martes, 18 de mayo de 2010

Aire.

Coge aire. Haz un esfuerzo por permitir que entre en tus pulmones, que los colme hasta que no quepa nada más en ellos, y suéltalo de nuevo, déjalo ir. Repite el proceso hasta que tu cuerpo sea capaz de hacerlo de forma autónoma, instintivamente, sin necesidad de que ni tan si quiera tengas que pensar en ello. Y no hagas nada más, cierra los ojos y limítate a respirar, deja que el resto de tus funciones vitales se tomen un descanso. Y ahora, sonríe…¿por qué? ¿en serio te lo preguntas?¿todavía no te has dado cuenta?…porque estás vivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario