domingo, 9 de noviembre de 2014

Infinitos millones de montones de GRACIAS.

Dicen que la esencia de una persona se puede medir por la calidad humana de la gente que le rodea, y de sus amigos, pero en mi caso creo que no existe ningún aparato de medida con la capacidad suficiente para ello. Nunca me ha gustado mucho la fecha de mi cumpleaños, pero alguien especial me dijo hace unos meses que es bueno celebrar que ha pasado un año más, y seguimos bien. Después del día de ayer no me queda más remedio que darle la razón. No encuentro ni encontraré, por muchas horas que me pase delante de la pantalla del ordenador, las palabras adecuadas que describan lo agradecida y afortunada que me siento de que de una u otra manera forméis parte de mi vida. Gracias a los que estuvisteis, porque me hicisteis reír, y mucho más difícil aún, llorar, y también a los que no pudisteis estar, porque la ausencia también se valora, y se siente. Gracias a los que me felicitasteis siete veces, a los que lo hicisteis una, y a los que os habéis acordado hoy, porque más vale tarde que nunca. Gracias a los que me llamasteis, porque aunque no me guste el teléfono hay voces que de vez en cuando necesito escuchar. A los que me escribisteis media línea, dos o veinte, porque es muy gratificante que por un día sean los demás los que escriben para ti. Porque gracias a vosotros voy cogiéndole el puntillo a esto de cumplir años, y porque de vez en cuando, sienta genial decirle a los tuyos que les quieres. Sé que se me de fatal estrujar el alma y sacar todo el jugo para fuera, pero aunque nunca os lo diga, os quiero mucho. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario