lunes, 9 de mayo de 2011

Aula 105. Ma...perdón, Javier.

Me recuerda tanto a él que en ocasiones he estado a punto de confundir su nombre al llamarle. Muchas veces te mira, a veces interviene, y aunque podría decir más, mucho más, se permite el lujo de desaparecer entre su abrigo enorme y algún que otro comentario sobre su equipo de baloncesto. Tras esos ojos marrones cargados de legañas, y bajo ese pelo medio rubio medio castaño casi siempre despeinado, hay una cabeza a la que le sobra capacidad, pero le falta atención, que no interés. Sólo es cuestión de disciplina, de que ordene sus ideas y se moleste en estudiar algo más. Aun así sus resultados son buenos, pero si hay algo de lo que estoy convencida es de que podrían ser mejores. Él es consciente, lo sabe, pero no parece darle demasiada importancia. Desinterés, quizás, madurez, tal vez. No soy capaz de distinguirlo, y me preocupa, a veces, pero sin saber cuál es el problema, no puedo encontrar la solución.

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