viernes, 25 de mayo de 2012

75 días.

Nunca sé ni sabré si el paso del tiempo le vuelve a uno más sabio, o sólo menos exigente. De lo primero dudo a partir de mi propia experiencia, de lo segundo, también. Apenas he conseguido, en este pequeño puñado de años, cometer varios errores nuevos, y repetir cada vez menos (o eso quiero creer) mis viejos errores. Y al mismo tiempo (como siempre, el tiempo), cada vez ejerzo menos el amanerado verbo tolerar. Tampoco voy armando jaleo por ahí, simplemente me aparto cuando no me creo el guión de la película, aunque no descarto, algún día de éstos, pegarle una patada a la cámara y hacer saltar todas las piezas. En resumen, que escribir es delatarse, y releer lo que uno ha escrito impone aplicarse los rayos x que nunca tuve, para saber si he cambiado yo, o ha cambiado todo lo demás. Sigo, afotunadamente, sin saberlo.

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