jueves, 11 de abril de 2013

Huecos vacíos.

Escúchame un momento, detente un segundo. Mírate a los pies. ¡Cómo no te vas a tropezar!...Y justamente ahí, es cuando te das cuenta. Caminas por la vida a un ritmo al que ni si quiera se te ve, y no tienes tiempo ni de pararte a pensar en ello, ni en nada, en realidad. Apenas piensas, sólo actúas. Pero de pronto un día llega alguien que te hace detenerte en seco. Alguien que te obliga a agacharte y abrocharte los cordones de los zapatos, los cuales llevan tiempo sueltos, ni si quiera sabes cuánto...ni si quiera recordabas haberte puesto esos zapatos. Y es justo en ese momento del que te hablo, el momento en el que te das cuenta. Es un error pensar que lo superaste demasiado pronto. No porque no sea posible, sino porque si necesitas añadir ese "demasiado", es porque realmente no lo has superado. Supongo que es cuestión de fases, y que tras una primera etapa en la que te dejas llevar, y te paseas por la vida rodando dentro de tu burbuja gigante a un ritmo vertiginoso, ésta comienza a descascarillarse. No explota de golpe, no es algo de lo que te des cuenta de la noche a la mañana, va poco a poco, deshaciéndose con cada piedra y cada bache que encuentra por el camino. Es entonces cuando eres consciente de los pequeños detalles, del día a día, de lo que siempre ha estado ahí, pero ya no está. Los filetes que han sobrado en la comida continuarán ahí a la hora de la cena, exactamente los mismos, tal cual los dejaste. Al llegar a casa  hay luces encendidas, pero no es ella la que está cenando o viendo la televisión. La puerta de su habitación siempre está abierta, y su baño siempre está libre, vacío, como el hueco que deja. Los ruidos que escuchas por las noches son ruidos, sin etiqueta, sin nombre, sin ningún tipo de justificación...sin esencia. Comienzas a sentir la ausencia, ese vacío interior que te obliga a coger aire con fuerza, colmar los pulmones hasta arriba...y que aún así, no se llena. Y seguramente sea pronto todavía, para asumir que tienes que convivir con ellos, que por mucho que lo intentes, ni con aire, ni con nada...esos huecos, no se llenan.

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