lunes, 19 de mayo de 2014

Tinta de Domingo.

Todo ser humano, en algún momento de su vida, necesita que alguien le de un empujón. A veces no es cuestión de complicarse mucho. A veces sólo necesitas que alguien te diga "Eh, tranquila. No eres la mujer perfecta, ni tienes por qué serlo". Y con eso ya tiras para delante. Yo no busco nada, sólo espero que alguien me encuentre. Que me encuentre y que me diga que existen caminos de margaritas de pétalos impares y corazones que no están hechos solamente de papel Pinocho. Alguien que me desmonte con la mirada y que me haga reír con los hoyuelos de su sonrisa. Que le encuentre atractivo a la noche y no se empeñe en madrugar los domingos por la mañana, que sueñe mucho y duerma poco, pero que cuando lo haga sea tan pacíficamente que tenga que buscarle el pulso. Alguien que me haga sentir grande, y a la vez pequeña. Que entienda y que valore la belleza íntegra y natural de un "te quiero en mi vida" sin agobiarse con etiquetas absurdas que no van a ninguna parte. Alguien que haya sufrido. Que entienda el sufrimiento hasta tal punto en el que sin decir nada me mire y sepa quién soy yo, y lo que siento. Que lo acepte, que me respete, que no me tome por loca ni por rara y que no intente cambiarme ni borrar mis cicatrices.
Esa persona.
Hay más de siete mil millones ahí afuera.
Pero imagino que así, sólo necesito a una.



No hay comentarios:

Publicar un comentario