domingo, 14 de septiembre de 2014

Tinta de domingo.

Yo sólo quiero dejar de maquillar el alma con letras, que me limpies la cara de tristeza y me pintes la sonrisa a besos. Que te bebas mi llanto como si de agua del manantial de la vida se tratara y me cojas de la mano como cuando no empezábamos a desconocernos. Yo sólo quiero que me borres del mapa pero me señales siempre a tu lado, que me digas que encontrarme ha sido una suerte y me invites a buscar tréboles de cuatro hojas en el jardín de tu olvido. No ser dentro de tu huerto ni cereza ni fresa, ni fruta de temporada, sino el árbol más frondoso de hoja perenne o la rosa eterna que nunca se marchita. Yo sólo quiero que me escondas los relojes y te olvides de parar el tiempo, que aparezcas en mi casa al final de un día agotador y te dejes caer en mi cama, para después enredarte entre mis sábanas. Que me mires como antes, como cuando aún no éramos nada. Yo sólo quiero vivir sin saber que voy a perderte, vivir sin saberte, saber que vivir es morir lentamente. No pido tanto, creo. Sólo quiero querer sin querer, pero queriendo, que quien me quiera, me quiera bien. Y dejar de sentir que las tardes de domingo se inventaron exclusivamente para tener resaca, escribir poesía, y acordarme de ti.


No hay comentarios:

Publicar un comentario