasta el silencio me sabe a él. Que si le veo sonrío, y si no le veo me lo imagino.Que si despierto y no he soñado con él, cierro los ojos y sigo. Que mi nivel de locura se basa en las horas que me faltan para volver a verle. Que sí, que lo se, que no está bien...pero hace tiempo que se me acabaron las fuerzas para seguir apartándome de él.

No lo entendéis, ni lo vais a entender. No tenéis ni idea. No sabéis nada.


sábado, 3 de diciembre de 2011

Porque todo cambia...

Y todos cambiamos. Porque ya nada es lo que era...y porque a veces es mejor que nunca vuelva a serlo.

jueves, 1 de diciembre de 2011

17 días para mediodía.

-¿Tienes miedo de volver a verle?-preguntó Nico, mientras enredaba inconscientemente con la cucharilla los posos del fondo de la taza de café.

-No es verle lo que me preocupa.-respondió ella tras unos segundos, dejando escapar una leve sonrisa.

-¿Y entonces? ¿De qué tienes miedo?

-De lo que de verdad tengo miedo, es de que vuelva aquí y reclame su parte en mi mente, y lo terriblemente vulnerable que me sentía entonces. Miedo de que vuelva y me recuerde que mis latidos nunca fueron en vano, de que trastoque cada recuerdo que he creído olvidar. De que vuelva como quien vuelve por navidad, esperando que la casa esté caliente y la cena recién hecha, De que recorra cada rincón del hogar, esperando encontrar todo lo que dejó en su sitio. De que de por hecho que estoy hecha para algo así. Miedo de sus palabras y aún más de sus silencios. De levantarme cada mañana sintiendo que lo que tengo es lo que no quiero para el resto de mis días. De que las horas transcurran de nuevo como si fueran minutos, y siempre tener de qué hablar. Miedo de caminar sin ir cogida de la mano, y aún así sentir que no camino sola. Miedo a pensar en el, así sin querer, y no en el sentido de que lo hago sin darme cuenta, si no en el sentido literal de lo que eso significa, sin querer hacerlo, y que aún así venga involuntariamente a mi cabeza, sin poder evitarlo. Miedo a volver a mirarle sin ser consciente de qué es lo que tengo a mi alrededor ni cuánto tiempo llevo así, incluso sin prestar atención a lo que me está contando en ese momento, con esa sonrisa de idiota que se genera inconscientemente. Porque con el no quiero guerra, ni quiero paz. No se lo que quiero, nunca lo he sabido...pero se lo que no quiero, y justamente a eso, es a lo que más miedo tengo.


lunes, 28 de noviembre de 2011

Nuevos Mediodías.

Vete de aquí, y quédate. Márchate lejos y vuelve, no regreses nunca hasta mañana mismo. Permanece a mi lado donde no pueda verte, ni se te ocurra acercarte, no te separares de mí ni un segundo. Mírame a los ojos, no me veas ni de reojo. Abrázame, ni me toques. No me hables, haz el favor de no callarte. Ignórame, hazme un poco de caso. Me marcho lejos, a medio metro. Voy donde tú estés, donde tu quieras, contigo a ninguna parte, sin tí a ningún lado. No por ti, contigo. Hazme reír hasta acabar llorando, quiéreme más, no me quieras tanto. Olvídate de mí, pero sobre todo, pase lo que pase...recuérdame, te estaré esperando.


domingo, 27 de noviembre de 2011

4. Y más escaleras.

Lo cierto es que en muy poco tiempo pasó de ser un desconocido a ser alguien importante, alguien que me inspiraba confianza, seguridad, que me transmitía paz. En cuestión de pocos meses sentía haberle visto mil veces, en mil sitios, de mil formas. Su primera cara de la mañana, recién afeitado y con gafas cubriendo la sabia de sus ojos, y su última cara de la noche, de mirada enrojecida y labios con sabor a chicle de menta. Con mucha ropa, grande, fria, y con poca, muy poca, incluso nada. Prácticamente rapado, y con el pelo desgreñado, y por supuesto, casi siempre bien peinado. Le había visto feo, muy feo, aunque siempre estuviese guapo, el más guapo. Prepotente, insoportable, e increíblemente agradable. Sonreír por tonterías y reír a carcajadas, gritar de rabia y hasta humedecer a sus ojos con tímidas lágrimas, si hacía memoria. No se en qué momento comencé a referirme a Marco como mi novio, pero supongo que fue desde aquella vez que descolgué el teléfono cuando me llamó y me hizo sentir aquello de...

-¿Sí?-Pregunté.

-Soy yo. - Respondió. Y con eso, ya era suficiente.

Pero por más que pase el tiempo, creo que nunca podré olvidar aquel día. Ya había sucedido otras veces, pero no así. Le pegaba. Le pegaba siempre que no hacía las cosas como el quería, incluso cuando hacía todo bien, pero estaba enfadado o había tenido un mal día. Bebía mucho, muchísimo, sobre todo los fines de semana, cuando no tenía nada que hacer y los problemas le agobiaban. Alguna vez intenté detenerle, incluso había hablado con mi madre para contratar a un abogado, poner tierra de por medio y sacarla de aquella mierda, pero ella siempre se negaba. Le quería, y decía que el la quería también a ella, a su manera, era inútil intentar enfrentarse a ella. Pero yo no entendía su forma de querer. Contacté con una asistente social, pero me advirtió de que mientras no quisiese colaborar, no había nada que pudieran hacer. Sabía que mi ambiente familiar no era el que solían tener en otras casas, pero acostumbrada a ello desde que tenía uso de razón, y sin una actitud por parte de mi madre que me empujara a buscar el cambio tampoco podía hacer nada...hasta que llegó aquel día. Habían discutido, como de costumbre, quizás algo más, pero a aquellas alturas estaba tan acostumbrada a los gritos, a los golpes y a los portazos que ni si quiera me di cuenta. Cuando todo quedó en silencio y el cd que sonaba en mi cadena musical llegó al final de la última canción, salí a la cocina para prepararme un zumo y coger algo de chocolate...pero no fui capaz de avanzar más allá de la puerta. Tirada en el suelo, con las muñecas ensangrentadas y el cuchillo que utilizabamos para cortar el jamón en su mano derecha, encontré a mi madre. Al instante sentí una ráfaga de aire cálido sobre mi nunca, y al girarme vi como él, con los ojos desorbitados, contemplaba la escena medio metro a mis espaldas. Sin pensar en lo que hacía y sin ser capaz de articular palabra le empujé con las pocas fuerzas que en ese momento pude reunir para que no entrara a la cocina. Fue entonces cuando sucedió. Apenas conseguí desplazarle unos pocos centrímetros, pero el a mí sí, y no solo éso, mucho más...pero no me veo con fuerzas, ni ganas, para recordarlo aquí. Transcurrieron solo unos pocos minutos, pero a mí me pareció una eternidad. La siguiente imagen que mi memoria quiere retener es la de Marco, sentado junto a mí en las escaleras, secándome las lágrimas, y abrazándome con fuerza.

jueves, 24 de noviembre de 2011

3. Escaleras

Transcurrieron varios días de numerosos encuentros en el ascensor, frente la panadería de la esquina y en el supermercado de la siguiente manzana, hasta que me decidí a invitarle a salir. Fue algo sencillo, improvisado, un simple café para informarme sobre las actividades deportivas que ofrecía el gimnasio del barrio...lo cual, por supuesto, no me interesaba ni lo más mínimo, pero los seres humanos somos así de idiotas, y yo necesitaba una excusa que no dejara al descubierto, o al menos no tan evidentemente, que mi único objetivo era quedar con ella, estar con ella, y poder conocerla un poco más. Tras aquel café vino otro más, y otro, un par de almuerzos, una salida a cenar, una noche de cine...y por fin, el día de mi cumpleaños, nuestro primer beso en el portal, el cual no olvidaré jamás.

-¿Cuántos años tienes hoy?- Me preguntó ella, con su sonrisa de siempre.

-Ventitiseis.- Contesté. Y aquella vez, sonreí también.

No se en qué momento dejamos de ser vecinos para ser conocidos, ni en qué momento pasamos de conocidos a algo más, pero un par de meses después ella hablaba de mí a sus amigas como su novio, y yo me sentía orgulloso al escuchar aquellas palabras salir de su boca, algo raro en mí, teniendo en cuenta mi inestable y mujeriego pasado. Tampoco se en qué momento dejé de admirarla para empezar a quererla, pero sucedió muy rápido, mucho más de lo que esperaba y de a lo que estaba acostumbrado...y es que es complicado no querer a Selma. Pero hasta aquella tarde de finales de Mayo, cuando lloraba recostada sobre mi pecho sentada en el rellano de la escalera, no me di cuenta realmente de lo fuerte que era mi sentimiento hacia ella. LLovía mucho, y a pesar de cubrirme con la capucha de la fina cazadora llegué del trabajo calado hasta los huesos. Había olvidado unos papeles y mi jefe los necesitaba urgentemente, y aunque me prestó su coche solo en el trayecto del aparcamiento al portal acabé como recién salido de la ducha. El caso es que de no ser así, no hubiera vuelto a casa tan temprano, y no se cuánto tiempo más hubiera transcurrido sin que fuera consciente de lo que sucedía día tras día al otro lado de la pared. Un golpe seco, y un grito, no pude escuchar mucho más, las viviendas estaban insonorizadas y Selma acostumbraba a tener encendida la música a todo volumen...pero en aquella ocasión, no fue así. Escuché el sonido de la puerta de al lado, y todavía sin haberme deshecho de la cazadora mojada, y sin haber localizado los papeles que venía a buscar, salí rápidamente al rellano de la escalera. Y allí estaba ella. Débil, frágil, pequeña, muy pequeña aún con su metro setenta. Y lloraba. Solo lloraba, ocultando su rostro entre sus brazos desnudos, llenos de arañazos y de marcas. Conmovido por la imagen que en aquel momento tenía ante mí y sin saber muy bien qué hacer, me senté junto a ella y posé con delicadeza mi mano sobre su hombro. Casi sin que mis yemas rozaran su piel, dio un salto y se golpeó sin querer la cabeza contra la pared. Sus ojos se clavaron en mí, y durante unos segundos se quedó mirándome, sin decir nada. Y entonces, me abrazó. Me abrazó con fuerza, casi con desesperación, como nunca lo había hecho. No buscaba cariño, pedía a gritos ayuda, en silencio. Noté como mi cuello se humedecía con las lágrimas que no paraban de salir de sus ojos, y cómo su corazón latía contra mi pecho a una velocidad a la que era casi imposible distinguir sus pulsaciones. No se cuánto tiempo permanecimos allí, abrazados, sin decir nada...pero fue en aquel momento cuando fui consciente de cuánto la quería...y de cuánto me necesitaba.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Escritor.

La Real Academia Española define la palabra "escritor" como aquella persona que escribe, que es autora de obras escritas o impresas. Yo, sin embargo, considero que se trata de algo más profundo que lo que el significado semántico de esas palabras puede llegar a transmitir, y que solamente quien lo siente de verdad es capaz de entender. Porque escribir, escriben muchos, y es complicado dar una definición precisa de aquello que merece ser aceptado como una obra. ¿Escritor, de profesión? Eso no existe, no es algo que se pueda catalogar. Pero aún así, y desde el más humilde sentimiento, yo me considero escritor. Me considero escritor porque escribo, me considero escritor porque soy autor de obras escritas e impresas, me considero escritor porque hay gente que lo es hace mucho más tiempo que yo a la que le gusta lo que hago, y ha decidido que merece la pena invertir su tiempo y su dinero en ello...pero sobre todo, me considero escritor porque hay quien sin ser escritor, me lee, mis palabras le suenan mías, y le llegan bien adentro, hasta eso que llaman alma. Y aunque sean unas cuantas, con que una sola de esas personas hubiera existido, ya me hubiera dado por satisfecha.

Procura no cortar las alas de quien, aun siendo pájaro, todavía no ha abandonado su nido. Porque para poder volar, primero hace falta que quien tengas a tu lado, te respete, te valore, te quiera, y te ayude a caminar.

lunes, 21 de noviembre de 2011

2. Selma

No era nada nuevo, siempre era así. Vivía entre gritos, y me acostumbraba, aunque de vez en cuando me engañaba, y pensaba que las cosas cambiarían. Pero no cambiaban, nunca lo hacían. Tendía a ignorarles, a tratar la situación como algo normal, y cada vez que me surgía la mínima duda de sí lo era o no, de quién era realmente el malo y el bueno en toda la historia, intentaba por todos los medios engañar a mi mente para que dejase de planteárselo. Llevaba haciéndolo durante años, desde que tenía uso de razón, al fin y al cabo bastaba con permanecer encerrada en mi habitación, subir el volumen de la música, y desconectar. Evadirme del mundo, y esperar a que terminase. Y en las ocasiones en las que la situación acababa por hacerse insoportable, salir de casa, a pasear al perro que siempre quise y nunca tuve, regresar tras un largo rato, y actuar como si nada hubiese sucedido. Así era como había funcionado siempre, así era como funcionaba, y así era como creía que funcionaría. Me gustase o no, era más de lo mismo. Podía adaptarme, o marcharme, pero de nada me serviría revelarme. Aquel día era más de lo mismo...la misma mierda de siempre. Había salido sin rumbo, sin destino, a mirar tiendas en las que no pensaba comprar nada, detenerme en escaparates que ni si quiera me interesaban, y dejar que el día transcurriera, que llegase la noche, y por fin poder descansar, o intentarlo, al menos. El reloj de la estación marcaba ya las 8 de la tarde. 8, como el día, aunque ya le quedaba poco para terminar. Un hombre de pelo gris y aspecto cansado vendía guantes de lana junto a uno de los bancos de madera. Y entonces apareció él. Serio, moreno, no muy alto, de vaqueros desgastados y una elegante americana. Y guapo. Muy guapo. Sentí como mis mejillas se sonrojaban, y esperando que no se hubiese dado cuenta clavé mi mirada en un sucio cartel que colgaba de la pared, el cual tiempo después descubrí que se trataba de un estúpido anuncio de lentes de colores, pero que en aquel momento ni me interesaba, ni me di cuenta. Me sentí una cría, más de lo que realmente era a mis escasos 22, hacía tiempo que no sentía algo así. No tenía ningún sentido, no le conocía de nada, pero me hizo dejar a un lado todos mis abrumadores pensamientos, y aunque no tenía ni la menor idea de por qué, desear que aquel chico de mirada penetrante y clara se levantara, y se acercara. Pero permaneció allí, inmóvil, sentado con las manos en los bolsillos como si nada le importara, hasta que escuché el ruido del tren detenerse a mis espaldas. Me planteé incluso quedarme allí parada, esperar al próximo tren, o a cualquiera que fuese su próximo movimiento...pero entonces miré de reojo al banco, vi que estiraba las piernas y se colocaba la bufanda, y comencé a abanzar hacia el vagón, sin otro pensamiento que verle cuando girara la cabeza. Y así fue, pasó de largo junto a mí, y se sentó en la siguiente fila, permaneciendo ahí hasta que llegamos a mi parada. Intentaba disimular, pensar en cualquier otra cosa, pero su mirada constantemente interrumpía mis pensamientos. Esa mirada tan sincera, tan verde...tan llena de esperanza. Me levanté, llegué a la puerta, bajé del tren y llegué hasta mi casa...y cuando saqué las llaves y noté algo junto a mi espalda, no pude evitar que una estúpida sonrisa se dibujara en mi cara.

-¿Eres el nuevo?-Le pregunté sin saber muy bien qué palabras pronunciaba.

-Sí.-Respondió él. Y la estúpida sonrisa no se borró de mi cara. Novecientos setenta y siete mil quinientos cuarenta habitantes. Quinientas sesenta y cinco mil cuatrocientas ventitrés viviendas...y vivíamos en el misma calle, en el mismo portal, y en la misma planta, puerta con puerta.

sábado, 19 de noviembre de 2011

1. Marco

Martes 8 de Noviembre. 8 de la tarde en la estación. El otoño parecía por fin dejarse ver en todo su explendor. Las hojas formaban mares de aguas doradas alrededor del tronco de los árboles, y el viento cantaba con voz aguda, susurrando en los oídos de quienes con rostros soñolientos se arropaban con frías prendas de abrigo. Y ahí estaba yo. Sentado en un viejo banco de madera pintada de un verde seco y desgastado por la lluvia, esperando al tren que me conduciría hasta mi nuevo hogar. Llevaba sólo dos días viviendo en Cartrena, apenas conocía la ciudad, y mucho menos a su gente, pero me encantaba observarles en silencio, y contemplar el paisaje desde la ventanilla del tren. Fue entonces cuando la ví. De pie, apoyada sobre una columna, alta, pálida, hermosa, con su largo y ondulado pelo rubio medio escondido bajo un gorro de lana, y sus brillantes ojos color miel leyendo con desinterés un sucio cartel que pendía a duras penas de la pared. Por un momento sentí un extraño e incontrolable deseo de acercarme a ella, de saludarla, de conocerla, pero mis pies no se despegaban del suelo. Me quedé allí, paralizado, sin ser capaz de dejar de mirarla. De pronto un fuerte ruido me despertó de mi estado de letargo y desvió mi mirada hacia las vías. Mi tren acababa de llegar. Me levanté contrariado, sintiendo que no quería moverme de allí, que no quería dejar de mirarla, y planteándome incluso lo estúpido que sería perder el billete solo por contemplar a aquella mujer, si es que sus dulces rasgos de niña podían catalogarla como tal, durante quién sabe cuántos minutos más...pero me moría de ganas por hacerlo. Entonces ella se incorporó, y con paso lento pero decidido, caminó hacia el vagón. Una estúpida sonrisa se dibujó en mi cara, y casi sin que me diese tiempo a ser consciente de lo que estaba haciendo, caminaba tras ella por el pasillo interior. Se sentó junto a la ventanilla de un asiento vacío, y un extraño pudor infantil se apoderó de mí, impidiéndome ocupar la butaca que había vacía a su lado, y obligándome a continuar abanzando para acabar una fila más adelante, frente a ella. Durante los 15 siguientes minutos que duró el trayecto hasta mi casa, el tiempo se detuvo para mí. No existía nada más alrededor. Sólo ella. No era tan guapa, en realidad, era mucho más que eso. Sus rasgos, jóvenes, probablemente de alguien unos 6 años menor que yo, naturales, imperfectos, sin maquillaje, la hacían aún más hermosa. Y su mirada, esa mirada que decía tanto con tan poco, parecía triste, confundida, extraviada en pensamientos de quien no hace mas que pensar y pensar sin saber bien qué hacer ni encontrar una solución a su problema. De pronto su expresión cambió, se incorporó de golpe, y tras abrocharse la cazadora de cuero marrón que ocultaba su pecho y recoger del suelo una mochila de piel blanca, se dispuso a abandonar el tren. Fue entonces cuando me percaté, en mi instintivo deseo por continuar siguiéndola, que aquella también era mi parada. Me levanté de un salto, y arrastré mis pies hasta la puerta corrediza, o como sea que se llamen las puertas de los trenes, esas que se deslizan y se abren solas, y que cuando eres pequeño tus padres te engañan diciéndote que son mágicas. El portal de mi casa estaba a solo unos metros, pero en aquel instante no me importaba, continuaría siguiéndola hasta donde ella fuera con tal de poder observarla durante unos minutos más. Y entonces sucedió. Sacó del bolsillo un manojo de llaves sujetas por un viejo llavero metálico, y se detuvo frente al portal número 17 de la calle Acequia. Levantó la mirada, y me dedicó una de las sonrisas más bonitas que he visto en mi vida:

-¿Eres el nuevo?- Me preguntó mientras introducía la llave en la cerradura.

-Sí.-Respondí sin dar crédito a lo que veía. Novecientos setenta y siete mil quinientos cuarenta habitantes. Quinientos sesenta y cinco mil cuatrocientas ventitrés viviendas...y vivíamos en el misma calle, en el mismo portal, y en la misma planta, puerta con puerta.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Distancia.

Envidia sana, o no tan sana, quizás, de quien ocupa hace tiempo en silencio el lugar que mi subconsciente hubiera querido para mí. Y ese inevitable pensamiento de "que tendrán ellas, que no tenga yo...qué tendrá ella, que no tenga yo". Inseguridad. Desconfianza.

Sinceridad contenida, impotencia, rabia, recuerdos efímeros ahogados en noches de ruido y alcohol...recuerdos de esos que lastiman el alma.

Frío, mucho frío, que detiene los latidos, que congela las arterias, y las venas, y ya no ríes, no lloras, no consigues sentir nada.

Arrepentimiento, tal vez, momentos de débil nostalgia que tornan atrás tu mirada, y te hacen pensar en el "que hubiera pasado si"...ser uno mismo, ignorar el orgullo, de otra manera...ni mejor, ni peor, simplemente, de forma diferente.

Pero inexplicablemente, absurdo, sin sentido...se, porque lo se, que ninguno tendrá lo que tienes tú.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Mirar dentro.

Es cuestión de cerrar los ojos, y volver a abrirlos de otra manera. Que no lo entiendes, que no te enteras, que hay más detrás de una cara bonita y un buen cuerpo. Y el que no lo vea, no merece conocerlo.

Ni por fuera, ni por dentro.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Y decir que estás bien, cuando todo va mal...

...intentar pensar menos, procurar vivir más.

martes, 8 de noviembre de 2011

OchodeNoviembre.

Lo único bueno que tiene es que durante un día, de mejor o peor manera y más o menos sincero, no soy yo la que escribe para los demás, si no que son los demás los que escriben para mí.

Tengo más que decir, mucho más...pero hoy, sí que sí me lo quedo para mí :)

domingo, 30 de octubre de 2011

Autolección Número 1.

No juegues con los sentimientos de los demás solo porque tú no sepas que hacer con los tuyos.

jueves, 27 de octubre de 2011

.

No hay mucho que pensar, es algo más pragmático, como un impulso, pero de los que no te arrepientes después. Te levantas una mañana, y sabes que es el día. Vas, lo haces, y punto.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Soplar hacia dentro.

Es como cuando soplas una de esas velas de pastel de cumpleaños que tienen truco. De esas que por más que soplas y soplas, vuelven a encenderse una y otra vez, y no parecen querer apagarse nunca...pero justamente al revés. Por mucho que intentes que no se apague, la piel de cera se arruga y se amontona, se consume, dejando perderse entre los pliegues, sobre las sábanas de nata pura y blanca que forman su lecho, los restos sin llama, sin vida, sin alma. Y día tras día ves como el sol sale y se esconde para tí, pero no para ella, porque sus ojos la engañan, le muestran otro mundo diferente al tuyo. Y cuando estás ahí, cuando la observas, tus cuerdas vocales se crispan, hacen nudos de impotencia, tus lágrimas empujan con fuerza pidiendo a gritos salir fuera, y por un momento ruegas a Dios, sin importarte que no creas, que por favor te diga como ayudarla, que te enseñe, que te deje ver qué es lo que pasa por su cabeza...y que antes de que muera, puedas llegar a quererla...puedas llegar a entenderla.

lunes, 24 de octubre de 2011

Riposa In Pace, SuperSic.

Cuando me levanto por la mañana suelo tener pensado lo que voy a hacer, a dónde voy a ir o con quién voy a estar. Me gusta controlar todo, y cuando no puedo controlar algo me aparto, o simplemente no me implico demasiado antes de dar pasos en falso. Pero cualquier día algo te puede romper los esquemas. Cualquier día algo hace que no hagas lo que tenías pensado hacer, no vayas a donde tenías pensado ir, no estés con quien tenías pensado estar…o simplemente, alguien en alguna parte no se levante por la mañana, ni vaya a hacerlo más. Así, en cuestión de segundos y sin ninguna explicación, de nada te sirve molestarte en buscarla porque no la vas a encontrar, no es algo que esté en tus manos, de hecho ni si quiera se si estará en manos de alguien, o de algo. Y te toque de lejos, o de cerca, sientes esa impotencia de no poder hacer nada por cambiarlo, aunque quieras, esa rabia que te provoca el amargo sentimiento de " es injusto", unido al hecho de que ni si quiera apartarte o no implicarte va a servir de algo en ocasiones como ésta. Son momentos así, los que te hacen darte cuenta de que a todos nos viene bien relajarnos, darnos un margen de vez en cuando. Dejarnos llevar, hacer algo que nos apetezca, simplemente por eso, porque en ese momento nos apetece hacerlo, sin pensar en las consecuencias o en qué es lo que vendrá después. Mañana volveré a levantarme y tendré pensado lo que voy a hacer, a dónde voy a ir, con quién voy a estar…pero hoy, voy a darme un margen. 

Para mí, muerto.

Y no bailo sobre tu tumba, por respeto a los gusanos.

viernes, 21 de octubre de 2011

Agur, ETA.

No se les debe nada, y nada se les va a dar. Veamos lo que pasa cuando no reciban nada.

El hotel Infinito.

El hotel de Hilbert queda a cientos de kilómetros de cualquier otro lugar civilizado, en medio de un páramo, rodeado de ciénagas espantosas habitadas por caníbales. Si no fuera por el gran cartel que recoge su nombre, en letras amarillas llenas de moho, e inclinadas por el peso de los nidos de los cuervos, sería prácticamente ilocalizable. El hotel Infinito, lo llaman, porque posee infinitas habitaciones. En una de esas horribles y frías noches de tormenta, un viajero llegó hasta su puerta, y gracias a la luz de un pequeño farolillo impregnado de telas de araña, que a duras penas luchaba contra el viento por sobrevivir, distinguió un pequeño cartel que decía: "Completo". Pero una vez allí, dejándose llevar por la desesperación, el viajero empujó con fuerza la puerta, y acercándose con cautela al recepcionista, le pidió una habitación. Hilbert, un hombre de pelo gris, ojos azules, penetrantes, y aspecto cansado, no se inmutó, es mas, ni si quiera se sorprendió. Airosamente, se incorporó sobre el mostrador de madera vieja y desgatada, y levantó con su mano izquierda el auricular de un antiguo teléfono negro. Carraspeó antes de hablar, y con voz firme y segura, dio una orden general: Que el ocupante de la habitación uno se mudara a la habitación dos, el de la habitación dos a la habitación tres, el de la tres a la cuatro y así sucesivamente. Mediante esta sencilla operación, la habitación uno quedó vacía, lista para el nuevo huésped; todos los ocupantes del hotel tenían, como antes, una habitación, y el hotel seguía también, como antes, completo. Ahora supongamos que en vez de llegar un solo viajero, llegaran infinitos. El recepcionista, esta vez, indicaría al ocupante de la habitación uno, que se mudara a la dos, al de la dos, a la cuatro, al de la tres, a la seis; y otra vez lograría acomodar a la multitud recién venida en las habitaciones impares, que quedarían todas vacías. Y si por ejemplo, el dueño del hotel decidiera clausurar la mitad de las habitaciones, no por eso la cantidad de cuartos cambiaría. 
Sería la misma, tan maravillosamente infinita como antes.

jueves, 20 de octubre de 2011

VeintedeOctubre.

Hoy miro atrás. Solo hoy, no lo hice ayer, ni lo haré mañana, ni la semana que viene, ni durante el próximo mes. Pero hoy, sí. Y si pudiera retroceder, lo haría, y detendría el tiempo, justo hace trescientos sesenta y cinco días, justo ahí...y haría que este año entero, no hubiera sucedido. O al menos, no así.  ¿Qué regalo quiero para el mío? Exactamente eso, si existiera una goma que borrase solo lo que sobra, la pediría, pero se que es algo que no se puede conseguir...así que hoy estoy triste, si quiero, que aún me quedan muchos días para estar feliz.

Muchas Felicidades...en algún sitio lo tenía que escribir.

-¿Cuántos años tienes hoy?-Preguntó ella, con su sonrisa de siempre.
-Ventitrés.- Contestó él, y aquella vez, sonrió también.

lunes, 17 de octubre de 2011

Vuelve Verano, Vuelve.

"Vísteme de inspiración, que hoy, estoy desnuda."

domingo, 16 de octubre de 2011

Envidia Sana.


Hoy, siento envidia de vosotros. Y no solo hoy, hace días, semanas quizás, incluso algún que otro mes. Os envidio en mis noches frías, os envidio en mis mañanas cálidas, cada vez que me acuesto y en cada despertar. Os envidio cada vez que paso por aquella vieja cafetería de la esquina, cada vez que voy al cine, o cuando quiero ver el mar. Os envidio al tumbarme en el sofá con la manta de cuadros, el bote de helado, y la tele encendida, con esa película que ni si quiera es entretenida. Os envidio en vuestras fotos, en vuestros viajes, en vuestros abrazos, y en vuestras caricias. Os envidio en vuestras llamadas estúpidas, en vuestras discusiones absurdas, en vuestros celos ridículos, y en todas esas tonterías que uno hace para que el otro sonría. Os envidio en vuestros besos, esos que saben mejor que los de cualquier otra boca y te hacen renunciar a todas ellas, y por qué no admitirlo, en vuestra vida sexual, también, os envidio. Os envidio en mis momentos más felices, y en los más difíciles, cuando siento que algo falta, y que ese algo, ni lo tengo, ni se compra. A todos vosotros, os envidio, de forma sana, pero os envidio. Os envidio porque sois valientes, porque os atrevéis a amar, y sobre todo, porque sois correspondidos.

sábado, 15 de octubre de 2011

GRACIAS

Un corto, o dos o tres. Un mensaje, o varios. La peor película de terror del año. Un batido de vainilla o chocolate, al que le falta el batido pero rebosa intención. Comida china, de la que pica, y de la que no. Un partido de baloncesto, pipas peladas, y donuts de chocolate. Una caña y una cena, un paso a buscarte y te llevo en brazos a donde quieras. Un privado de alguien que no esperas. Una llamada de 3 minutos desde 1778 km de distancia y una voz distorsionada, pero que no deja de ser eso, una voz, su voz. Un tick en "me gusta", un "¿qué tal vas?", un "entreno yo a tus niñas", un "ánimo", "te acompaño", "para lo que haga falta", "lo que prefieras". Un "aprieta si te duele", "te soplo si te escuece", "no hables tanto", "ya voy yo, ni te muevas", "que no te de el sol, que te quemas". Con letras grandes, y en mayúsculas. Hay ocasiones en las que no se pueden dar de otra manera.

viernes, 14 de octubre de 2011

Cambio de zapatos.

Que sí, que bien, que vale. Que me se la teoría, pero ven aquí, póntelos tú, y me cuentas.

jueves, 13 de octubre de 2011

Infinito.

No creo que cada persona tenga de antemano marcado su destino, pero me resulta curioso cómo los sucesos, las casualidades, encuentran su lugar para desarrollarse en nuestra vida. No ha pasado ni una semana desde que tuve una conversación bastante interesante a cerca de lo importante que es decir claramente lo que sientes y piensas, y hacer en cada momento lo que quieres hacer, siempre y cuando con ello no hagas daño a nadie, y decirlo y hacerlo exactamente en ese momento, sin que el miedo te pueda e invite a las dudas a sentarse a tu mesa. Ese día ni si quiera me imaginé, aunque sugiriera como ejemplo una hipótesis muy similar, que hoy iba a estar sentada aquí(si es que mi postura puede denominarse así), con el brazo bueno totalmente inmovilizado(y con bueno me refiero al izquierdo, las cosas siempre se ven mejor desde el lado izquierdo), la mano derecha con solo tres dedos plenamente utilizables, y la necesidad de cagarme en eso que algunos llaman dios(lo escribo en minúsculas porque no creo en su existencia y me es más cómodo, espero no ofender a nadie), en la virgen, y en toda la corte celestial cada vez que muevo demasiado alguna parte del cuerpo en la que tenga quemaduras(esta mañana he descubierto una con tres colores diferentes, realmente preciosa), o que abro demasiado la boca y la mandíbula no encaja bien. No puedo entrenar, no puedo nadar, no puedo salir, no puedo trabajar, no puedo conducir mi estupendo coche nuevo, y supongo que debería de estudiar, pero qué queréis que os diga, no me da la gana. El caso es que no dije ni hice en su momento lo que llevaba días, incluso semanas, queriendo decir y hacer, y ahora aunque quiera, no puedo, toca esperar. Es cierto que el vaso no puede estar siempre lleno entero o vacío por completo, pero que esté medio lleno o medio vacío sí que depende de nosotros. Es elección nuestra, y yo elijo que lo quiero medio lleno, y elijo escribir esto, porque me apetece, aunque me lleve una hora mas de lo que me hubiera llevado ayer a estas horas, me apetece escribirlo y me apetece escribirlo ahora. Dicen que mal de muchos es consuelo de tontos, pero siempre aparece alguien que está peor que tú, antes o después para todo se puede encontrar solución menos para la muerte, y yo de esto no tengo intención de morirme, y aunque la tuviera, no creo que sea posible. Por eso a partir de ahora intentaré aprovechar cada momento, decir y hacer, que no solo escribir, lo que quiero cuando tenga la oportunidad para ello, y por eso lo escribo aquí. Porque con una sola persona que lo lea, lo entienda, y lo ponga en práctica, ya me doy por satisfecha.

martes, 11 de octubre de 2011

sábado, 8 de octubre de 2011

No me hables.

"Todas las guerras comienzan antes de que se dispare la primera bala, y continúan mucho después de que la última haya cumplido su cometido."

Luego sigo, ahora no me apetece.

viernes, 7 de octubre de 2011

Se acabó el verano.


Me sugiere algo así como un amor inmaduro, desconocido, pero no en el sentido de prohibido o secreto, si no en el sentido que le da alguien que no sabe lo que es el amor, pero siente algo muy fuerte dentro, tanto que se desgarraría la camisa haciendo saltar todos los botones a la vez por la persona por la que siente eso tan profundo que no sabe que ahí fuera, en el mundo que no conoce, lo llaman amor. Me sugiere una voz no tratada, una voz en crudo, de esas que puedes sentir cómo se están dañando las cuerdas vocales de quien las usa hasta romperse, como si se dejara arrancar la piel a tiras por las uñas de un médico nazi sin anestesia, y aún sintiendo ese dolor prefiere que no pare, elige ese dolor porque parar sería más doloroso todavía, mas de lo que cree que su alma podría llegar a soportar. Me sugiere a cuando las cosas son auténticas, a cuando no importan las formas, la educación, la clase ni el quedar bien, sino lo de verdad. Me sugiere incluso la imagen de un gitano con mas oro que cultura, con su pecho moreno al descubierto y la seguridad que le da su analfabetismo, que defiende a su Juani a muerte literalmente, aunque sea una mujer con más patillas que Elvis Presley y con el bigote más gordo del mundo. Me sugiere la palabra entrañable, ese calor del sur, esa brisa almeriense, esas tardes que nunca acaban, seguidas de noches eternas de amores de verano, tan dolorosos como los despertares en los que al abrir los ojos descubres que todo lo que acabas de vivir entre tus sábanas ha sido solo un sueño...Hoy ha vuelto a ser una de esas noches.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Por Amor al Arte.

Por amor al arte crecen rosas en invierno. Por amor al arte salta el toro en los encierros, pinta el artista su lienzo o canta el poeta en un concierto. Por amor al arte toca la orquesta en Enero, y mueren los caballeros en los cuentos. Por amor al arte se dejan ver las sirenas, abandonando el mar a duras penas cuando el cielo viste oscuro y corre sangre por sus venas. Por amor al arte sonrío cuando te veo, y te echo en falta, si no te tengo. Por amor al arte es que ahora pienso, y de vez en cuando, siento. Por amor al arte escribo esto, y dudo que vaya a hacerlo, pero se que en este momento, por amor al arte, podría escribir sobre tí...aunque no sea cierto.

martes, 4 de octubre de 2011

Hoy, llueve, otra vez.

 Explícale tú que no la operaron ayer. Explícale tú que hace un año que se jubiló su peluquera de toda la vida, que hoy es Domingo, y no Lunes, o que una receta médica no es un simple trozo de papel. Explicale tu que ya no existe la tienda de comestibles de la esquina, que su amiga Jimena murió hace tiempo, que los vecinos del quinto piso de la calle mayor se mudaron, al igual que ella, o que ya no puede pagar la revista con pesetas. Explícale tú que las plantas mueren, que las 3 no son las 6 y diez, o que a los osos de peluche no se les da de comer. Que la leche desnatada, no tiene mas calcio, que no se ventila el salón por abrir el armario, ni el baño huele mejor por tirar de la cadena o colgar un calendario. Explícale tú que no la operaron ayer. Explícale tu que no hace tres años que ha dejado de llover.

lunes, 3 de octubre de 2011

Fuerza.

Unas más, otras menos, las personas somos orgullosas por naturaleza. A nadie le agrada mostrar sus debilidades ante los demás, es absurdo no reconocerlo. A todo el mundo le gusta pensar que es fuerte, que puede con todo, que le digan lo que le digan y le hagan lo que le hagan puede mirar a quien quiera que se cruce por su camino y actuar con esa jodida indiferencia de "me basto solo, nada me afecta". Pero ser fuerte no es cuestión de mantener la fachada. Se trata de asimilarlo, de aceptar que hay personas, momentos y situaciones en las que resulta imposible quedarse clavado ahí, impasible, como si todo cuanto te rodea no significara para tí absolutamente nada. Porque en el fondo, te afecta, aunque trates de engañarte o no quieras darte cuenta. A veces uno necesita darse permiso a sí mismo para bajar la guardia un rato. No negar lo evidente, relajarse un poco, limitarse a sentir, y sonreír. Lo complicado es saber distinguir en qué momento hacerlo, establecer ese equilibrio entre la mente y el alma que te permite elegir bien todos y cada uno de esos momentos. Equivocándote a veces, y hasta sorprendiéndote de tus propios sentimientos, pero siempre manteniendo la cabeza alta y sin arrepentimiento, teniendo claro que, hicieras lo que hicieras, lo hiciste porque era lo que tú querías hacer. Y justamente  ese punto de equilibrio, es lo que nos ayuda a conocernos a nosotros mismos.

domingo, 2 de octubre de 2011

El que quiera ser amado, que ame.


  • En cierta ocasión, le preguntaron a Mahatma Gandhi cuáles consideraba que eran los factores que destruyen al ser humano. El respondió así:

La Política sin principios, el Placer sin compromiso, la Riqueza sin trabajo, la Sabiduría sin carácter, los Negocios sin moral, la Ciencia sin humanidad y la Oración sin caridad. La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy amable; que las personas están tristes, si estoy triste; que todos me quieren, si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrientes, si les sonrío; que hay caras amargas, si estoy amargado; que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente es enojona, si yo soy enojón; que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido. La vida es como un espejo: Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí.
"El que quiera ser amado, que ame".

sábado, 1 de octubre de 2011

Prepotencia.

¿Todavía no lo entiendes? Es muy simple: Tengo un Don, que tú, no tienes.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Siete letras.


¿Y si te digo que eres el único? Probablemente mentiría. Pero lo que sí te prometo es que mis próximos besos serán para tí, hasta que el tiempo diga de nuevo "basta", hasta que nos hartemos, hasta que no podamos más, si es que eso pasa. Habrá días en los que no sabré quererte, y días en los que simplemente no me apetezca hacerlo. Habrá días en los que piense que estás completamente loco, que todo esto siempre ha sido una locura, días en los que pierda los ánimos, en los que me falten las ganas, y en los que el pasado me pueda, me pesen los restos, y lo mande todo a la mierda. Pero también te digo que habrá días en los que te eche de menos. Días en los que te quiera de más, días en los que no quiera soltarte, y en los que no quiera que me sueltes. Vuelve a pedirme que no me vaya, estoy dispuesta a quedarme contigo. 

No por tí. Contigo.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Falta de aire.


Se levanta por las noches empapada en sudor. Tarda segundos en ser consciente de que lo que le ha despertado ha sido el sonido de su propia tos. Camina a tientas hasta el baño, sin poder tragar ni el aire que da permiso a sus pulmones para funcionar. Se abalanza contra el lavabo, y como si del elixir de la vida se tratase permite al agua que cae de la canilla atravesar su boca sin tocar sus labios, rozando directamente las paredes internas de su cuello. Siente alivio, y aunque se atraganta, ni lo nota. Y se queda parada ahí, hasta que por fin cesa, se detiene, y tras escupir los últimos restos de tos manchada, ocre, se deja caer lentamente, haciendo resbalar su cuerpo contra la pared como si fuese una triste e insignificante gota que se aferra a sus últimos instantes de vida, y acurrucándose en el rincón de la puerta sin despegar sus frías manos de la barra que sujeta las toallas, la cual nunca ha sabido si tiene otro nombre más corto y preciso. Cierra los ojos sin fuerzas, y aunque le cuesta mantener la calma, se encuentra tan agotada que consigue permanecer ahí, dormida, dando descanso a su mente para que tenga paciencia, deje pasar los días, y no se haga ideas precipitadas.

martes, 27 de septiembre de 2011

Pero en el fondo, nada que importe.

Tan simples y anodinos como manejar una bici con ruedines. Envuélvanlo como quieran, que con la mayoría, todo se reduce a dormir, comer, y...digamos hacer el amor, que decir follar, no suena bien.

Eh! Que quede claro...Con la mayoría.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Setenta y Siete.

Dicen que cuando miras a una persona, cuando la miras de verdad, más allá de la forma de sus pestañas o de la barba de varios días, y sin quedarte embelesada entre los rasgos de su cara ni dejarte atrapar por los destellos de su sonrisa, puedes descubrir el cincuenta por ciento de lo que es. Querer descubrir el resto, es lo que a veces, estropea las cosas. Pero llega un momento en el que mas que pensar, sientes, te dejas llevar, y te arriesgas, porque aún pudiendo una vez más volver a perder todo, en realidad no hay nada que puedas perder cuando de nadie esperas nada, y con el primer cincuenta, no te basta.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Grises.

Ya no soy sino los restos de lo que un día fui.
Solo quedan las migajas, las miserias de un mero nombre que hoy se cae a pedazos, 
y no se escucha, salvo en el leve sonido del eco que retumba en las paredes de una vieja habitación, 
con aroma cargado de humedad y de incienso mal quemado. 
Que lejos de mantener mi fama, 
mi aspecto vivo, reluciente, carismático, 
lo dejé caer en el olvido, 
consumiéndose poco a poco, 
como la cera de una vela encendida en la penumbra a altas horas de la noche, 
o las gotas que mueren en la canilla de un grifo mal cerrado. 
Me condené al olvido, al aparente fracaso, 
desgasté la gloria y me busqué un destierro abandonado...
Pero por fin, respiro aire que no está contaminado.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Le duele la cara de ser tan guapo.


No me preguntéis por qué, ni os molestéis en buscar explicaciones racionales. No existen, él es así. Coherente dentro de su propia incoherencia, elocuente dentro del más absurdo desequilibrio, es capaz de sacar de quicio a cualquiera con sus rarezas...con esa sonrisa, y esas maneras, y todo ese remolino que forma cuando se te acerca. Le he visto mil veces, en mil sitios, de mil formas. Su primera cara de la mañana, recién afeitado y con gafas cubriendo la miel de sus ojos, y su última cara de la noche, de mirada enrojecida y labios con sabor a chicle de menta. Con mucha ropa, grande, fria, y con poca, muy poca, incluso nada. Prácticamente rapado, y con el pelo desgreñado, y por supuesto, casi siempre bien peinado. Le he visto feo, muy feo, aunque siempre esté guapo, el más guapo. Prepotente, insoportable, e increíblemente agradable. Sonreír por tonterías y reír a carcajadas, gritar de rabia y hasta humedecer a sus ojos con tímidas lágrimas, si hago memoria. Le he visto queriendo verle, y le he visto casi sin ganas. Y ahora, definitivamente, las tengo. Porque él ha sido capaz de llegar a ser ese puto único motivo del día que en determinados momentos te hace sonreír y a la mierda con la autodestrucción...por eso que dice Escandar Algeet en uno de sus poemas, de que "los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me se desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre". Que de él no me atrevo a esperar nada, simplemente me adapto a lo que me da, me adapto a ello continuamente, porque me compensa, me interesa.Y es que no sabes lo que es encontrarte en lo más alto, que te empujen al vacío, y qué el aparezca de golpe para decirte, "venga, hazme un hueco, y me lo cuentas". No sabes lo que es que él se retuerza y bostece, te abrace hasta hacerte temblar, y como si de un truco de magia se tratase haga desaparecer a todo el mundo. Que yo soy la primera que entiende, a quien pierda la cabeza por su complicada mente y el sentido por sus enrebesadas palabras...pero también las bragas por un roce de mejilla. Que las suspicacias, los disimulos cuando su culo pasa, las incomodidades de orgullo que pueda provocarme, son algo con lo que ya cuento. Con esto quiero decir que a mí de versos no me tenéis que decir nada, que hace tiempo que escribo los míos. Que se cómo agacha la cabeza, levanta la mirada y ladea la lengua, o se muerde el labio superior. Que conozco su voz en formato susurro, en formato chillo, en formato gemido y en formato secreto, ese que no hay quien lo entienda cuando no se molesta en vocalizar. Que me se sus cicatrices, sus tatuajes, y el sitio que tienes que tocarle para conseguir que se ría, y me se lo de su rodilla, y la forma en la que se mueve cuando camina. Que no sólo conoce mi última pesadilla, también otras anteriores, y yo sí que no tengo cojones de decirle que no a nada, porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con La Luna. Que se la cara que tiene cuando se deja ser completamente él, y la que pone cuando se coloca esa absurda careta narcisista. Que le he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino, y le he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana. Que no me hablen de paisajes, si no han visto su cara y no han tocado su cuerpo. Que mira, si, un polvo es un polvo, al margen del anillo manchado entre sus manos y que sólo los sueños puedan posarse sobre las siete letras de su nombre. Que lo entiendo. Que hoy vuelvo a escribir sobre lo mismo. Sobre el mismo. Que razones, podéis tener todos.

Pero yo, muchas más que vosotros.

jueves, 15 de septiembre de 2011

La misma mierda de siempre.

No es nada nuevo, siempre es así. Vive entre gritos, y se acostumbra, aunque de vez en cuanto se engaña, y piensa que las cosas van a cambiar. Pero no cambian, nunca lo hacen. Tiende a ignorarles, a tratar la situación como algo normal, y cada vez que le surge la mínima duda de sí lo es o no, de quién es realmente el malo y el bueno en toda la historia, intenta por todos los medios engañar a su mente para que deje de planteárselo. Lleva haciéndolo durante años, desde que tiene uso de razón, al fin y al cabo basta con permanecer encerrada en su habitación, subir el volumen de la música, y desconectar. Evadirse del mundo, y esperar a que termine. Y en las ocasiones en las que la situación acaba por hacerse insoportable, salir de casa, a pasear al perro que siempre quiso y nunca tuvo, regresar tras un largo rato, y actuar como si nada hubiese sucedido. Así es como ha funcionado siempre, así es como funciona, y así es como funcionará. Le guste o no, es más de lo mismo. Puede adaptarse, o marcharse, pero de nada le servirá revelarse. Más de lo mismo...la misma mierda de siempre.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Fotografía.

Una y cuarto de la madrugada, es tarde. Para los demás, para tí no, nunca lo es, sueles estar despierta, en general más despierta que nunca. No te apetece leer más, la película terminó hace rato, y no sabes bien qué hacer, pero estás convencida de que cualquier cosa será mejor que meterte a la cama, a pelearte con las sábanas sin poder conciliar el sueño. Permaneces ahí, impasible, frente a la pantalla del ordenador, observando fotos, o mas bien fijando tus retinas en ellas sin prestar demasiado interés, dejando que el dedo corazón de tu mano izquierda pulse de forma mecánica la tecla que conduce a la siguiente, y sin centrarte en nada en concreto que requiera tanta atención como para interrumpir tus pensamientos...hasta que llegas a una de fondo oscuro, con su cara en primer plano, sonriente, natural, sin mirar a cámara. Y de pronto te das cuenta de que el fondo no es tan oscuro, porque tus labios se reflejan sobre él. Y ni eras consciente de ello, ni sabes cuánto tiempo lleva ahí dibujada...la jodida sonrisa de idiota que en ese instante tiene tu cara.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Hugo.


A mí me recuerda a la última vez que ella se fue. Otras personas llegaron a su vida y, aún así, por mucho que pase el tiempo él sigue sintiendo que en realidad no saben nada de ella. Que por mucho que hagan no van a saber cómo tratarla. Sólo él. Porque él es a quien sigue buscando, a quien sigue encontrando, y a quien nunca entierra en el pasado. Y le jode, le revienta que otras personas hablen de ella como si la conocieran. No tienen ni idea. No saben nada. Porque él la conoció antes que todos ellos, y descubrió a base de tiempo,de ganarse su confianza, secretos que en su jodida vida podrán conocer. Así que qué mierda van a venir a contarle si ya lo sabe, si sabe todo lo que tiene que saber, y sabe que si no hace nada otros se la arrebatarán, pero, ¿qué puede ofrecerle que sea mejor que nada?

sábado, 10 de septiembre de 2011

No se cómo titularlo, ni cómo empezarlo.

Lo que está claro es que hay preguntas que no tienen respuesta, ni la requieren, realmente. Como por qué las cajas de leche desnatada son siempre de color rosa, por qué David consiguió derrotar a Goliat, por qué Seth traicionó a Osiris siendo su hermano, o por qué pintamos el agua de color azul. No hay una explicación lógica, o más que lógica, racional, simplemente es así, lo aceptamos, y no darle vueltas ni buscar un "por qué" que lo justifique hace que la vida resulte un poco más sencilla. Lo mismo sucede con algunas de las personas que se cruzan en nuestro camino. Van y vuelven, y se vuelven a marchar, y cuando parece que no van a regresar nunca te las encuentras ahí de nuevo, paradas frente a ti con esa mirada y esa sonrisa a la que no le puedes negar nada. Así que creo que he llegado a la conclusión de que al igual que el color de las cajas de leche desnatada, el del agua cuando la pintas, la derrota de Goliat o la traición de Seth, lo mejor que se puede hacer en estos casos es mantener la mirada, devolver la sonrisa, aceptar que están ahí, y sin plantearse durante cuánto tiempo caminarán contigo, disfrutar del momento.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Años con la pieza fuera del puzle.

Dicen que cuando estamos a punto de morir, toda nuestra vida pasa por nuestro cerebro en imágenes. Por suerte todavía no he podido comprobarlo, pero lo que si que es cierto es que los recuerdos, sean malos, o buenos, quedan grabados en nuestra memoria de manera similar. En realidad nuestra vida se compone de imágenes, imágenes que forman un gran puzle cuyas piezas resulta complicado encajar, a veces. La mayor parte de ellas son colocadas una tras otra, de manera secuencial y sin despertar demasiado nuestra atención...hasta que, de vez en cuando, llega una de esas que te hace frenar en seco, contener la respiración, como si pulsaras el botón de pausa en la grabación de una película de acción. Todo el mundo tiene o ha tenido alguna de esas piezas. De esas que hacen que en algún momento el tiempo se detenga, te descoloque por completo, y tu puzle cobre sentido. Y aunque un instante después la grabación siga su curso, y aunque aparezcan nuevas piezas que colocar en el puzle, siempre guardarás esa ahí, sin saber bien qué hacer con ella, ni dónde colocarla, si algún día dejarán de faltarte las piezas suficientes como para encontrar su sitio dentro de tu puzle, si es que lo tiene...y su imagen queda guardada en tu memoria de una forma diferente, especial, aunque te joda reconocerlo sabes que esa pieza te marcó más que las demás....esa imagen, esa pieza, eres tú.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Septiembre entre líneas.

Lo que esperan de ti, y lo que realmente eres.
Lo que consecuentemente debería de "ser lo tuyo", y lo que "es lo tuyo",
nunca es tarde, o sí lo es.
Tomar decisiones, y perderte en ellas, no saber qué hacer.
1200 km por voluntad propia, o porque intentas huir.
Ser valiente y marcharte, o ser cobarde y quedarte,
ser valiente y quedarte o ser cobarde, y marcharte.
Luchar por lo que quieres, saber antes qué es lo que quieres,
y si puedes, o más bien si te lo crees, que sí, que puedes.
Y tantas dudas, tantas vueltas, tantos "depende" rondando por tu cabeza,
que ni tu propio juicio sabe cuál es para él la opción correcta.
Y ves cómo los días transcurren, y caminas sobre ellos como puedes, como te dejan,
pero el tiempo corre más que tú, te saca ventaja en la carrera, se te apaga la voz a momentos...
y en esta ocasión, no consigues ver la meta.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Chapas, Copas y Botellas.


Me aburren. Soberanamente, de manera desmesurada, les miro a la vez que intento hacer un tremendo esfuerzo por prestar atención a la cantidad de banalidades absurdas que pueden llegar a salir de sus bocas. No consiguen convencerme ni lo más mínimo, y no se cómo pueden llegar a ser tan estúpidamente egocéntricos como para no ser conscientes de que quienes tienen a su alrededor no están interesados en lo que con falso entusiasmo intentan transmitir. Tiendo a desconectar, delante suyo, con descaro y sin ningún tipo de disimulo, incluso en ocasiones ni me molesto en mirarles mientras hablan. Y ni por esas, se percatan, ni por esas, se cansan, ni por esas, se callan. Y siempre se quejan de todo, a la vez que fingen no darle importancia a nada. Viven de esperanzas, pero en realidad, no saben ni qué es lo que esperan...y justamente por eso, aparentemente, no esperan absolutamente nada.

martes, 6 de septiembre de 2011

Digamos hacer el amor...que decir follar, suena mal.

Hay ciertas palabras que por su tono soez y su consideración vulgar en general nuestra sociedad se escandaliza al escuchar, e intenta evitar usar. Así que yo tengo que reconocer, que gran parte de las veces que te veo siento unas ganas de hacerte el amor que no te las puedes ni imaginar. Que te haría el amor muchos días, aquí mismo, en mitad de la calle, bajo una escalera o en un portal, y no una, si no varias veces, cientos de ellas. Y utilizo esta expresión, porque cualquier otra que defina tal acto centrándose en su contenido sexual poéticamente sonaría mal, pero es lo que de nuevo me haces sentir, como hace tiempo, cada vez más. Y podemos seguir conversando durante horas, ebrios, sobrios, sobre cualquier tema interesante o sobre cualquier banalidad, y puedo seguir abrazándote y besándote de esa forma inocente que hasta me hace temblar, pero en el fondo pienso en algo más violento, más divertido, más pasional. Porque lo que realmente quiero es hacerte el amor, y hacerlo bien, mas de una vez, sin prestar interés al reloj ni a nada que nos pueda molestar...pero por culpa de la desconfianza que me conseguiste generar, no te lo puedo contar.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Sobre eso que llaman Musas.

La inspiración no se puede manejar. No es algo que se pueda elegir, viene cuando quiere y punto, no hay que darle vueltas. Puede que estés metido en la cama, a punto de quedarte dormido tras varias vueltas de colchón y almohada, puede que estés a punto de salir de casa camino de una reunión, que te pille tomando un café (y con tomar un café no me refiero a su significado literal, es la tendencia a utilizar esa expresión cada vez que se sale a tomar algo, porque a mí el café no me gusta), o dándote una ducha después de volver de correr, como ha sucedido ahora. El caso es que llega, y si quieres aprovecharla en su estado máximo lo mejor que puedes hacer es dejar lo que sea que estés haciendo, y sacar papel y boli o encender el ordenador. Y durante los siguientes minutos, incluso si tienes suerte, horas, serás capaz de escribir los versos o párrafos que en otro momento ni se te hubieran pasado por la cabeza, y que de no hacerlo entonces probablemente no vean la luz jamás...en tus manos está decidir si compensa o no el cambio, si merece la pena. También es cierto que con el tiempo y la experiencia aprendes a buscarla, pero sin agobios, sin forzarla, y sobre todo asumiendo el posible fracaso, sin la certeza de que la vayas a encontrar. Dejar que fluya a partir de esa canción, con ese olor, en aquel lugar, en esos recuerdos...y sobretodo a través de esas personas. Musas, las llaman, aunque a mí no me gusta demasiado la palabra, recuerdo que cuando era pequeña la escuché en una película y nadie supo explicarme bien lo que significaba. Hoy mismo no soy capaz de dar una definición exacta del término, pero podría nombrar al menos 4 personas que para mí, lo son. Son personas que tienen algo, no sabes bien el qué, pero te atraen, te interesan, porque son interesantes de por sí, elocuentes, íntegras. Y ese algo te incita a escribir, no necesariamente sobre ellas, simplemente te inspira, te motiva. Puede que al resto no, cada uno tiene las suyas y no es uno mismo quien las elige, pero el caso es que generan en tí esa sensación de "necesito escribir ésto, y necesito escribirlo ya". Hay veces que por circunstancias de la vida puedes llegar a perderlas, y no hay nada más triste para un escritor(que no es lo mismo que una persona que escribe, las cuales generalmente carecen de musas) que perder a una de sus musas. También es cierto que nunca puedes saber con certeza si la perdiste para siempre o no, y a veces, cuando menos te lo esperas, regresan. Y sea cual sea la razón que te hizo pensar en el pasado que era mejor no mantenerlas a tu lado, cuando vuelven, no te queda otro remedio que perdonarlas, o mas que perdonarlas, aceptarlas de nuevo en tu vida, adaptarte a lo que te den sin pedir explicaciones, aunque tal vez quieran dártelas, porque sabes que te compensan, que de una manera o de otra, las necesitas...y que merecen la pena.

lunes, 29 de agosto de 2011

Nunca, siempre, jamás, prometo.

Como dijo René Descartes, daría todo lo que se por la mitad de lo que desconozco. La vida está llena de cambios, muchos de ellos inesperados, que en determinadas ocasiones te llevan a descubrir que la realidad es subjetiva, y te hacen replantearte la escala de valores que con tanta firmeza y seguridad creías haber construido. A los 6 años crees que los mejores amigos serán mejores amigos siempre. A los 7 años piensas que siempre tendrás fe en Dios. A los 12 dices que nunca jugarás en otro club de Baloncesto que no sea el de tu colegio, a los 14 tus principios te impiden usar la inteligencia para aprovecharte de las debilidades de otros, y a los 15 estás convencida de que jamás beberás alcohol para disfrutar más cuando sales de fiesta. A los 16 prometes no descuidar nunca tus estudios, con 17 afirmas que no engañarás nunca a tu pareja, con 18 no concibes el sexo sin amor, y con 19 niegas ser capaz de estar con dos personas a la vez, o de hacer algo por mero despecho. A los 20 estás plenamente convencida de que no probarás nunca las drogas, y con 21 crees que jamás trabajarás con gente sucia por dinero. Ahora miro atrás, me doy la vuelta de nuevo, observo lo que me devuelve el espejo...y aunque en determinados aspectos no me convence lo que veo, procuro usar con más cuidado eso de "nunca", "siempre", "jamás", "prometo".

domingo, 28 de agosto de 2011

Desde todo este puñado de kilómetros de distancia.

Es curioso como un mero edificio, un simple espacio grande lleno de gradas y ventanales, puede traer a tu memoria recuerdos que transforman la ausencia de alguien en su más cercana presencia. Una presencia que no es físicamente real, pero lo fue, escaso tiempo atrás, en un momento pasado pero en ese mismo lugar. Y lo que creías que sería un aspecto más de la aburrida vuelta a la rutina, se convierte en algo más complejo de lo que podías esperar, y te hace recordar...Adelgazó mucho, la última vez demasiado, quizás, aunque siempre me dio igual. Tenía las orejas bastante separadas de la cabeza, de soplillo, que se suele decir. No eran grandes, pero si que estaban más separadas de lo normal, y cuando se cortaba el pelo, ese pelo desgreñado, que crecía raro y sin un color demasiado definido, se le notaban aún más. Casi nunca se afeitaba, y parecía más mayor de lo que era, y además era alto, no demasiado, lo suficiente como para que resultase necesario acercar el asiento de un coche si antes lo había utilizado él, o como para tener que inclinar ligeramente mi cuello hacia arriba cuando le miraba a los ojos, o cuando le...no eran bonitos, tampoco feos, marrones, rasgados, y casi siempre estaban apagados, como tristes, igual que la expresión de su rostro en las fotos. Escasas veces sonreía, aunque tenía una sonrisa bonita, con un diente montado y los labios algo secos, pero bonita, al fin y al cabo. Tenía, estaban, crecía, parecía, era...tiene, está, crece, parece, y es.

sábado, 27 de agosto de 2011

Blog temporalmente privado.

Seguramente todos los que soléis leer el blog ya lo sepáis, al igual que el motivo, y los que no ni si quiera vais a leer ésto, pero por si a caso, como escribir sigue siendo gratis y no tengo entrada para hoy...he tenido que hacer privado el blog, he enviado invitaciones a mi libreta de contactos del correo para que podáis seguir leyéndolo en todos esos ratos de aburrimiento, en los que me sigue sorprendiendo que no tengáis nada mejor que hacer que leer mis divagaciones mentales, pero si alguien tiene problemas de acceso estos días, o sabe de alguien que quiera acceder y no pueda, que me lo comente y lo arreglamos!

viernes, 26 de agosto de 2011

Falta de empatía.

Seguramente la culpa sea mía, o tal vez con la edad aumente el grado de exigencia en este sentido, pero cada vez me cuesta más encontrar gente que me aporte algo, y cada vez me encuentro envuelta más a menudo en la asquerosa sensación de estar soportando a personas que no me resultan para nada interesantes, y no sólo eso, si no que además su falta de empatía les impide ser conscientes de la realidad. Y si no fuera porque hay que tener tacto y educación, y porque probablemente después me sentiría asquerosamente pedante, me plantaría frente a ellas y les diría algo así como...Me aburres. Soberanamente, de manera desmesurada, te miro a la vez que intento hacer un tremendo esfuerzo por prestar atención a la cantidad de banalidades absurdas que pueden llegar a salir de tu boca. No consigues entretenerme ni lo más mínimo, y no se cómo puedes llegar a ser tan estúpidamente egocéntrico como para no ser consciente de que quienes tienes a tu alrededor no están interesados en lo que con tanto entusiasmo intentas transmitir. Tiendo a desconectar, delante tuyo, con descaro y sin ningún tipo de disimulo, incluso en ocasiones ni me molesto en mirarte mientras hablas. Y ni por esas, te percatas, ni por esas, te cansas, ni por esas, te callas.

jueves, 25 de agosto de 2011

Los mismos restos, la misma mierda.

Y mírales qué sonrientes, cómo pasean por las aceras, altos, guapos, elegantes, él contento, ella risueña, aparentando ser la pareja perfecta. Lo que no sabéis es la cantidad de cocaína que corre por las venas de él, ni los resultados que daría ella en una prueba de alcoholemia. Y que el camino que hacen tan alegres, desemboca en la puerta de un psiquiatra, que no ayuda, solo empeora, les enfrenta. Y día tras día se maltratan, se insultan, se golpean, montan su propio espectáculo, entre cimientos de un hogar que se cae a pedazos y utilizan de teatro. Se abre el telón, ambiente cargado, nada de luces, humo grisáceo, olor a María y otras hierbas, y dos espectadores en butaca, que con la música del llanto aportan su granito de arena en cada escena. Dos niños que no entienden por qué sus padres se pelean.

sábado, 20 de agosto de 2011

!!

Las personas complicamos demasiado las cosas. ¿Echas de menos? Llama...¿Quieres quedar con alguien? Invita...¿Quieres que te comprendan? Explícate...¿Tienes dudas? Pregunta...¿No te gusta? Habla...¿Te gusta? Habla más...¿Tienes ganas? Hazlo...¿Quieres algo? Pedirlo es la mejor manera de empezar a merecerlo...si el "no" ya lo tienes, solo corres el riesgo del "si"...¡La vida es una sola! Me gustó, lo copié, y lo cuelgo...tan sencillo y complicado como eso.

miércoles, 17 de agosto de 2011

17

Te veo cada mañana y pienso en cómo podría encontrar la forma de que mis retinas conservaran tu imagen sin tener que abrir los ojos y despertar sin ti a mi lado. O mejor aún, cómo podría encontrar la maldita forma de no volver a verte nunca más, ni dentro de mi cabeza ni en lo más profundo de mi alma, que desaparecieras para siempre, y con ello la condena de acostarme cada noche sabiendo que ahí estás, en alguna parte de esa fría ciudad, haciendo quién sabe qué, ni con quién, ni por qué, a todo ese puñado de kilómetros de distancia. Y los días transcurren como si no existieras, rápidos, lentos, impasibles, hasta que llega algo que los trastoca, una de esas ráfagas de recuerdos generada por algo que le da un vuelco a lo poco que queda ya dentro...y que durante un mísero instante de nostalgia y debilidad, me inspira para escribir todas estas tonterías, y me hace pensar en ti.

martes, 16 de agosto de 2011

Tinta de alma prestada.

La Real Academia define la palabra imposible como algo que no tiene facultad ni medios para llegar a ser o suceder, y define improbable como algo inverosímil, que no se funda en una razón prudente. Puestos a escoger, a mí me gusta más la improbabilidad que la imposibilidad, como a todo el mundo, supongo. La improbabilidad duele menos, y deja un resquicio a la esperanza, a la épica. Que David ganara a Goliat era improbable, pero sucedió. Un afroamericano habitando la Casa Blanca era improbable, pero sucedió. Que los Barón Rojo volvieran a tocar juntos era improbable, pero sucedió. Nadal desbancando del número uno a Federer, una periodista convertida en princesa, el 12-1 contra Malta, el amor, las relaciones, los sentimientos, no se fundan en una razón prudente. Por eso no me gusta hablar de amores imposibles, si no de amores improbables. Por que lo improbable es por definición probable, lo que es casi seguro que no pase, es que puede pasar. Y mientas haya una posibilidad, media posibilidad entre mil millones de que pase, vale la pena intentarlo."

martes, 9 de agosto de 2011

Muerto.

Es un secreto, no se lo digas a nadie...pero hoy, he matado a alguien.

sábado, 6 de agosto de 2011

Me alegra la idea de que existas.

Dicen que quien juega con fuego, al final, se acaba quemando. Yo prefiero asumir la derrota desde el principio, porque dejarme ganar compensa, y aunque pierda, salgo ganando. Lo que quiero decir es que aunque pueda resultar un poco contradictorio, es coherente dentro de su propia incoherencia, y elocuente dentro de ese absurdo desequilibrio que tiene montado en la cabeza. Y si pudiera elegir que formara parte de mi vida de manera más constante y habitual, seguramente lo haría, porque me interesa, me suma, me llena, pero no es lo que me da, y me adapto a lo que me da, me adapto a ello continuamente. Y no duele, no es fuego del que abrasa y deja cicatrices, simplemente da calor, provoca llamas, que al final se apagan, y parece que no quede nada que salvar entre las cenizas. Sin embargo antes o después las llamas resurgen de ellas, y con el tiempo he aprendido que mientras duren, se aprovechan, porque te acostumbras a su ausencia, pero su presencia, de una manera o de otra, siempre merece la pena.

Lo he intentado varias veces...pero no puedo dejarla, me inspira, y al final, de vez en cuando, siempre vuelvo a escribir sobre ella...es inútil, por absurda que parezca, no puedo escribir tan bien sobre otra historia que no sea esta.

viernes, 5 de agosto de 2011

Soñar despierta.

Esta tarde me he parado frente al escaparate de una librería. Es algo bastante habitual, pero hoy ha sido diferente a otros días. Utilizo el término tarde porque todavía se dejaba ver el sol, pero la tienda ya estaba cerrada, con su verja bien bajada y sus luces apagadas. Lo cierto es que me he entretenido varios minutos, y he visto la portada de todos y cada uno de los libros que el vidrio separaba de mí, impidiéndome tocarlos, ni tan si quiera abrirlos, o al menos acercarme a ellos más de la distancia establecida. Y después de observarlos detenidamente, fijándome en sus colores, sus tamaños, su editorial, su autor, y hasta en quién escribió su prólogo o qué imagen de portada tenían, he pensado en lo maravilloso que sería, lo llena que me sentiría y la gran sonrisa que se me dibujaría, si algún día, al detenerme frente a ese escaparate, uno de todos esos libros, fuese el mío.

Persona gris...personas grises.

Y al igual que hay días grises, también existen personas grises. Personas que con su actitud te provocan cierta inquietud, o desconcierto, y no eres capaz de definir de manera concreta el tipo de persona con la que te encuentras. En algunas ocasiones se comportan como personas blancas, incluso transparentes, y cuando estás a punto de confiar en ellas y crees empezar a conocerlas, tienden a dejar ver su lado negro, oscuro, y aún estando convencida de que solo se trata de meras caretas que usan como escudo protector sabes que algo de todo éso les define, les marca, y te obliga a no bajar la guardia y mantener las distancias....hasta que un día, vuelven a mostrarse como personas blancas, y su luz te guía, te ilumina, te inspira...puede que en ocasiones hayas preferido creerte el lado negro, y hayas decidido que dejen de formar parte de tu vida, pero cuando regresan, aunque no sabes bien por qué, te sientes identificada con ellas, les entiendes, y te merecen la pena...me merece la pena.

jueves, 4 de agosto de 2011

One Last Breath.

Hacía tiempo que no sufría eso de querer escribir con tinta recién salida del alma, y sentirla tan fría que no se puede utilizar. Reconozco que algo me preocupa, me siento mejor persona cuando me enamoro, y creo que es un sentimiento que ahora mismo no logro recordar. Sin embargo tengo otros, que con esfuerzo y algo de inspiración se pueden aprovechar...Quiero algo enrevesado, complejo, casi tanto como comer pipas peladas. Algo que suena a chicle de menta y caramelo, y sabe a Canon de Pachelbel para piano y a color rojo fuego. Que huele a abrazo cálido y a angora, suave, clara, y que tiene tacto de incienso de Nag Champa. Que se ve dulce, muy dulce, como el acero de un anillo de plata, y áspero como la seda de las sábanas cuando hay cosas mejores que hacer en una cama. Lo que quiero es elocuente, incoherente, hace temblar, y dibuja sonrisas de las que aceleran el corazón y suben la temperatura del alma. Excitante hasta cortar la respiración, dilatar las pupilas, tensar los músculos contraer las arterias...y al terminar, llama al silencio, y todo se queda en calma.

http://www.youtube.com/watch?v=qnkuBUAwfe0&ob=av2e


miércoles, 3 de agosto de 2011

Natural.

Existe un tipo de prenda conocida como pantalón vaquero, de diversos colores, formas y tamaños, cómoda y válida para cualquier época del año. Los sujetadores sin relleno suelen venderlos en las mismas tiendas que los otros, y los zapatos sin tacón también pueden utilizarse para caminar, incluso puedes correr con ellos y hasta dar saltos, y salir a la calle tras lavarte la cara con agua y jabón sin colocar sobre tu piel ninguna otra sustancia, sujetando tu pelo con una goma elástica (del color que quieras, para gustos están los colores) formando lo que se conoce como una simple coleta todavía no está considerado un delito. Pruébalo, no digo siempre, pero pruébalo, al menos de vez en cuando, a ver si empezando por ahí, consigues sentirte mejor contigo misma.

miércoles, 27 de julio de 2011

Buen Viaje.

Hacía tiempo que no sufría eso de querer escribir con tinta recién salida del alma, y sentirla tan fría que no se puede utilizar. Reconozco que algo me preocupa, me siento mejor persona cuando me enamoro, y creo que es un sentimiento que no logro recordar. Sin embargo tengo otros, que con esfuerzo se pueden aprovechar, para dejar salir al fin lo que quiero expresar. A lo largo de la vida siempre hay personas que te marcan de una manera diferente, que te dejan huella, que se suele decir. Personas que van y que vienen, personas que aparecen y desaparecen esporádicamente, personas que te acompañan en el camino durante periodos más o menos largos, y personas que en ocasiones, por circunstancias ajenas a tu propia voluntad, dejan de formar parte de tu viaje. Y puede que tu mente las destierre y las condene al olvido, pero tu corazón guardará todos los recuerdos en una caja fuerte, todos, los buenos, los no tan buenos, y hasta los malos. Una caja de esas que se cierran con candado y arrojas la llave al mar, porque aunque en el momento no te veas capaz de volver a abrirla jamás, te resultará imposible deshacerte de ella. Es triste no poder darle a alguien especial lo que realmente espera de tí, más triste aún es no entenderle, y más todavía que no te queden fuerzas, ni ganas, para intentar hacerlo. Pero aunque el camino se bifurque y se escojan direcciones diferentes, una parte de esa persona formará parte de tu pasado. Y aunque no vuelvas a mirar atrás, siempre caminará contigo.

Buen viaje, buena suerte, y todas esas cosas que se suelen decir. Cuídate mucho.

lunes, 25 de julio de 2011

Tú ganas.

Y se que en el fondo es lo que buscabas escuchar, y aunque no te daré el gusto y jamás lo oirás, tengo que reconocer que te quise. Tal vez no sea el momento más adecuado ni tampoco el lugar, pero puestos a escribir sobre cualquier cosa me rebajo a tu altura y respondo igual. Te quise desde el más íntegro, involuntario y sincero sentimiento, te quise como nunca mereciste, al menos no de mí. Me importaste. Me importaste mucho más de lo que hubiera querido, luché contra mis sentimientos una y otra vez, y mentiría si dijera que en su momento no creí en un nosotros, un nosotros de los de verdad, de los que pasa el tiempo y no se acaba. Yo para ti fui única en el mundo, pero tú llegaste a ser mi mundo. Lo conseguiste una vez más, y lo admito, sentí, y todavía siento, y duele. Fuiste, y eso no lo puedo negar, pero ni eres, ni serás. No estás a la altura, nunca lo has estado, y nunca lo estarás. Ya es tarde, tu antiguo sitio hace tiempo que está ocupado. Así que por favor, que no se vuelva a repetir. No me mires, no me toques, no me hables, no te dirijas a mí, hazte a la idea de que ya no existo para tí, porque tú, para mí, has dejado de existir.

http://www.youtube.com/watch?v=CD3f69t_Lp4&feature=fvst