miércoles, 29 de enero de 2014

Entre espejos, silencio y frío.

Cuando dejas de creer en ti, algo se apaga en el país de los espejos que muestran tu verdad. El resto de los cristales mienten por envidia, aunque sólo existen si los miras demasiado. Que sí, que aunque hay quien pueda masticarte tarde o temprano tendrá que volver a escupirte, y que resurgirás de las cenizas como el ave fénix que no tiene miedo al fuego y hasta se lame sus propias heridas...Pero todos tenemos derecho a caer de vez en cuando, por miedo a resbalar, sin haber resbalado. Esperamos a ese alguien dispuesto a aparecer de nuevo con el brazo tendido, aunque su tacto queme tanto como las noches de invierno, para levantarte de un suelo que no merece tu caída. Pero de nada sirve acumular silencios, y aunque en esos momentos no sientas confianza para comerte el mundo a gritos, ten paciencia, que el mundo estará esperando tus mordiscos. Y cuando por fin te incorpores, y continúes caminando, te darás cuenta de que los resbalones los provoca uno mismo, y de que nada ni nadie te hará caer de nuevo salvo tus propias zancadillas, tus propios silencios, y tu propio frío.


No hay comentarios:

Publicar un comentario