miércoles, 7 de mayo de 2014

247 días conmigo misma.

Yo sé que a veces piensas que la vida no es más que un decorado donde no sirven champán mas que los fines de semana. Que últimamente a tu lado sólo ves relojes inservibles, horas que se rompen como las copas y las botellas sobre las barras de los bares. Pero la vida es más que un puñado de nudos sin deshacer, es más que una mujer que se abre de piernas cuando la tratas bien o que un hombre de esos que sólo dicen palabras bonitas a partir de las dos de la mañana. No puedes esperar a que sea el resto quien venga a ti como acostumbras, porque hay ciertos trenes que no van a esperarte siempre y otros que ni si quiera pasan por donde tu esperas, y tienes que encontrar la parada caminando. Sería buena idea buscar una escoba de palabras para barrerse por la noche el corazón, cuando aúllan los lobos de la melancolía y te acomodas en tu propio desequilibrio. Tal vez baste con volver a buscar aquello que decides no encontrar por miedo a sentir. Que no hay peor regalo que prohibirse la alegría y sumarse al coro de los que huyen de aquello que desean. Sería bueno escapar de la autodestrucción por decreto y volverse permeable alguna tarde, por si llueven cosas buenas en alguna parte. Que yo sé que la vida nos tiene reservados cien veranos a la vuelta de la esquina, canciones que ya no hablarán sólo de ti, noches que durarán un año porque pasarás esos doce meses restantes abrazada al cuerpo que esperas. Sé que en algún momento se va a desplomar un cielo azul sobre tu casa y serás capaz de ver lo que no ves: Que aquí afuera hay personas que quieren dejar de ver a la niña que se araña cuando no la miran. Que yo sé que sólo te hace falta conocerte y perdonarte no haberte conocido mejor cuando te culpabas por todo. Que yo sé que el camino hacia una misma es el único que después del esfuerzo que supone deja las suelas menos desgastadas, y que en ese camino se da con una soledad que no es vista como una guillotina. Una soledad que romperás cuando tú quieras, porque tú quieras, porque así te lo pida el alma. No tengo ninguna duda. Sé que así sucederá. Y que para que pase todo esto sólo hace falta una cosa: Que tú también lo sepas.


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