martes, 24 de diciembre de 2013

The Monster.

No le obligues a decir "te quiero", como si no intuyeses que hay algo en ella que le impide hablar del amor. No le obligues, porque continuareis durmiendo en distintas camas pero compartiendo el mismo insomnio. Las mismas pesadillas, el mismo monstruo bajo el colchón. No le obligues a decirte que vuelvas, porque nunca ha sabido pedir segundas oportunidades por causas que merecían la pena. El problema, en parte, siempre ha sido ella y su estúpida manía de complicar los sentimientos hasta convertirlos en despedidas. Le gustaba pensar que todo era un juego por si terminabas haciéndole daño. Era la forma que tenía de salvaguardar su estabilidad emocional, aunque siendo sincera consigo misma, pocas veces lo conseguía. Y no dijisteis adiós, simplemente un día, concretamente una noche, muy de madrugada, os cansasteis de jugar. De ir y venir; de querer abrazaros y soltaros cada vez más. Cruzasteis el límite. Pero lo triste fue que estabais tan acostumbrados a perder que no lo intentasteis de nuevo. Os resignasteis. Os fuisteis. Hola, distancia, ¿tú otra vez por aquí? Y le sumasteis un punto al marcador de las esperanzas rotas, porque vosotros hace ya tiempo que perdíais por una gran diferencia. Quizás sea el momento de que las cosas cambien. Quizás sea el momento de darle la vuelta al resultado.


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