domingo, 29 de mayo de 2011

Elena.

Tiendo a poner el título una vez escrito el texto, pero en esta ocasión tiene fuerza y personalidad propia, así que es lo primero que he hecho. Normalmente nunca empleo sólo un nombre para ello, porque tengo la sensación de que falta algo, de que no es suficiente como tal. A simple vista puede parecer bastante común, y cualquiera que haga un poco de memoria puede conocer a alguna, pero ésta es diferente, con todo lo que las nueve letras que unidas componen la palabra significan. Rubia, de las de verdad, de las que empiezan con letra mayúscula, la única con la que hasta ahora he aceptado compartirlo, porque realmente me gusta que haya otra, y que sea ella. Con carácter, demasiado, a veces, en ocasiones pierde el control de la situación, le cuesta canalizar sus emociones y las exterioriza de manera inadecuada, o mas bien como lo que en general solemos considerar inadecuada, pero a sus escasos 18 y con la vida de locos que lleva raro sería que no fuese así. Cabezota, observadora, con encanto, un encanto especial que la distingue del resto al poco de conocerla, que marca la diferencia. Está. Siempre está, hasta cuando no lo parece, basta con una llamada, un mensaje, y conmigo ni eso, sabe cuándo hace falta aunque nunca se lo pida. Te escribe, te lee, te escucha y te da su opinión, sin adornos, transparente, sincera, pero al mismo tiempo con tacto. Transmite seguridad en todo lo que hace, aunque ni ella misma esté segura, sigue adelante pisando firme, como si conociera el camino que sus pies seguirán durante un largo recorrido y se sintiera tranquila gracias a ello. Siempre está dispuesta a comerse el mundo, aunque el mundo se la coma a ella, a veces. Muy madura para su edad, siente que no encaja a veces con su entorno habitual, y busca otro en el que sentirse más cómoda, busca el nuestro, de lo cual me alegro, ya es una más. Valiente, no se echa atrás ante las dificultades, si no todo lo contrario, las afronta con más ganas que las situaciones fáciles de resolver, para ella seguramente aburridas. No es perfecta, ni mucho menos, nadie lo es. Pero tengo argumentos más que suficientes para dedicarle una entrada hoy, mañana, o cualquier día en el que el sol salga por el Este. Por ser como es, por ser ella, por ser Elena.

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