martes, 29 de mayo de 2012

Él es, por eso estoy. (gracias, Salem)


Amo ese péndulo entre hombre huracán que escandaliza portales y el que se sonroja si le dices que es más guapo que nadie. Su trazado en semicírculo marca el ritmo de mis deseos como versos, mis deseos a deshora, y niega el breve tiempo de los mortales. Y es que él no sabe que brilla más que cualquier estrella,que sus gemidos amenazan mi timón como un orfeón de sirenas, que por verle feliz me marcharía, y para hacerle feliz, permanezco. Que celebro su existencia como la de la luna, cuando la luna me mira. Guarda en su cuello el secreto de las noches que se doblan como espigas, en el latir de su pecho, las joyas de la corona de la más plebeya dinastía, tiene detalles de príncipe, y ama como la vida. Él va a incendiar su mundo sin querer, un martes a mediodía, porque está hecho de un fuego que le asusta y le encandila. Y yo estaré cerca, para encenderle con besos las cerillas. A veces siento la sucia tentación de enjaular sus maravillas, pero aunque pudiera, no lo haría. Él es libre, feliz, y un poco mío. El sólo tiene miedo al miedo, y hasta el miedo, le amaría.

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