domingo, 30 de junio de 2013

Pinceladas para un futuro manifiesto.

Girarme y descubrir que mi sombra me sigue fiel a todas partes. Sin tiritas, sin dudas, sin gilipolleces. Que me traigan un cola cao con grumitos y cuchara a la cama, caminar por la calle con sonrisa de tonta porque acabo de recordar un piropo raro. Atravesar decidida callejones sin salida pese a que escondan derrotas oportunas, sentirme tan segura de mí misma que mis contoneos no hagan temblar a mis tacones, aunque camine descalza. Que mil noches sean suficientes para que lo que busco no me encuentre, y que en los días nublados, siempre tenga un sol que me caliente el alma. Que el camarero se encapriche conmigo y me sirva las copas gratis, ir de frase en frase ligándome al girar cada palabra descarada. Que actúen sin darme tiempo a pensar, que me lean entre líneas y me entiendan hasta cuando no me entiendo ni yo. Amigos insobornables que me cubran en la retirada y me devuelvan el mordisco, levantarme cada mañana con estrellas enzarzadas en trifulca en el estómago. Sacudirme los cariños desgastados sin tener que cumplir inútilmente con cualquiera. Mirarme y ver que no tengo miedo a querer, porque no van a dejar de quererme. Y sobre todo, no abrirme la cabeza porque me asuste la posibilidad de rompérmela.



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