lunes, 30 de septiembre de 2013

De nuevo, Lunes.

Todos los lunes, a las 7:30 de la mañana, escucho cómo se va. Tampoco es que haga mucho ruido, pero lo suficiente como para saber que es él. Y todos los lunes me quedo tirada en la cama, escuchando su voz despidiéndose de mi madre, la puerta de casa al cerrarse, y el sonido del ascensor. Volverá en cinco días, como todas las semanas, él siempre vuelve, siempre. Pero aún así soy incapaz de levantarme y salir a decirle "adiós", o más bien, "hasta pronto". Nunca me han gustado las despedidas, y lo cierto es que le echo de menos cuando no está. La casa está triste cuando él falta, como vacía, aunque nunca haya sido de parar mucho por aquí, ni yo tampoco, pero lo siento, lo noto, no me gusta su ausencia, no sé. Parecerá una tontería, pero es curioso  el poco espacio que ocupa cuando está aquí...y el hueco tan grande que deja cuando se va.

No hay comentarios:

Publicar un comentario