domingo, 10 de junio de 2012

Vísteme de inspiración, que sin ella estoy desnuda.


Revuelve mis entrañas, sácame las tripas desde bien adentro, desordénalas, y mételas de nuevo como te venga en gana. Con todo, y nada. Heriza mis venas, retuércelas y mezcla su sangre con resina amarga, hasta que tensen, hasta que vibren, como las cuerdas de una vieja guitarra. Que hasta el más torpe cantante de rock, canta, mientras yo sigo aquí sentada sin hacer nada sino escribir, con tinta roja de rabia derramada, gritando en silencio, sin poder tragar los nudos que censuran mi garganta. Envuélveme, sorpréndeme una mañana de bruma gris con sofocante escarcha, que congele al miedo y me acalore, hasta drenar los recuerdos del alma. Hazme temblar. Pon fin a mis noches en vela, y a mis mañanas de legañas y dolor de cabeza. Y que ese gran manjar para moscas y ratas marchite, se pudra y muera. Entonces, y sólo entonces, sin respeto a los gusanos, bailaré sobre esa tumba seca. Mientras tanto, si no te gusta, simplemente no me leas.

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