miércoles, 2 de julio de 2014

Soñar contigo. Marwan.

Llega la noche. Descuelgo la desgana de mi vida y marco en el teléfono la matrícula de tu coche. Aceptas dos segundos antes de mi propuesta. Preparo la casa y tacho de golpe esos renglones que dicen que te perdí. Abro la puerta como si fuera 21 de Marzo, y apareces haciendo florecer cada rincón de mi cuerpo, de mi mente y de mi alma. Otra vez esa sensación.Tu sonrisa al primer disparo pasa a limpio mi biografía, ese lugar del que no debiste haber salido. No quiero que acabe este abrazo, no deberíamos aceptar la caducidad del paraíso. Me cuentas que has vivido entre paréntesis y que la soledad es algo parecido a la vida en diferido. Yo te cuento que estoy hecho a tu medida como otros están ya hechos a una enfermedad incurable, y te cuento que conocí a otras, pero que querer acostarse con una mujer no es lo mismo que querer despertarse con ella, porque hay chicas que te alegran la piel que recubre los huesos pero no la que protege el corazón. Y creo que tú eres de esas a las que dejaría despellejarme enteroNos callamos, tú miras el vaso entre tus manos. La ropa cae y arrastra consigo una tonelada de tristeza. Luego duermes, mientras yo te observo, poniendo en duda cuál de los dos está realmente soñando en ese momento. Tal vez sólo sea posible ese sentimiento, por ponerle un nombre, llamémosle amor, cuando no lo retienes como a un preso, porque siempre querrá escapar. Quizás deberíamos aceptar la posibilidad de la caducidad del paraíso, tolerar la intermitencia de la felicidad, no meternos más en la boca la palabra destino y agradecer que estés aquí. Conmigo. Ahora…de pronto despierto sólo, descalzo y con ropa de calle tendido sobre el sofá de casa, con la tele encendida y la ventana abierta. Hace frío, no es primavera. Definitivamente, sí. Soy yo el que sueña. Cierro los ojos en un intento desesperado por volver a ti. Déjame que sueñe, anda. Déjame esta noche, soñar contigo.



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