jueves, 20 de enero de 2011

Causas perdidas.

Herido de muerte, tras ser alcanzado por varios disparos, recostado sobre unos escombros, su compañero lo miraba con un sentimiento mezcla entre la compasión y la impotencia. Se acercó hacia él, y le dijo: "Ya ves, para esto luchaste y diste la vida, para una causa que sabías perdida". El herido, casi sin voz, apenas sin fuerzas ya, alzó la vista y susurró: "las únicas causas por las que merece la pena luchar, son las causas perdidas".

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