sábado, 6 de agosto de 2011

Me alegra la idea de que existas.

Dicen que quien juega con fuego, al final, se acaba quemando. Yo prefiero asumir la derrota desde el principio, porque dejarme ganar compensa, y aunque pierda, salgo ganando. Lo que quiero decir es que aunque pueda resultar un poco contradictorio, es coherente dentro de su propia incoherencia, y elocuente dentro de ese absurdo desequilibrio que tiene montado en la cabeza. Y si pudiera elegir que formara parte de mi vida de manera más constante y habitual, seguramente lo haría, porque me interesa, me suma, me llena, pero no es lo que me da, y me adapto a lo que me da, me adapto a ello continuamente. Y no duele, no es fuego del que abrasa y deja cicatrices, simplemente da calor, provoca llamas, que al final se apagan, y parece que no quede nada que salvar entre las cenizas. Sin embargo antes o después las llamas resurgen de ellas, y con el tiempo he aprendido que mientras duren, se aprovechan, porque te acostumbras a su ausencia, pero su presencia, de una manera o de otra, siempre merece la pena.

Lo he intentado varias veces...pero no puedo dejarla, me inspira, y al final, de vez en cuando, siempre vuelvo a escribir sobre ella...es inútil, por absurda que parezca, no puedo escribir tan bien sobre otra historia que no sea esta.

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