lunes, 30 de diciembre de 2013

Vísteme de inspiración, que sin ella, estoy desnuda.

Si no sale ardiendo de lo más profundo de ti, a pesar de todo, no lo hagas. A no ser que salga espontáneamente de tu corazón, de tu mente, de tu boca, de tus entrañas, no lo hagas. Si lo haces por dinero o por fama, no lo hagas. Si lo haces para llevarte hombres o mujeres a la cama, no lo hagas. Si te cansa solo pensar en hacerlo, no lo hagas. Si estás intentando escribir como cualquier otro, olvídalo. Si tienes que esperar a que salga rugiendo de tu interior, espera pacientemente. Pero si nunca llega a rugir, haz otra cosa. Si primero tienes que leerlo a tu esposa, o a tu novio, a tus amigos o a tus padres, a cualquiera, no estás preparado. No seas pesado, y aburrido y pretencioso, no te consumas en el amor propio, no lo hagas. A no ser que salga de tu alma como un cohete, no lo hagas. A no ser que el sol que hay dentro de ti esté quemando tus tripas, no lo hagas. Cuando sea verdaderamente el momento, si tienes el don, sucederá por si solo, y seguirá sucediendo hasta que mueras, o hasta que muera en ti. Pero ten siempre presente una cosa: No hay otro camino. Y nunca lo hubo.

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