miércoles, 27 de enero de 2016

"Lo que escuece imaginarse el sin ti, después de ti."

Cuando no puedas dormir, te mando sueño. Piensa que estoy ahí, contigo. Es uno de esos días en los que el cielo muestra su traje de luces puras y blancas, mientras el viento hace que un coro de árboles fuerce sus ramas como si de cuerdas vocales se trataran, en sus posturas más agudas, más intensas, más humanas. Cuando no debas dormir, te mando un beso. Siente que estoy ahí, contigo. Es uno de esos días en los que se desatan tormentas en el mar de las sábanas, mientras mis piernas te enredan, y nuestros cuerpos se mueven al son de las olas que bailan la más dulce y violenta melodía que nazca de tu alma. Cuando no quieras dormir, te mando mis sueños y mis besos. Déjame soñar contigo. Déjame dormir contigo, anda. Déjame darte un beso de esos que no se olvidan. Ni en otros labios, ni en otros cuerpos, ni en otras camas, ni en otras aguas. Ni en otras vidas.

domingo, 10 de enero de 2016

Tinta de domingo.


Dicen que el dolor ablanda a las personas. Yo pienso que a la larga, las endurece más. Recuerdo que de pequeña, mi abuela me dijo una vez que ella cuando estaba triste o cuando no se aguantaba ni a sí misma se escondía en un rincón de su habitación, sola, sin que nadie la molestara. Se escondía a esperar a que la tristeza se marchara. En más de una ocasión la encontré allí, con la luz apagada, y sin atreverme a entrar me senté junto a la puerta a esperar a que cesara su llanto. Nunca me ha gustado que me vean llorar, así que por entonces elegí como mi rincón el hueco de detrás de las cortinas, porque creía que aunque yo pudiera ver a través de ellas nadie podía verme a mí. Ahora, cuando me siento así, me escondo en el rincón de sus silencios. Y al cerrar los ojos, todavía consigo recordar cómo sonaba su voz. Entonces poco a poco algo dentro de mí me va calmando, y sin querer pero queriendo se dibuja en mi rostro una sonrisa al recordar cómo era la suya. Por eso cuando tu mundo se desmorone y no encuentres un rincón donde esconderte, ven, que aunque ahora esté parecido, yo te hago un hueco en el mío.

domingo, 3 de enero de 2016

Tinta de domingo.

Si aquella noche le hubieran preguntado dónde estaba, probablemente no hubiera sido capaz de responder. Llevaba tantas horas sumergido en copas de vozca y champagne y dejando colgar sus brazos sobre crías que intentaban convertirse en mujeres, que ni siquiera era consciente de lo denigrante y vergonzosa que resultaba para cualquier auténtica mujer que le obesrvara desde fuera la imagen que estaba dando, restregando su cabeza entre los pechos de aquella peliroja mal teniña de formas insultantemente vulgares que conocía más camas que pijamas, en medio del bar. Hora después, cuando regreasba a buscar su coche haciendo un esfuerzo inútil por mantener la línea recta, un borracho se acercó a él. Se quedó parado mirándole, y apoyándose sobre su hombro izquierdo le susurró: "¿Sabes lo que te pasa? Que has perdido lo más valioso que tenías. Así tu vida ya no va hacia ninguna parte." Han pasado semanas desde aquella madrugada, y aunque procura no pensar mucho en ello algo en su interior le hace sentirse intranquilo. Como si realmente etuviera perdiendo algo muy valioso, y con ello se hubiera perdido a a sí mismo. Coo si realmente su vida ya no fuese hacia ninguna parte, y hasta ese precioso momento, no hubieese tnido tiempo ni para darse cuenta.