viernes, 10 de octubre de 2014

Yo nunca he hecho el amor.

Yo nunca he hecho el amor. Nunca he desnudado mi cuerpo y a la vez he sentido que con él desnudaba mi alma. He follado, sí, pero follar es como ver un amanecer con los ojos cerrados. No tiene ningún sentido. Yo nunca he hecho el amor, aunque si te soy sincera jamás deseé que el amanecer no llegase. He dormido sola todo este tiempo, acostándome tarde, levantándome pronto, anhelando sin éxito poder robarle unos cuantos minutos al reloj de la oficina para concedérselos a la añorada siesta a media tarde, cuando sientes cómo tu cuerpo te pide a gritos un descanso que tu vida llena de ocupaciones no puede darle. Tengo miedo a los espejos. Si me miro, me veo a trozos. Me veo como un inmenso charco gris después de una gran tormenta, sobre el que un niño salta con sus botas de agua y salpica escupiendo las gotas en todas las direcciones posibles, sin rumbo fijo. Quisiera echarle la culpa al mundo, pero qué coño, la culpa es mía, que si me hablan de amar me convierto en ese charco en medio de un patio de colegio. Yo nunca he hecho el amor. Nadie me ha tocado como si a través de mí tocase el infinito. Nadie me ha amado como si amándome todas las preguntas del planeta se respondieran solas, porque ni si quiera necesitan respuesta. Lo reconozco ahora, cuando mi reflejo en el cristal de la ventana me mira, mientras yo miro cómo las gotas de lluvia le maltratan sin clemencia. He cometido errores. Muchos, muchísimos, repetidos y frustrantes. A veces me observo por dentro y me duelo, me veo resquebrajar, se me llena el corazón de grietas y el alma se me encoge dentro, se hace pequeña en medio de una oscuridad angosta y lúgubre de la que teme salir de nuevo. Yo nunca he hecho el amor. No se han quedado a mi lado acariciándome la espalda con ternura, como si mi lado fuese el lugar más maravilloso del mundo. Busco reconstruirme, busco cualquier sentido de madrugada, tratando de acostarme y borrar mis huellas después. Pero es inútil, no hay sentido. Yo nunca he hecho el amor, si no es contigo.



4 comentarios:

  1. Tengo calor... o no... tengo frío... o ambas al mismo tiempo...

    Calor en el alma, tanto tiempo abrigada, sin nadie que la desnude...
    Frío en la piel, cobijo del alma, de tanto dormir solo...

    Encerrado... o no... exiliado... O ambas al mismo tiempo...

    Encerrado en el ritmo de la lucha diaria...
    y robando horas a la noche para salir vivo de ella...
    Exiliado lejos del disfrute de esos pequeños placeres del día...
    del disfrute de una siesta...
    del saborear un suculento desayuno sin prisas...
    de descansos compartidos...

    Busco... o no... pero espero encontrar... La otra sin la una...

    No busco, pero espero encontrar, un espejo...
    y llevarme la espontánea sorpresa de ver una mirada que no es la mía...
    de reconocer el frío de mi piel en otro charco que... como yo...
    sobrevive a las tormentas de pisotones, de duras botas que nada sienten...

    No busco, pero espero encontrar, un espejo...
    donde ambas miradas se reflejen mutuamente...
    y tiñan los grises de esplendor lleno de vida y alegría...
    como los amaneceres que podrán compartir...
    con los ojos bien abiertos.

    Viajar... o no... permanecer inmóvil... Si, ambas al mismo tiempo...
    Inmóvil junto a ese alma engrandecida y ese corazón completo...
    intercambiando caricias... que hacen que mi alma, esté donde esté...
    esté viajando al lugar más maravilloso del mundo... junto a ti.

    Nunca... nunca digas nunca...
    porque yo siempre dije que nunca de noche encontraría ese espejo...
    y así ha sido siempre... o quizás ya no...

    Pit :)

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    1. Me gusta! Aunque le quitaría la mayoría de los puntos suspensivos y lo escribiría todo seguido, en prosa. :) Gracias!!

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    2. Cierto!! Quizás tanto "suspense" sea fruto de ir pensando según se escribe, o del ritmo del verso. O ambos, pero sin puntos suspensivos esta vez.

      Gracias a ti!!

      Pit :)

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  2. nunca hice el amor, ecuación de odio, hasta cuando?.

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