lunes, 22 de octubre de 2012

Isabel Ruano.

A los ocho años, al cruzar la carretera para enseñarles a sus hermanas una muñeca que le había tocado en la feria, la atropelló un coche, o como ellos decían, "el coche", porque por aquel entonces probablemente sería el único de toda la ciudad de Burgos. Por suerte el golpe no fue demasiado fuerte, perdió el conocimiento durante unos minutos y paso varios días en observación, con mareos y dificultades de nitidez en la visión, pero no detectaron nada en su oído derecho hasta casi cumplir los 18 años. Fue entonces cuando descubrieron que el martillo, el yunque y el estribo estaban completamente destrozados. Isabel se había acostumbrado a oír exclusivamente por su oído izquierdo, sin apreciar realmente que su audición por el derecho era totalmente nula. Pero con el paso de los años su oído izquierdo fue deteriorándose también, hasta que a los más de setenta años de edad, aceptó que necesitaba un audífono, eso sí, de los internos, aunque se oyera menos, porque ella jamás dejaría su problema al descubierto del resto. Por ello la audición de Isabel continuaba sin ser satisfactoria, lo cual supuso que, haciendo uso de su extraordinaria imaginación, comenzara a inventar e imaginar aquellas palabras y frases que no había oído bien. Pero ella nunca lo reconocía, salvo que no le quedara otro remedio. Así era Isabel. Cabezota, creativa, firme y fiel a sus ideas y principios...pero sobre todo, una persona digna de conocer, admirar...y aprender mucho de ella.

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