lunes, 27 de abril de 2015

Dulce introducción al caos.

Dicen que el mundo siempre prefiere que cambies tu caos, que lo controles, que lo corrijas, que lo ordenes o que lo disminuyas. Pero justamente eso es lo que te impide ser feliz. El ser humano necesita que le impacten, que le sorprendan, que pongan patas arriba todo lo que creía patas abajo y desmonten toda su estabilidad y coherencia. Conseguirlo no está al alcance de cualquiera, pero cuando algo es capaz de aparecer en tu vida en el momento menos oportuno, y quedarse, quizás tengas que admitir que los momentos menos oportunos pueden ser al mismo tiempo los más necesarios. Que el mirar atrás sólo te hace renunciar al presente. Que cuando algo encaja en tu caos, da igual cuál sea el momento en el que se haya cruzado en tu camino. Si te hace feliz, merece la pena dejarse llevar por el instinto, por sensaciones, por los impulsos. Si te hace feliz, merece la pena intentarlo.

viernes, 3 de abril de 2015

Abril entre líneas.

Dicen que toda historia tiene sus puntos y sus comas, que siempre hay puntos suspensivos antes de llegar al punto final, pero el corrector ortográfico que trabaja para la editorial siempre me llama la atención por abusar de ellos...dice que lo importante, es saber dónde y cuándo colocarlos. Me pregunto entonces dónde y cuándo se pone ese punto en el que no sabes si necesitas un abrazo, un beso, cuatro polvos, o dos hostias. Ese absurdo e indeterminado punto. Ese. En el que las manecillas del reloj parecen estancarse mientras el péndulo sube, y baja, y sube, y baja, y no hay manera de hacerlas avanzar pero tampoco puedes hacer que giren hacia atrás. Y te quedas plantado ahí, junto a la puerta, pensando en si llegará el día en el que te atrevas a cruzarla. Y sí, de momento no tienes ninguna intención de entrar en un lugar del que no te asegures poder salir cuando a ti te de la gana, pero cuando te preguntan dónde te duele, no hay dudas. Le señalas a él. Y es ahí, desde ese punto, desde ese instante, desde donde le deseas suerte. Esperas que tenga salud. Que sea fuerte. Esperas que no se conforme, que sea valiente. Que la vida le de motivos para levantarse cada mañana con una sonrisa, y que cuando no se los de lo haga igualmente. Esto último lo esperas especialmente, porque tiene una sonrisa preciosa. Esperas que sea feliz. Pero sobre todo, esperas que lo que sea que está buscando, sea mejor que lo que está perdiendo.