martes, 29 de abril de 2014

Restos de vesos y bersos.

Adoro hablar con la boca llena de sinceridad.
Hablar con restos de alma entre los dientes, y no saber si es tuya o mía, 
o de algún desconocido que me inspiró mientras dormía.
La sonrisa de perfume que respiro cuando me miras.
Adoro ensuciarme las manos de tinta,
y disfrutar de todo lo que me alimenta,
saben mejor las palabras cuando se tiene sed de ellas,
los dedos sucios, 

las manecillas desordenadas, la arena desparramada
 y la camisa remangada.
Tu camisa, a cuadros. Sin botones. Desabrochada…
Tú. Sin nada.
Vestirte de versos, y desnudarte después letra por letra.
Adoro apoyar los codos sobre la mesa
después de haber puesto las cartas sobre esa bandeja
que tanto nos cuesta utilizar.
El tiempo. Como siempre, el tiempo.
Distancia, miedo, olvido, dudas. Tristeza.
Pero lo que más adoro de todo es,
tu falta de educación cuando de vez en cuando,
sin dejar que termine de hablar,
sin avisar. Me miras. Sonríes.
Me besas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario