lunes, 19 de enero de 2015

Enero entre líneas.

Dicen que después de la tormenta siempre llega la calma...y así es. ¿Sabes una cosa? Te mereces pasarle a las cosas buenas. Por eso nunca quieras a quien te quiera, como si tuvieses miedo de no encontrar a otra persona a la que ames. Quiere a quien tenga miedo de quererte, porque seguramente acabe amándote más que nadie en este mundo. No te conformes con lo fácil, que lo difícil también se intenta. Y se consigue. Nunca dejes de creer en la magia, esa que lo hace todo jodidamente irracional e irrepetible, que te hace cometer locuras y enamorarte de la vida y de todo aquello que te hace feliz.  Aprende a disfrutar de los buenos recuerdos, no te tortures con ellos, porque son un tesoro que nada ni nadie podrá arrebatarte. El corazón del ser humano es un lugar demasiado complejo como para pretender entender lo que sucede en su interior. Un lugar donde el tiempo, la razón y la cordura no existen. Por eso si algún día decides luchar por ese algo que no sabes cómo explicar que te nace de ahí adentro, no lo hagas cuando pienses que es lo oportuno. Hazlo cuando sientas que vale la pena, aunque el momento sea el menos oportuno de todos. Y habrá ocasiones en las que podrás equivocarte, pero cuando te des cuenta de que escogiste el camino incorrecto, darás media vuelta entendiendo que lo importante no era el final, sino el transcurso del viaje, y que aquel camino, aún resultando no ser el definitivo, tenia unas vistas preciosas. Haz caso de tus impulsos, y mantén siempre la esperanza de que no todo puede salirnos mal si aprendemos de nuestros errores, de que las segundas oportunidades existen, de que a la tercera, a la séptima o a la mil una vendrá la vencida, de que la vida te tendrá guardado algo bueno tras los malos golpes. Así que sal ahí fuera, cómete el mundo a bocados, recorre los caminos que te hagan falta hasta encontrar el que tu corazón verdaderamente desea. Siente tus pies golpeando la tierra firme, siente la brisa acariciándote la cara con dulzura. Siente, no temas. Ten paciencia. Espera a que el destino te conceda lo que quieres, porque tarde o temprano Marzo llegará y traerá consigo la primavera más bonita de todas. Y llénate. Llénate de la belleza que te rodea. Abraza, besa, baila, grita con todas tus fuerzas, deja que la lluvia penetre hasta el último poro de tu piel empapándote hasta los huesos...y simplemente, VIVE.


lunes, 12 de enero de 2015

La idiota es ella.

No seas idiota. Levántate de ese sofá y sal a la calle. Sal corriendo sin perder el tiempo en buscar las llaves. Para qué. No las necesitas. Coge la cartera, y corre. Plántate en la estación y coge el primer tren que salga hacia donde te dice el corazón. ‘Qué le digo’, ‘Qué hago’, ‘No tendría que haber dicho eso’, ‘Tendría que haber hecho las cosas de otra manera’...Quítate esos pensamientos de la cabeza, no sirven, no pagarás ni un solo billete con ellos. Son sólo calderilla para echar a la gorra del primer mendigo que encuentres junto al andén. Siéntate y pon los pies en el asiento de en frente hasta que el revisor te llame la atención, escucha esa canción que sin querer te recuerda a ella, quédate dormido hasta que tu cabeza caiga sobre el desconocido de al lado y te haga pasar ese incómodo y embarazoso momento al despertar. Espera a que se abran las puertas y vuelve, vuelve a correr sin detenerte. Sortea a la gente, ábrete paso entre la multitud, empújala si hace falta, que se jodan, ellos no tienen tus ganas, ellos están muertos por dentro. Qué sabrá toda esa gente de los sentimientos...qué sabrá toda esa gente de buscar el amor. Espérala en el portal, o mejor aún, llama a todos los timbres hasta que escuches su voz. Su dulce y seductora voz. Empuja la puerta, sube las escaleras de dos en dos, que las segundas oportunidades a veces merecen la pena. Tropiézate si hace falta, que ya te levantarás. Ahí está. Mirándote con su moño despeinado y su camiseta de estar por casa, atónita, perpleja...preciosa. Cógele la cara con las manos y cómele la boca. Cómesela como si llevases meses sin desayunar. Con ella. Eso es lo que ella sueña con que harás algún día. Pero lo que haces es muy diferente. Te quedaste mirando esa pantalla del móvil, esas conversaciones en las que decías todo sin decir nada, y no decías nada, diciéndolo todo. Borraste su historial. No arriesgaste, y sigues sin arriesgar. Quien no arriesga no gana, y tu decidiste perder. Tú no buscas nada, aunque en el fondo esperas que ella te encuentre. Y día tras día, ella espera que lo que sea que estés buscando, sea mejor que lo que estás perdiendo. Porque en el fondo, como casi siempre en estas historias, el que busca no eres tú, es ella. El que corre no eres tú, es ella. El que arriesga no eres tú, es ella....El idiota no eres tú. La idiota, es ella. La idiota siempre es ella.

Tinta de domingo.

Queremos decir tanto, que terminamos no diciendo nada. Ahogamos nuestros sentimientos en nuestros propios labios creyendo que no hay forma de cambiar la realidad que estamos viviendo. Nuestra realidad. Hay dudas que con el tiempo forman ríos dentro de nosotros mismos, y a veces acaban desbordando...pero cuando pasa la tormenta y el viento deja de revolvernos los sentimientos seguimos acomodándonos a la rutina de siempre. Nos acostumbramos, nos conformamos. Empiezas a pensar que ese peso que te acompaña se irá haciendo cada vez más liviano, hasta que algún día te levantes por la mañana y no lo sientas, te dejará dormir tranquilo...pero ahora dime si los barcos pueden llegar al destino deseado sin un capitán que durante un tiempo pase las noches en vela. Tu rutina, tu vida, necesita tu ayuda para tomar el rumbo adecuado, tú eres el capitán y debes guiarla, debes vivirla, porque de lo contrario tu destino se escribirá con la tinta equivocada. Así que empieza a sellar tus labios con momentos y no con remordimientos, sin ningún tipo de arrepentimiento. Navega sin miedo. Busca tu sitio, y no temas por caerte en alta mar, que tarde o temprano la persona que esperas saltará a por ti para ayudarte a subir de nuevo junto al timón. Busca tu tierra firme, allá donde pises fuerte sin necesidad de echar el ancla. Busca tu felicidad. Echa mano de la brújula que tienes dentro, y busca, porque si no tu vida será eso que sucede mientras te ahogas en tus propios ríos, como un barco que navega hacia una dirección que ya no existe. Y no hay nada más triste y cobarde que navegar contra la corriente que uno siente.


miércoles, 7 de enero de 2015

Miércoles con sabor a Domingo.

Hoy es una de esas noches en las que aunque la inspiración no llame a la puerta el señor de nombre Plazo y apellido Límite te fuerza a ponerte el gorro y la bufanda y salir en su busca. Dicen que los días grises son más libres porque no te obligan a ser feliz, pero te encadenan a la ambigüedad de no saber dónde ni cómo definirte. La renuencia a reconocer los errores que uno comete es como abrazar un cactus y preguntarte rato después por qué sangras. Y lo malo no es tropezar. Lo malo es que te guste la piedra. Pero si intentáramos mirar en el interior de la otra persona y entender los desafíos a los que cada uno se enfrenta a diario, antes de sentarle en el banco de los acusados en un juicio de moral, creo que nos trataríamos los unos a los otros con más paciencia, tolerancia, respeto y cuidado. Por eso vive la vida como tú quieras vivirla, no como los demás pretendan que la vivas. No hagas caso de las críticas destructivas, ni del desgastado "qué dirán". No te dejes aconsejar por quienes te envidian, por quienes no buscan tu bien, sino alcanzar a través de ti su propia gloria. Enamórate de la persona equivocada, desenamórate, vuélvete a enamorar una y mil veces de todo aquello que te haga feliz. Toma decisiones, sé valiente. Déjate llevar, piensa menos, y siente más. Tropieza, equivócate, y levántate de nuevo para demostrarle a todo el mundo que puedes con lo que venga, pero sobre todo para demostrártelo a ti mismo. Y pase lo que pase, venga lo que venga, sonríe, porque la ilusión nunca se lesiona. Sonríe siempre. Que si sonríes, prometo no interrumpirte...aunque me muera de ganas por comerte la boca.


martes, 6 de enero de 2015

...

Hoy me quiero un poquito menos.