domingo, 16 de junio de 2013

Nunca a medias.

No sé reír a medias. No sé ser casi amigo, y mucho menos sé amar a medias. Me incomodan las lágrimas que sólo llevan agua, las frases inacabadas, las personas incompletas, el "no puedo", "no me atrevo", el "no lo tengo claro" o el "sí pero" que no lleva a ninguna parte. O todo o nada, nunca a medias. No entiendo a los falsos valientes, me sacan de quicio los auténticos cobardes y me ponen nerviosa las inseguridades. Camino con ambos zapatos abrochados, con los pies sobre la tierra, y piso fuerte, no a medias. Soy fiel a lo íntegro y a lo sincero, sea como sea y le duela a quien le duela, pero nunca a medias. Me gusta reír hasta que me duele la tripa y no llorar siempre que sea posible evitarlo, ser amigo hasta el final de los problemas, incluido el principio y el durante, y amar tan intensamente que daría la vida por quien amo. En esto también y sobre todo, nunca a medias. No sé querer a medias tintas, si quiero, quiero al completo, con confianza, con todo lo que se puede querer, sin medida, sin agobios, sin prohibiciones ni ataduras. Y es que digan lo que digan, no se engañen, no se puede querer a medias, y mucho menos, amar a medias.

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