lunes, 30 de enero de 2012

Lo que eres.

Eres el aliento que intoxica mis miedos, eres la entereza que aplasta a la pereza con tacones de acero. Los buenos días, que acarician mis oídos con su dulce despertar, provocando una sonrisa de las de ojos cerrados y expresión risueña. Eres la pieza del puzle que encaja, la carta perdida que faltaba en la baraja, el talón de Aquiles. Eres vitamina y adrenalina para mi cuerpo, fuerza y templanza para mi mente, pasión e ilusión para mi alma. Eres Paz. Eres el sabor dulce del amargo limón, el ardiente fuego de la chimenea en un día frío que se esconde entre la niebla. La musa que inspira mis versos, mis prosas, mis palabras. El abrazo más cálido, el beso más intenso, el te quiero más sincero. Eres un sueño de los que al pellizcar te hace sentir la alegría del dolor, el dedo que aprieta el botón de mi sonrisa, el amor íntegro hasta el último milímetro, hasta el último gramo, hasta el último suspiro. Eres lo que da sentido al "siempre", al todo que llena, que completa. Eres tantas y tantas cosas, que voy a necesitar cientos de líneas para explicártelo, y aún así nunca podré darme por satisfecha. Porque siendo lo que eres, me he dado cuenta de que sin ti, yo, ni quiero, ni puedo ser nada.

domingo, 29 de enero de 2012

Pegatina.

Es la sensación de haber estado adherida a una pared durante tiempo, mucho tiempo, con pegamento de ese tan resistente que ni el sofocante calor del más seco verano, ni la lluvia ni el viento del más frío invierno, pueden llegar a despegar. Y de pronto, sin previo aviso, una mano te arranca a tiras, rasgando en pedazos con sus afiladas uñas pintadas de rojo cada trozo de papel, y te descompone sin intención de darte un margen de tiempo para intentar reconstruirte. Hace una bola con ellos, y les da una patada. Y para cuando quieres darte cuenta, ya no eres pegatina, no eres nadie para esa persona, no le importas...no significas absolutamente nada.

Il est parfois préférable de rester avec les vitres brisées au lieu de chercher à regrouper les morceaux.

sábado, 28 de enero de 2012

No quiero ahorrarme nada.

Me da su valor acobardado de razones, su necesidad de hacerlo bien mientras lo hace, todos esos miedos que no logran frenarle. Su elegancia para andar a tientas, su saber estar, y ser, incluso cuando cree que no sabe. Su amor sin dudas, que vale mas que siete reinos. Me da sus ganas de reír sabiendo por qué, sus llantos de felicidad, y a veces, no tanto. Su impulso de abrazarme por la calle, su incredulidad llena de fe en mí, sus preguntas eternas y fugaces, esa pena sin nombre ni cara que a veces le acompaña y a veces le persigue. Su latido por dentro que inunda días y colchones, todos los poemas que me inspira y contiene, y no dejo volar por pudor, pero que se asoman por las puntas de mis dedos. Esa mirada que con la misma ingeniosa inocencia cura y mata. Me da sus manos llenas de venas...no sabes cuánto dan sus manos, cuánto le delatan y se explican sin palabras. Me da el hombre más hombre y el niño perdido con miedo a crecer, pero que crece, y no deja de creer en sus alas. El astuto cómplice, el amante sin edad, el que no se asusta si le quieren demasiado, el que ruega sin pedirlo ser querido. Me da lo que ya ha dado antes, lo que no volverá a dar a nadie, lo que puede ser, lo que todavía desconoce, pero intuye. Me da su decisión de ser como quiere y no como digan, su instinto protector, sus futuras partidas. Me da tanto, que voy a necesitar cientos de noches y poemas para explicárselo. Y como también me da su obstinación al preguntar qué es lo que veo en él, me temo que tendré que volver a explicárselo otra vez. Que le quiero. Le quiero por lo que me da y por lo que se guarda. Por lo que se descubre nuevo y me dedica. Por lo que calla. Por lo que aún no sabe de si mismo, por lo que enseña descarado. Que él no tiene la culpa de ser insuficiente para explicar el universo que le cabe en la espalda. Que la única hucha que pretendo, es la que se insinúa en sus entrañas, en su cuerpo, en su mente, y en lo más profundo de su alma.

Y yo, de él, no quiero ahorrarme nada.

jueves, 26 de enero de 2012

Muerte.

No hay nada que podamos hacer, en algún momento, a todos nos espera. Y no es ni bonito, ni feo, simplemente inevitable, tarde o temprano, llega. No hay que temblar, ni exagerar cada vez que toca acudir a un cementerio, a un funeral o a un entierro, ni si quiera al aguantar el tipo en los tan poco acogedores tanatorios...no es agradable, cierto, pero hay que intentar ser fuertes y mantenerse enteros. Lo mejor es asumir que la vida no es eterna, que hay que aprovecharla mientras se pueda, de manera que cuando llegue la hora, cuando se acerque el momento, podamos mirar atrás, levantar la cabeza con respeto, pero sin miedo, dejar la conciencia tranquila, y sentirnos orgullosos de lo que vemos.

¿Miedo a la muerte? ¿ Por qué?..."Con lo inexorable que es morirse de algo. Lo bonito que es morirse por algo. Y lo necesario que es morirse por alguien."

miércoles, 25 de enero de 2012

No sabéis nada.

No hace falta que me digáis nada, ni de Él, ni de sus maneras...ya se de sobra que tiene esa sonrisa que me vuelve loca con solo mirarle, mientras observo como se acerca. Pero no tenéis ni la más jodida idea de lo que se siente cuando su cuerpo se une al tuyo, cuando te abraza, haciendo desaparecer el mundo, incluidos vosotros, y todo lo malo, se aleja. No conocéis la angustia congelada de las despedidas, cuando se queda pero se marcha, ni la ardiente felicidad de los reencuentros, con la que regresa a derretir escarchas. Porque cuando la maquina del mundo se detiene y todo me sabe a error, Él siempre funciona, y continua en marcha. Porque cuando me caigo en el agujero que sin querer he cavado, Él sonríe, y me levanta. Y malditos poetas, los buenos, que me quitan la ocasión de decirle nada mas original que "Te Quiero". Para ellos, la gloria y el talento. Para mí, el milagro de tocarle, y saber que lo que parecía imposible, es cierto.


No lo entendéis, ni lo vais a entender. No tenéis ni idea. No sabéis nada.

martes, 24 de enero de 2012

Quererme bien, no me queráis tanto.

Hay cosas que uno no se plantea. Como madrugar una mañana de invierno y no querer permanecer en la cama unos pocos minutos más. O irse de vacaciones sin cámara de fotos, aunque sea de esas desechables de usar y tirar...ya nadie utiliza esas cámaras, de los tiempos de carrete y fotos que revelar. Comer el postre antes que el primer plato, salir a la calle en chanclas mientras está nevando, o usar un gorro de lana en pleno verano. Caminar descalzo por un suelo de piedras y clavos, cruzar un semáforo en rojo con los ojos cerrados. Correr la maratón con muletas, o atravesar nadando un lago con un brazo escayolado. Hay cosas que uno no se plantea jamás, al menos no por el momento, al menos no ahora. Y dejar de jugar al baloncesto, a pesar de la completa colección de lesiones, aunque no te entiendan, ni te respeten, es una de esas cosas.

No me hace falta brazo derecho, tengo otros diez, Martes, Jueves, Viernes, Sábado...si las necesito, en cualquier momento...y además, juegan a baloncesto.

lunes, 23 de enero de 2012

Malos Despertares.

Hoy no me da la gana hablar con nadie. No me da la gana levantarme de la cama y sumergirme en el insoportable frío de invierno, que empeora mi humor, si se puede, ni escuchar esa estupida retaila de tonterias que nos enseñan en clases de inglés, al tiempo que el reloj de agujas metalizadas que cuelga de la pared empuja los segundos lentamente, eternizando la primera hora aparentemente productiva de la mañana. Hoy no me da la gana comprar el pan en la asquerosa panadería de la esquina, donde la grosera dependienta siempre me mira de arriba a abajo con mal humor, y critica a mis sobrinos por soltar mi mano y correr a mirar las bolsas de gominolas. Las cuales nunca les compraré, no solo por no darle dinero a esa repelente mujer, también porque están llenas de polvo, de la mierda que no se preocupa de limpiar y va acumulando ahí día tras día, entre cotilleos y murmuraciones de las más cotorras del vecindario...con todo lo que han escuchado, tienen que envenenar esas bolsas, más que si estuvieran caducadas desde hace un año. Hoy no me da la gana escribir. No me da la gana buscar arte en lo que me digan, sobre lo que me exigen, el arte sale solo, yo no elijo cuando, ni sobre qué, no me da la gana que me coaccionen, que me limiten, que me cohíban. Tampoco me da la gana comer macarrones, prefiero ensalada, o cualquier cosa menos pesada que me aligere esta maldita escayola que me cuelga del brazo inutilmente. No me da la gana estudiar francés, con sus terminaciones, sus acentos, sus gangosas pronunciaciones evitando la preciosa letra r, si ellos no saben, no es mi problema, yo la se, yo la tengo. No me da la gana entrenar a las niñas, y me encantan, pero hoy no me da la gana verlas jugar a baloncesto, aunque sea mal, juegan, votan, corren, tiran, defienden...a su forma, pero lo hacen, yo, ni eso. Hoy, no me sale de los cojones existir, y al que no le guste, que no mire, al fin y al cabo no existo, no sueño, no pienso, no respiro, no vivo...hoy, no soy nadie.

Y a pesar de todo lo que no me da la gana, voy a dejar que tú estés conmigo, porque aunque me pese ahora mismo admtirlo, eres lo único que necesito.

domingo, 22 de enero de 2012

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Dejar a un lado las prisas, los despertadores, los atascos, los trenes perdidos, y los tequiero no dichos. Dejarlo todo atrás, y empezar de nuevo. Ama, Sueña, y Vive.

viernes, 20 de enero de 2012

El Amor, según Aristófanes.

Hace cientos, de miles de años, en tiempos que ni nuestros más antiguos antepasados pueden recordar, La Tierra estaba habitada por seres esféricos de dos caras, cuatro piernas y cuatro brazos. Existían entonces tres sexos: el masculino, descendiente del Sol; El femenino, descendiente de La Tierra; y el andrógino (mitad masculino y mitad femenino), descendiente de La Luna. Es complicado imaginar para nosotros, a día de hoy, el atractivo aspecto que estos seres poseían. Sus cuerpos eran esbeltos, sanos y de piel firme y bronceada, y sus rostros delicados y puros, de una belleza natural, íntegra. Pero cayeron en el pozo sin fondo de la arrogancia y la pedantería, que les llevó a sentirse tan superiores como para sublevarse contra los dioses, escalando hasta el cielo para combatir contra ellos.
Estos, encabezados por Zeus, trataron de evitar acabar con ellos, como hicieron con los gigantes, pues estos seres, conocidos como humanos, les rendían tributos y cuidaban y protegían el planeta, por lo que Zeus pensó que la mejor solución era disminuir su fuerza física. Así, los separaron en dos, obligándoles a caminar sobre dos piernas, y bajo la amenaza de que en caso de que volvieran a sublevarse serían divididos de nuevo, teniendo que desplazarse sobre un solo pie. Apolo curó sus heridas y les colocó el rostro en el lado de la separación, para que así no olvidaran su castigo, reuniendo los cortes de la piel y cosiéndolos sobre el vientre, formando el ombligo.

Desde la separación, cada mitad humana vive anhelando la unión con su mitad perdida, haciendo el amor como única manera de volver a ser uno, una vez que se han encontrado.

miércoles, 18 de enero de 2012

El Hombre Peonza.

Comencé a girar con dos años y medio a la hora de la siesta, cuando metí el brazo hasta el hombro en el sexo-volcán de un hormiguero. Y no he dejado de girar desde esa siesta, en contra del sentido de las agujas del reloj. Un coriolis sin pasaporte ni hemisferios. Dicen que cuando giras todo el tiempo contra el tiempo, se pierden los detalles, pero no es cierto: Es la estela del detalle lo que tienes, espumas de un paisaje, comisuras de labios que te llaman sin nombrarte, un huracán de pestañas, una mano que roza el movimiento, y poco más. Porque el que gira, mas que perderse los momentos, los congela, y en la próxima vuelta ya forman parte de su piel de madera. Rotación y traslación, como la tierra, y al igual que el planeta, el hombre-peonza no pregunta por qué gira, lo hace. Y gana tiempo, mientras el tiempo se pierde en cada giro. No creas que el oficio de peonza es cosa fácil, tiene sus riesgos, sus leyes, sus renuncias, a veces quieres quedarte en un aroma, y cuando vuelves a pasar ya no es el mismo perfume. Tenía razón el griego aquél que dijo que no vuelves a cruzar el mismo río, sólo olvidó decir que el agua nunca cambia, eres tú quién no vuelve a ser el mismo. Tampoco creas que tu eje se mantiene estable horadando la vida de los otros: Ser peonza es pasar, estar a solas, hablar con los espejos y no estar casi nunca de acuerdo con ellos. No se elige girar, se gira y punto, a los dos años y medio, a los cuarenta ,o cuatro horas antes de palmarla, sólo giras. Y vas en este viaje circular y necio, que no empieza ni termina en punto cierto. Yo no decidí ser esta peonza humana, sólo lo he sido, recopilando fragmentos de miradas. Palabras que acaban siempre con alguna lágrima, que enseguida despega la duda de lo que hubiera podido ser y no será, y esta pregunta fija que me impulsa a pensar qué debo hacer ahora, que empiezo a girar cada vez un poco más lentamente.

No se elige girar. Se gira, y punto.

martes, 17 de enero de 2012

Ellas.

De la primera a la ultima, de principio a fin. Unas más, otras menos, pero todas son, todas aportan, a su manera, diferente, especial, única. Ella dirige el balón con pleno control, no se cansa, lee el juego, transmite calma y a la vez energía. Dentro del campo, mi favorita. Junto con ella está ella, mi rubia, en plena compenetración, la pareja perfecta. Pone nervio a su calma, termina sus lecturas y comprende sus jugadas, se miran y saben lo que están pensando, lo que viene después, canasta. Y cuando está ella, tan tranquila, y a la vez tan rápida, el juego cambia a ritmos marcados, seguros y ligeros, pero firmes, relajados. Nunca suda ni una gota, y salta, salta al paso que corre como si tuviese muelles en sus talones y plantas. También están ellas cuatro, bien a bajo, por lo alto, aunque a veces, alguna, siempre acabe por lo bajo, con fuerza, firmeza y decisión, las grandes, las que dan pelea. Y ella, que es la nueva, no por ello menos importante, guarda en sus manos tres puntos de los que llegan de golpe cuando menos te lo esperas. En cuanto a ella, la que corre, la que deja la timidez en el banco al quitarse la chaqueta y se viste de nervio y ganas, la que defiende, la que no se agota, y si lo hace da igual, y si falla no pasa nada, sigue corriendo, sigue luchando. Y por último, Ella. Qué decir de Ella, mi bombón, mi mujer, mi galletita...que a pesar de nuestras lágrimas me ha devuelto la sonrisa, porque sentía un hueco vacío al ir a entrenar sin Ella. Y todas juntas, todas ellas, forman un conjunto compacto, íntegro, unido, que nos hace increíbles, que las hace increíbles...que para mí, las hace imprescindibles.

lunes, 16 de enero de 2012

Être.

Jusqu à ce moment, il y a six mille millions, quatre vingt dix et soixante neuf habitants dans le monde. Quelques-unes fuient effrayés. Autres retournent chez-leurs. Quelques-unes comptent mensonges pour pouvoir survivre. Autres affrontent la réalité. Quelques-unes sont hommes mauvais en guerre contre le bien. Autres sont bons, et luttent contre le mal. Six mille millions de personnes dans le monde. Six mille millions d'âmes…et parfois, tu seul est besoin à une.

Mais maint'nant, Je voudrais just' te dire: Regarde-moi, regarde la, regarde nous...et comprendre moi.

domingo, 15 de enero de 2012

Hoy, me quiero un poquito menos.

Hay días en los que sientes una tremenda necesidad de que te arranquen el corazón a tiras, a ver si así se te desgarra el alma que creías inerte, y de nuevo se enfría, colmada hasta arriba de sentimientos muertos que no quieres que revivan, generando otros nuevos que antes no existían...días de esos en los que te odias a ti misma, por ser capaz de controlar todo cuanto tocas, piensas y miras, pero no poder evitar sentir lo que sientes, y no sentir lo que sentías. Y no lo entiendes, o no te entiendes, o mas bien no quieres entenderte, porque hacerlo significa entrar en guerra con lo que importa, con lo que tus principios te sugieren, y duele. Pero tú también lo sientes. Es inútil tratar de evitarlo, es absurdo negarlo ya, no te sale, está muy claro, es mutuo. Tú también lo sientes. Hoy, me quiero un poquito menos.

Et maint'nant, Je voudrais just' te dire: Regarde-moi, regarde la, regarde nous...et comprendre moi.

viernes, 13 de enero de 2012

Pisándote desde el cariño.

Te he pedido amablemente que te mueras. Te lo he pedido de buenas maneras, pero nunca me haces caso. Me acechas al amparo de las espesas resacas, a salvo del miedo, del amor, y de la acidez del alma que no se calma con pastillas. Te he pedido amablemente que te mueras, con palabras, con hechos, alguna vez a hostias. Pero nunca te mueres, y me sigues, como un puto perro que no conoce la diferencia entre fidelidad y lealtad, como un maldito perro cojo e inclinado. No me dejas en paz ni por las noches, y hasta sospecho que te burlas de mis pasos errados, que pateas cachorritos por las calles, o haces gestos obscenos cuando pasa una muchacha viva por la acera. Y eso que llevo meses pidiéndote amablemente que te mueras. Pero tu vocación de triste fotocopia, imitación correcta de un tipo incorrecto, tu deforme cabeza, te impiden hacerme ese favor, con todo lo que dices que me quieres. Te he pedido amablemente que te mueras, que te disuelvas, que dejes de perseguirme con tu empeño de censor, juez, o policía, con tu espumosa estela de reproches. Pero como llevo meses pidiéndote amablemente que te mueras, y no obedeces, he pensado en la forma de joderte un día de estos, no diré cual ni diré cuándo, para que conozcas el terror de las vigilias. Un día de estos voy a morirme, y estoy pensando en cambiar mis últimos deseos, pedir que no me quemen y me tiren al váter como llevo años pregonando. Tal vez, después de tantos meses pidiéndote amablemente que te mueras, un día cualquiera me muero yo, y hago que me planten a dos metros bajo tierra...Y a ver a quién persigues entonces, maldita conciencia, maldita sombra.

miércoles, 11 de enero de 2012

La niña del bordillo.

Solo tenía 5 años cuando le llevaron por primera vez a una piscina olímpica. El gorro de silicona se le resbalaba entre sus finos y sedosos cabellos dorados, y en su cara, pálida como la nieve y de mejillas sonrojadas, solo se veían ojos, grandes, brillantes y almendrados. Caminaba por el bordillo con la mano derecha entre la de su padre y la izquierda con el dedo pulgar metido en la boca. Hacía tiempo que había dejado esa costumbre atrás, pero aquel día resurgió de nuevo en ella. Llevaba un bañador azul con volantes y un enorme lazo rojo que había intentado sin éxito arrancar, de la talla más pequeña de toda la tienda, pues era muy delgadita para su edad, y unas chancletas de esas que sin ayuda de su madre no era capaz de abrochar, pero que le gustaban, le gustaban mucho, porque podía correr con ellas. Cuando llegaron a la cabeza de la calle, su padre la sentó junto al bordillo, y tras darle un beso en la mejilla, soltó su mano y se incorporó. Era alto, pero visto así, desde el suelo, parecía más alto todavía. Estiró sus brazos, soltó sus piernas, movió hacia ambos lados su cuello, saltó de cabeza a la piscina y comenzó a nadar en la calle contigua. Fue entonces, al quedarse sola, cuando se paró a pensar en lo que venía después. Una tirita sucia flotaba sobre el agua un par de metros alejada de sus pies, los cuales permanecían sin atreverse del todo a tocarla, al final de sus piernas, ahora estiradas paralelamente a la dirección de la misma. Un hombre viejo, de los de pelos en la espalda y arrugas en el pecho, hacía ejercicios raros sumergiendo su cabeza y volviéndola a sacar, en la calle de su derecha. Al reparar en la pequeña, le dedicó una cálida sonrisa, que en aquel momento le proporcionó la confianza suficiente como para introducir sus pequeños piececitos dentro del agua. No estaba fría, en realidad. Estaba como la leche del desayuno calentada en el microondas en el número 1, templada, agradable, tanto que dejó que sus rodillas se flexionaran hasta que la mitad de sus piernas acabaran cubiertas dentro de la piscina. El movimiento provocado supuso que la tirita se desplazara unos metros hacia ella, sin llegar a tocarla. Mejor, porque le daba un poco de asco, ¡a saber quién la habría llevado antes...ni por qué, ni dónde! Miró entonces hacia su izquierda, y vio como su padre nadaba a gran velocidad, sin detenerse ni al terminar el largo, hacía eso raro con las piernas para dar media vuelta y seguir nadando...ella también sabía hacerlo, pero sin meter la cabeza debajo del agua...era lo que peor llevaba. Meter la cabeza debajo del agua. Observarle generó un impulso inconsciente dentro de ella que le hizo sacarse el dedo de la boca y apoyarse con ambas manos sobre el bordillo para introducirse en la piscina...pero el arrebato de valentía duró poco, y lejos de soltar sus brazos, se quedó sujeta al bordillo, de espaldas a la calle, con todo el cuerpo mojado pero la cabeza fuera. Le entró miedo. Solo era cuestión de un último empujón, sabía que podía hacerlo, no pasaba nada si le entraba agua por la nariz, por los oídos o por la boca, no sería la primera vez...había nadado otras veces en la piscina de casa. Pero aquello era una piscina olímpica, de las que salían en la tele, y su madre no estaba tumbada a escasos metros de ella tomando el sol esperando con la merienda preparada. En lugar de eso tenía a su padre, que ni si quiera la miraba. Y qué decir del socorrista, que no parecía ni haberse dado cuenta de su presencia, estaba demasiado ocupado observando lo que parecía una de esas revistas de videojuegos que sus primos mayores compraban en el quiosco de la esquina. Se sintió sola. Indefensa. No sabía qué hacer. Por un momento pensó en volver a salir del agua, dar media vuelta, quizás no era el mejor momento, ni el día adecuado para nadar en aquella piscina tan grande, tal vez fuese demasiado pequeña...era así como se sentía en aquel momento, pequeña. Pero entonces volvió a mirar a su padre, y algo le hizo reaccionar. Giró de nuevo su pequeña cabeza, y tomando aire como si fuese la última vez que le fuesen a permitir respirar, soltó sus brazos del bordillo, y comenzó a nadar. Su padre, que no había parado de prestarle atención ni un solo segundo, se detuvo, al fin, y sin que ella pudiera verle, dejó que una lágrima de emoción empañara sus gafas, y se mezclara con las gotas de agua que cubrían su cara.

Hubo un tiempo en el que nos hacíamos llamar amigas.

Sonrisas, lágrimas, abrazos de los que huelen bien. Complicidad dentro, se dónde estás, te miro y se lo que quieres, se lo que intentas...y fuera, entiendo lo que dices, se lo que piensas. Tulipanes con forma de margaritas, fotos perfectas, cajas de leche y galletas, matrimonios de pega. Los bajones de azúcar. Charlas serias, a pesar de mi estúpida dificultad para ello, de mi absurda manía de poner barreras cuando se trata de sentimientos. Siempre ahí, cuando no te lo pedía, pero más lo necesitaba. Y yo también, o lo intentaba. Y ahora sin embargo te miro, y me siento extraña. Y siento pena, rabia, me das respeto, y me enfado conmigo misma por no saber reaccionar, ni qué decir, ni cómo hacerlo. Hubo un tiempo en el que nos hacíamos llamar amigas...pero hoy, me quiero un poquito menos.

martes, 10 de enero de 2012

Cuando llueve hacia arriba...

Ruego margen de respiro, y si es necesario, lo exijo. No busco ayuda, no acepto crítica, no más preguntas, yo elijo. No me interesan las segundas opiniones, ni las terceras, ni las séptimas, ni si quiera las sinceras, las de buenas intenciones. No es arrogancia, no es prepotencia, o tal vez sí, según se vea. No quiero dar explicaciones, asumo el error desde el principio. No miro atrás, sigo el camino, se lo que hago, tema zanjado. Me equivoco, me quedo, punto...y seguido.

lunes, 9 de enero de 2012

La mejor manera de irse a dormir.

La mejor manera de irse a dormir es recostarse en tu pecho, escuchar tus latidos a pulso calmado, lento, y dejar que el calor cosido a tu piel me resguarde del frío de invierno. Permitir a los párpados que cubran la miel de mis ojos, bañarme en los tuyos, y que se joda el mar. Adivinar tus labios bajo la luz de las sombras, y probarlos con ganas, pero sin prisa, sin pausa.Enterrarnos en la cama, volcar el cielo entero si quieres ver de cerca las estrellas, y que mañana no amanezca hasta las doce. Que nos destrocen los latidos, que las ganas se disuelvan en el roce de tu cuerpo con el mio. Verte sudar, regalarme gemidos, y perderme entre las sábanas, entre el olor de tus abrazos que llega tan dentro que atraviesa el alma. Verte, sentirte, tocarte, decirte al oído te quiero, no me sueltes ni un segundo, no te apartes ni un momento. ¿La mejor manera de irse a dormir?...Es dormir contigo.

martes, 3 de enero de 2012

Que nadie te quite tu manera de disfrutar la vida.


Hay dias en los que uno no se levanta con ganas de sonreir, y mucho menos con ganas de hacer sonreir a los demás. Esos dias donde la realidad parece tener un solo punto de vista...el negativo. No es falta de inspiración, es el mal humor que alguien te contagia, o esa sensación de que el mundo ya no está para bromas. En esos dias, los que nos esforzamos por hacer sonreír a quien lo necesita, tenemos un manto. Sin previo aviso, y sin que nadie se de cuenta, al primer sintoma de que el mal humor nos está ganando la batalla, nos refugiamos en las personas que más nos importan. Nunca hay que sonreír si no hay ganas de hacerlo, no hay que forzarlo, ya saldrá. Les das ánimos, que si estás más delgada, que si tú estás más joven, que a ti te está creciendo el pelo, que tú estás mas graciosa. Nos contamos chistes que conocemos de memoria, pero fingimos reirnos como si fuera nuestra primera vez. Y asi pasamos el rato, hasta que finalmente, alguien hace una pregunta...¿Se puede ver cada dia el lado bueno de todo, con la que nos está callendo? Y la respuesta, siempre es positiva.

Que nadie te quite tu manera de disfrutar la vida.

Problemas.

La gente insiste en llamarlos así. Que mi madre no me escucha, que mi padre se ha enfadado, que me ha dejado la novia, que en navidades he engordado. Si quieres hablar de problemas, yo, sin problema, hablo. Pero hablaré de divorcios, infidelidades, maltratos, de custodias compartidas, de malos tratos, de alcoholismo, drogas, enfermedades, de familias destruidas, juicios, y niños pequeños que a veces no pueden frenar su llanto. Pido perdón por mi arrogancia, o por mi falta de tacto, pero en algunas ocasiones, me resulta complicado no pensar en mi escala de valores, y respetar y entender la de quien tengo al lado.

lunes, 2 de enero de 2012

Y tú, ¿qué haces tú?

- Me llamo Sonia, y soy ingeniera. Estudié ingeniería industrial en la politécnica de Madrid, y tras especializarme en estructura de materiales encontré trabajo en una respetable consultora de aquí.

+ Yo me llamo Javi, y soy empresario. Estudie Administración y Dirección de empresas en Zaragoza, y ahora trabajo en el departamento de recursos humanos de una empresa de mi ciudad.

- ¿Y tú? ¿qué haces tú?

x Yo escribo.

+ ¿Escribes?

x Si, soy escritora.

- ¡Qué modesta!...Tenía entendido que habías estudiado dos carreras simultáneamente, y después habías hecho un máster relacionado con la docencia.

x Sí, eso hice.

+ ¿Entonces? ¿a qué te dedicas? ¿qué es lo que quieres hacer?

x Lo que hago, escribir.


+ Bien...me refiero a cuál es tu trabajo, cómo te ganas la vida, por decirlo de alguna manera.

x Si tu pregunta se refiere a cómo gano dinero, trabajo en una discoteca de mierda los fines de semana y doy clases particulares y entreno niños en un colegio por las tardes.

-¿Y con eso te da para mantenerte? ¿No encuentras nada de lo tuyo?

x Claro, lo mío es escribir, ya os lo he dicho.

- Eso es muy complicado...hay que tener metas, yo de pequeña también quería ser bombera, y mírame.

+ Si, cierto, y yo tenista, y aquí me tienes.

x ¿Por qué acabaste de ingeniera, entonces? ¿y tú de empresario?

- Porque fue lo que estudié, para lo que me preparé.

+ Sí, yo también.

x Llevas razón...mi pregunta es ¿por qué os formasteis para eso, si lo que os gustaba realmente era algo diferente? - el silencio invadió la sala durante unos cuantos segundos.

- Porque era más fácil, supongo. Lo otro era imposible.

x ¿Luchaste por conseguirlo? ¿Lo intentaste, al menos?

+ Dejé el tenis a los 18, cuando entré en la universidad.

x ¿Entonces cómo sabes que era imposible?

+ Bueno, tal vez no lo fuera...pero de cualquier manera, tú también te has formado para hacer algo que no parece ser lo que realmente te hubiera gustado.

x Yo cometí un error, y lo estoy remediando. Da igual lo que haya estudiado, 5 años de mi vida no son nada en comparación con todo lo que me queda por delante. Escribir, en cambio, lo hago desde que tengo uso de razón, y lo seguiré haciendo.

- Sigo pensando que lo que dices no tiene mucho sentido...¿no crees que es un poco inmaduro por tu parte? Hay ocasiones en las que uno tiene que ser consciente de que no puede tener todo lo que realmente le gustaría tener. Hay que valorar qué es lo que se te da bien, lo que puede ayudarte a formar un futuro.

x Las personas que me importan, las que me acompañan en cada momento y llenan mis días, son lo único que necesito para escribir mi futuro.

+ Te dejas llevar por los sentimientos...la vida no es tan sencilla como parece. Hay que ser más práctico para ciertas cosas.

x Tengo lápiz y papel, bolígrafos, y hasta un portátil.

+ y yo raquetas de 200 euros...

x Está bien, te diré lo que quieres oír...Tengo editoriales, tengo libros por publicar, y escribo a diario. ¿Qué mas quiero?

+ No sabía éso...es diferente, entonces.

x No, no lo es. La única diferencia está en que, en algún momento, alguien me hizo creer que yo era escritora. Yo me creí escritora, me sentí escritora, y así me siento. Tú, en cambio, jamás te sentiste tenista, ni tú bombera. Para que los demás te valoren, te crean y te respeten, lo primero que tienes que hacer es valorarte tú. Si ni tú mismo crees en algo, ¿cómo pretendes conseguir que el resto crea?

+ Llevas razón, escritora.

X Gracias, empresario.

domingo, 1 de enero de 2012

Lugar seguro.

Todo el mundo tiene un lugar en el que, sea cual sea la situación en la que se encuentre, se siente seguro. Tanto en los buenos como en los malos momentos, se trata de un recurso que nunca falla, que está, siempre está, y suceda lo que suceda te inspira tranquilidad, confianza, estabilidad...te da paz. Para mí no se trata de una calle, ni de una ciudad, ni si quiera de un país en concreto. Da igual la orientación espacial en la que me encuentre, y tampoco me afecta el tiempo ni la época del año. Mi lugar seguro, es él. Podría dar mil razones, infinitos millones de montones de ellas...pero llegados a este punto, lo único que puedo decir es que es capaz de hacer que algo pase dentro de mi...que se me ponga un nudo en el estomago...y que me de cuenta aún mas de las ganas que tengo de abrazarle de nuevo. Me siento plenamente bien, simplemente con que esté a mi lado.