miércoles, 1 de junio de 2011

Verso acabado. Punto.

Que yo le vi marchar sereno y con la vista puesta al frente decir eso de "eh, ahí te quedas, sigo adelante". Que no tembló, y no dudo ni un solo instante, en continuar sin girar ni tan si quiera a comprobar si ahí seguías, sin detenerse a tomar aire.Y las frías calles durmieron sobre el húmedo lecho de lluvia, que tiñó el cielo de gris oscuro y pintó la noche, y entre el gemido de las alcantarillas vacías, la luz tenue de las farolas turbias, y la brisa opaca que arrastraba los reproches, se hacía pequeño en la distancia, hasta doblar la última esquina y desaparecer de golpe. Y no tembló, y no dudó. Pero también te digo que tiempo atrás fui yo la que le vio pararse, dia tras dia, noche tras noche, y ganarse por momentos cada uno de los siete botones que desabrochaba de aquella camisa, cuando ni si quiera me importaba su nombre...y ahora cada vez que lo escucho tiemblo, si imagino que lo tengo delante, aun saliendo a la calle sabiendo que no voy a encontrarle. Con esto quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada, que hace tiempo que escribo los míos, que no se agotan, que son eternos. Que su indiferencia, sus incoherencias, sus "ésto me da igual, ésto me interesa", son algo con lo que ya cuento. Que él olvidó, claro que olvidó. Que recuerda, también, a su manera, que no la mía. Porque a veces olvido acordarme de que le estoy olvidando, y a veces, sólo a veces, se me olvida olvidarle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario