jueves, 1 de diciembre de 2011

17 días para mediodía.

-¿Tienes miedo de volver a verle?-preguntó Nico, mientras enredaba inconscientemente con la cucharilla los posos del fondo de la taza de café.

-No es verle lo que me preocupa.-respondió ella tras unos segundos, dejando escapar una leve sonrisa.

-¿Y entonces? ¿De qué tienes miedo?

-De lo que de verdad tengo miedo, es de que vuelva aquí y reclame su parte en mi mente, y lo terriblemente vulnerable que me sentía entonces. Miedo de que vuelva y me recuerde que mis latidos nunca fueron en vano, de que trastoque cada recuerdo que he creído olvidar. De que vuelva como quien vuelve por navidad, esperando que la casa esté caliente y la cena recién hecha, De que recorra cada rincón del hogar, esperando encontrar todo lo que dejó en su sitio. De que de por hecho que estoy hecha para algo así. Miedo de sus palabras y aún más de sus silencios. De levantarme cada mañana sintiendo que lo que tengo es lo que no quiero para el resto de mis días. De que las horas transcurran de nuevo como si fueran minutos, y siempre tener de qué hablar. Miedo de caminar sin ir cogida de la mano, y aún así sentir que no camino sola. Miedo a pensar en el, así sin querer, y no en el sentido de que lo hago sin darme cuenta, si no en el sentido literal de lo que eso significa, sin querer hacerlo, y que aún así venga involuntariamente a mi cabeza, sin poder evitarlo. Miedo a volver a mirarle sin ser consciente de qué es lo que tengo a mi alrededor ni cuánto tiempo llevo así, incluso sin prestar atención a lo que me está contando en ese momento, con esa sonrisa de idiota que se genera inconscientemente. Porque con el no quiero guerra, ni quiero paz. No se lo que quiero, nunca lo he sabido...pero se lo que no quiero, y justamente a eso, es a lo que más miedo tengo.


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