martes, 4 de febrero de 2014

La crisis creativa del proyecto escritor.

Últimamente sé cómo explicarme pero no sé cómo entenderme. Siento que escribo demasiado sin tener en cuenta lo que escribo, me siento un poco desastre con las personas a la hora de expresarme fuera del papel. Es curioso, porque escribo cosas y la gente se reconoce en ellas, mientras que yo tengo que releerme para encontrarme y aún así hay veces que no lo consigo. Quizás haya llegado a ese punto de saturación, de mezclar tinta del alma y de la cabeza sin ningún tipo de rigor…pero hace semanas que le doy vueltas a la idea de dejar de escribir, al menos por un tiempo. No lo sé. Me desbordan demasiadas inquietudes, que se traducen básicamente en la apreciación que se tiene una vez que has rebasado el muro de la publicación. Cuando uno escribe y sueña con que alguien le publique, lo ve como algo idílico, casi mágico. Cuando lo consigue, efectivamente continúa flotando en una nube, pero va descubriendo que, como todo en esta vida, es un proceso que conlleva una etapa dura para el escritor: Promocionar su propia obra. Por suerte o por desgracia, no es que tenga precisamente una fe total en mis libros. Los he escrito con todo el cariño e implicación que soy capaz de dar, pero albergo dudas, no me siento la persona más adecuada en cuanto a imparcialidad y objetividad para ir anunciándolos por ahí. Probablemente lo que busco es seguridad, algo que me garantice al menos esa sensación de "eh, no estás loca, la gente te lee y le gustas, le gusta lo que sale de tu pluma independientemente del lugar del que saques la tinta". Es así. El eterno debate entre hacer lo que te guste o que te guste lo que haces te empuja a la sala de interrogatorio y te cuestiona más que nunca. Te sientes caminando sobre la cuerda de un tendedero de balcón a balcón, sin tener nada claro que seas capaz de llegar al otro lado. Para qué engañarnos, siempre tuviste miedo a las alturas y nunca te convencieron del todo los circos…hasta te daban miedo los payasos. Y ahí estoy, parada en medio de la cuerda. Quizás lo mejor sea agitar la cabeza con fuerza y dejar a los pájaros salir…o quizás debería de hacer caso a ese "no planifiques tanto, que fluya". Que lo haga bien o lo haga mal, yo lo que quiero hacer, es escribir.

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