miércoles, 27 de julio de 2011

Buen Viaje.

Hacía tiempo que no sufría eso de querer escribir con tinta recién salida del alma, y sentirla tan fría que no se puede utilizar. Reconozco que algo me preocupa, me siento mejor persona cuando me enamoro, y creo que es un sentimiento que no logro recordar. Sin embargo tengo otros, que con esfuerzo se pueden aprovechar, para dejar salir al fin lo que quiero expresar. A lo largo de la vida siempre hay personas que te marcan de una manera diferente, que te dejan huella, que se suele decir. Personas que van y que vienen, personas que aparecen y desaparecen esporádicamente, personas que te acompañan en el camino durante periodos más o menos largos, y personas que en ocasiones, por circunstancias ajenas a tu propia voluntad, dejan de formar parte de tu viaje. Y puede que tu mente las destierre y las condene al olvido, pero tu corazón guardará todos los recuerdos en una caja fuerte, todos, los buenos, los no tan buenos, y hasta los malos. Una caja de esas que se cierran con candado y arrojas la llave al mar, porque aunque en el momento no te veas capaz de volver a abrirla jamás, te resultará imposible deshacerte de ella. Es triste no poder darle a alguien especial lo que realmente espera de tí, más triste aún es no entenderle, y más todavía que no te queden fuerzas, ni ganas, para intentar hacerlo. Pero aunque el camino se bifurque y se escojan direcciones diferentes, una parte de esa persona formará parte de tu pasado. Y aunque no vuelvas a mirar atrás, siempre caminará contigo.

Buen viaje, buena suerte, y todas esas cosas que se suelen decir. Cuídate mucho.

lunes, 25 de julio de 2011

Tú ganas.

Y se que en el fondo es lo que buscabas escuchar, y aunque no te daré el gusto y jamás lo oirás, tengo que reconocer que te quise. Tal vez no sea el momento más adecuado ni tampoco el lugar, pero puestos a escribir sobre cualquier cosa me rebajo a tu altura y respondo igual. Te quise desde el más íntegro, involuntario y sincero sentimiento, te quise como nunca mereciste, al menos no de mí. Me importaste. Me importaste mucho más de lo que hubiera querido, luché contra mis sentimientos una y otra vez, y mentiría si dijera que en su momento no creí en un nosotros, un nosotros de los de verdad, de los que pasa el tiempo y no se acaba. Yo para ti fui única en el mundo, pero tú llegaste a ser mi mundo. Lo conseguiste una vez más, y lo admito, sentí, y todavía siento, y duele. Fuiste, y eso no lo puedo negar, pero ni eres, ni serás. No estás a la altura, nunca lo has estado, y nunca lo estarás. Ya es tarde, tu antiguo sitio hace tiempo que está ocupado. Así que por favor, que no se vuelva a repetir. No me mires, no me toques, no me hables, no te dirijas a mí, hazte a la idea de que ya no existo para tí, porque tú, para mí, has dejado de existir.

http://www.youtube.com/watch?v=CD3f69t_Lp4&feature=fvst

domingo, 24 de julio de 2011

.

Las ratas siempre se empeñan en revolver los restos de mierda que quedan en la basura...pero ya no queda nada, y de NADA, nunca hay restos.

sábado, 23 de julio de 2011

Limones o Naranjas.

El sabor amargo es uno de los cinco sabores básicos. Es el más necesitado del hábito para que nuestras papilas gustativas lleguen a considerarlo como gusto adquirido, debido quizás a que resulta el más desagradable de todos. Muchas culturas lo interpretan como tal, seguramente por la necesidad de nuestro mecanismo de defensa de sobrevivir evitando los envenenamientos, ya que la mayor parte de los venenos son amargos en su sabor.

Así que si quieres definir lo que ha sido nuestra relación, olvídate de las naranjas. Coge el limón de piel más amarga que encuentres. Vacíalo, llénalo de azúcar, córtalo por la mitad y muérdelo con ganas. Es exactamente lo que hemos sido el uno para el otro.

viernes, 22 de julio de 2011

Los mismos restos, la misma mierda.

Y mírales qué sonrientes, cómo pasean por las aceras, altos, guapos, elegantes, él contento, ella risueña, aparentando ser la pareja perfecta. Lo que no sabéis es la cantidad de cocaína que corre por las venas de él, ni los resultados que daría ella en una prueba de alcoholemia. Y que el camino que hacen, tan alegres, tan sonrientes, desemboca en la puerta de un psiquiatra, que no ayuda, solo empeora, les enfrenta. Y día tras día se maltratan, se insultan, se golpean, montan su propio espectáculo, entre cimientos de un hogar que se cae a pedazos y utilizan de teatro. Se abre el telón, ambiente cargado, nada de luces, humo grisáceo, olor a María y otras hierbas, y dos espectadores en butaca, que con la música del llanto aportan su granito de arena en cada escena. Dos niños que no entienden por qué sus padres se pelean.

jueves, 21 de julio de 2011

Ese día.

Hace tiempo que creía haber llegado a ese día, y veo que no es así. Pero va a llegar un día en el que te vas a olvidar de mí. Un día que no es hoy, ni posiblemente mañana, y puede que no forme parte del próximo mes, ni tampoco de este año. No lo se, es algo que desconozco. Pero llegará el día en el que me veas y pienses: "¿Esa es la mujer a la que yo amaba tanto?"..."¿Por la que yo me obsesioné?" "¿A la que yo idealicé como si fuera perfecta?"..."¿A la que tanto daño hice?" "¿Por la que perdí los papeles una y otra vez, comportándome como un ser inhumano, irracional, incapaz de controlar sus instintos y sus impulsos de agresividad?"... Y te va a resultar tan absurdo que casi no podrás creértelo. Seguramente hasta comentes con la persona que tengas a tu lado algo así como: "Mira, esa mujer, era a la que yo amaba tanto". Y no quieras compartir el resto, pero eso, sí. Lo bueno, sí. Y conociendo a las mujeres, la que tengas a tu lado, después de mirarme de arriba abajo con ojos altaneros y atónitos, seguramente te diga algo que suene como: "¿A ésa?". Y sonreirá al pasar junto a mí, con una de esas miradas que se deja caer por encima de los hombros, sintiéndose un poco superior. Porque ella será tu presente, y yo solamente, "esa", tu pasado. Y cuando llegue ese día, ambas seremos felices, porque aunque te cueste creerlo, te juro que al menos yo, volveré a respirar tranquila.


miércoles, 20 de julio de 2011

Antojo.

Quiero algo enrevesado, complejo, casi tanto como comer pipas peladas. Algo que suene a caramelo, y sepa a Canon de Pachelbel para piano y a color rojo fuego. Que huela a abrazo cálido y a angora, suave, blanca, y que tenga tacto de incienso de Nag Champa. Que se vea dulce, muy dulce, casi tanto como el zumo de limón y áspero como la piel de albaricoque. Elocuente, incoherente, ingenioso, y que dibuje sonrisas de las que sonrojan al corazón, y le sacan las lágrimas al alma...

...o lo que viene a ser lo mismo...quiero que no te vayas.

martes, 19 de julio de 2011

Gente.

Y mírales, como caminan, ignorantes, ingenuos, egocéntricos, ausentes de todo cuanto les rodea que no tenga que ver con ellos. Felices por ser quienes son, o amargados por no poder ser de otra manera. Cada uno con su vida, cada uno con quien quiera. Pero estoy convencida de que bajo la careta de cosméticos, rímel y labios de fresa, y bajo las camisas de lino, los sujetadores de relleno, los tacones desgastados y las corbatas con etiqueta, ellos sueñan, y se imaginan a sí mismos, sin agobios, sin trastornos...sin problemas.

lunes, 18 de julio de 2011

Y todo este tiempo de cordura, no ha servido para nada.

Bebo para que me creas cuando digo que he atravesado muros,
luchado contra dragones que expulsan fuego por la boca
y volado sobre Los Alpes suizos con mis alas de cartón.

Para sentirme viva cuando duermo, que no cuando despierto,
para no apreciar el aire que me rasga la garganta al respirar,
y me apaga la voz.

Para notar la lluvia sobre mi cuerpo sin tener frío,
para andar descalza sin sentir las piedras del camino,
para no temer al fantasma que conserva sus puños de acero.

Para creerle cuando dice que le importo, que aún siente.
Para soportar que me traicione el subconsciente,
usando su nombre entre unos brazos que no son los suyos.

Bebo para poder caminar entre ellos.

¿Y para olvidar?

No. Para olvidar, beben ellos.

sábado, 16 de julio de 2011

No siento nada.

Quiero llorar, y no lloro.
Quiero reír, y no río.
Quiero vivir...y a veces,siento que no vivo.

viernes, 15 de julio de 2011

MI Canon.

Tras dejar que sonara siete veces seguidas, he llegado a la misma conclusión de siempre. No se puede escribir sobre ésto. Es cuestión de encender incienso, cerrar los ojos, y...no se puede escribir sobre ésto. Hay que oirlo, escucharlo, y sentirlo.

miércoles, 13 de julio de 2011

Pérdidas.

No me habléis de despedidas, porque al igual que Dios, no existen. Cuando alguien se marcha, y no me refiero a marcharse físicamente, irse de viaje o vivir en otra ciudad, si no a cuando te abandona su alma, siempre te deja dentro esa horrible sensación de ausencia. Algunos intentan llenarlo con el aire de suspiros, otros con el agua que llevan las lágrimas, y los más valientes, con recuerdos olvidados que por momentos cobran vida. Pero no basta. El hueco sigue ahí, profundo, oscuro, vacío. Y siempre creerás que no te despediste realmente, que la última vez que le viste no podía considerarse una última vez, sientes la necesidad de volverle a ver, aunque sea una vez más...siempre quieres una vez más. Pero en realidad, ni una, ni siete, ni doscientas, hubieran sido suficientes, porque si decir adiós es difícil, es humanamente imposible decir adiós para siempre.

martes, 12 de julio de 2011

Incienso de vainilla.

La noche nos hace sentir más fuertes, y al mismo tiempo nos sensibiliza, nos ablanda. Pero nunca entenderé esa eterna puta costumbre que tenemos los seres humanos, de montar un frente con murallas y soldados, de esos que solo duermen ya muy pasadas las 12 de la noche y despiertan con el alba para seguir de guardia. Y es que sería más sano cerrar para siempre el cajón de mierda, abrir el armario entero con olor a incienso de vainilla...y no cerrarlo más, al menos por un tiempo. Dejarse llevar, por una vez, dejarse llevar, siendo uno mismo, desnudando el alma...a ver qué pasa.

lunes, 11 de julio de 2011

Inspiración.

Bésame con ganas, como si no me hubieses besado antes, como si nunca hubieses besado otros labios que no sean los míos. Tócame como si tus manos jamás hubieran conocido otro cuerpo, pero dales permiso para actuar con la experiencia que les caracteriza en saber tratar a una mujer. Mírame como si fuese única, y no vieses nada más alrededor. Sorpréndeme de nuevo. Déjame desnudarte, hazme el amor con pasión, como si el mundo fuese a terminar mañana mismo, y no temas por lastimarme, no lo harás. Escúchame, y deja que te escuche, ayúdame, y deja que te ayude a sobrevivir en este puto mundo de locos. No te agobies, ni me judgues, no me utilices, no me engañes, no es necesario, se lo que quieres. Tómame tal cual soy, aprovecha que ahora quiero, hasta que dure, hasta que decidas marcharte una vez más, si es que lo haces, fíjate si me conformo con poco...y me encantaría poder decirte "enamórate de mí", pero soy realista, y hace tiempo que entendí, que no se trata de algo que se pueda pedir.

domingo, 10 de julio de 2011

Bosque, piedras, playa.

Domingo diez de Julio, siete de la mañana. Mi prosa sale lenta, a trompicones, pero clara, fluída. El camino de vuelta a casa, sea sola o acompañada, siempre se divide en tres partes. Primero atraviesas el bosque que forma la gente que se resiste a que acabe la noche, le plantan cara al reloj, incluso al propio sol que empieza a amenazar con aparecer entre las escasas nubes que se aprecian en lo alto. Después te calzas las botas, viene el sendero de piedras, vienen los desagradables, los que esa noche han decidido tomar su última copa demasiadas veces, y sus vulgares comentarios seguidos de las blasfemias mañaneras que provocas al ignorarles te hacen sentir mínimamente incómoda a veces...sólo a veces, en general, te dan igual. Y te dan igual porque sabes que cuando terminen darán paso a la mejor parte: La playa. Pero de arena que no mancha, de la que no deja sucios los pies ni mojados los zapatos. Las calles solitarias, la tímida brisa, y el sonido en tus auriculares de esa canción que tanto te gusta, que te conmueve de tal forma que no quieres que acabe nunca, incluso das un rodeo muchas veces, para continuar paseando un rato más. No tienes sueño, nunca lo tienes, menos aún a esas horas, después de llevar toda la noche despierta, de lo viva que te sientes. Y cuando finalmente la ves morir, cuando el cielo se aclara, las farolas se apagan, se escucha cantar a los pájaros y ya están subidas las verjas de los bares, si te ha tocado hacer el camino sola un extraño sentimiento de tristeza, de melancolía, un atisbo de sensibilidad extrema invade todo tu cuerpo, y te preguntas si en ese momento, en alguna parte, habrá alguien que se sienta como tú, solo porque con sus propios ojos, ha visto morir a la noche.

domingo, 3 de julio de 2011

Simplemente, me apetecía hacerlo.

No me preguntéis por qué, ni os molestéis en buscar explicaciones racionales. No existen, él es así. Coherente dentro de su propia incoherencia, elocuente dentro del más absurdo desequilibrio, es capaz de sacar de quicio a cualquiera con sus rarezas...con esa sonrisa, y esas maneras, y todo ese remolino que forma cuando se te acerca. Le he visto mil veces, en mil sitios, de mil formas. Su primera cara de la mañana, recién afeitado y con gafas cubriendo la miel de sus ojos, y su última cara de la noche, de mirada enrojecida y labios con sabor a chicle de menta. Con mucha ropa, grande, fria, y con poca, muy poca, incluso nada. Prácticamente rapado, y con el pelo desgreñado, y por supuesto, casi siempre bien peinado. Le he visto feo, muy feo, aunque siempre esté guapo, el más guapo. Prepotente, insoportable, e increíblemente agradable. Sonreír por tonterías y reír a carcajadas, gritar de rabia y hasta humedecer a sus ojos con tímidas lágrimas, si hago memoria. Le he visto queriendo verle, y le veo casi sin ganas. Y digo casi, porque en el fondo, las tengo. Porque él ha sido capaz de llegar a ser ese puto único motivo del día que en determinados momentos te hace sonreír y a la mierda con la autodestrucción...por eso que dice Escandar Algeet en uno de sus poemas, de que "los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me se desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre". Que de él no espero nada, simplemente me adapto a lo que me da, me adapto a ello continuamente, porque me compensa, me interesa.Y es que no sabes lo que es encontrarte en lo más alto, que te empujen al vacío, y qué el aparezca de golpe para decirte, "venga, hazme un hueco, y me lo cuentas". No sabes lo que es que él se retuerza y bostece, te abrace hasta hacerte temblar, y como si de un truco de magia se tratase haga desaparecer a todo el mundo. Que yo soy la primera que entiende, a quien pierda la cabeza por su complicada mente y el sentido por sus enrebesadas palabras...pero también las bragas por un roce de mejilla. Que las suspicacias, los disimulos cuando su culo pasa, las incomodidades de orgullo que pueda provocarme, son algo con lo que ya cuento. Con esto quiero decir que a mí de versos no me tenéis que decir nada, que hace tiempo que escribo los míos. Que se cómo agacha la cabeza, levanta la mirada y ladea la lengua, o se muerde el labio superior. Que conozco su voz en formato susurro, en formato chillo, en formato gemido y en formato secreto, ese que no hay quien lo entienda cuando no se molesta en vocalizar. Que me se sus cicatrices, sus tatuajes, y el sitio que tienes que tocarle para conseguir que se ría, y me se lo de su rodilla, y la forma en la que se mueve cuando camina. Que no sólo conoce mi última pesadilla, también otras anteriores, y yo sí que no tengo cojones de decirle que no a nada, porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con La Luna. Que se la cara que tiene cuando se deja ser completamente él, y la que pone cuando se coloca esa absurda careta narcisista. Que le he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino, y le he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana. Que no me hablen de paisajes, si no han visto su cara y no han tocado su cuerpo. Que mira, si, un polvo es un polvo, al margen del anillo manchado entre sus manos y que sólo los sueños puedan posarse sobre las siete letras de su nombre. Que lo entiendo. Que hoy vuelvo a escribir sobre lo mismo. Sobre el mismo. Que razones, podemos tener todos.

Pero yo, muchas más que vosotros.