Hace
no mucho, una joven profesora entró en clase con un enorme frasco de
vidrio color verde botella y una caja de cartón. Sin decir nada,
bajo la atenta mirada de todos sus alumnos, lo colocó sobre la mesa
y comenzó a llenarlo de pelotas de tenis que tenía guardadas dentro
de la caja, hasta que no cabía ni una más. Preguntó entonces a los
estudiantes si el bote estaba lleno. Los estudiantes más
participativos respondieron en voz alta que sí, mientras que los más
tímidos asintieron con la cabeza. Sacó entonces de la caja de
cartón un puñado de canicas, y las arrojó al interior del frasco,
llenando los huecos vacíos. Preguntó de nuevo a los estudiantes si
estaba lleno, y una vez más, comenzando a despertar las primeras
sonrisas de la mañana, respondieron que sí, que lo estaba. Sacó
entonces la profesora un pequeño saquito de arena, y lo virtió
dentro del frasco, cubriendo de nuevo los huecos vacíos. Preguntó
por tercera vez si estaba lleno, y aunque tardaron algo más en
contestar, la respuesta fue de nuevo afirmativa. La profesora sacó
del interior de su caja un termo lleno de café y dos tazas, y tras
llenarlas hasta arriba arrojó el líquido al interior del frasco.
Esta vez todos los alumnos se rieron. Cuando los cuchicheos y risas
cesaron, y la clase recuperó el silencio, la profesora les dijo lo
siguiente:
-Este
frasco que tenéis delante, representa la vida. Las pelotas de tenis
son las cosas importantes, como la familia, la salud, los
amigos, el amor...cosas que realmente os apasionan, por las que
estaríaiss dispuestos a luchar incondicionalmente. Ese tipo de cosas
que aunque perdiéramos el resto, y nada más nos quedasen esas,
sentiríamos que nuestras vidas aún estarían llenas. Las canicas son
esas cosas que nos importan, o deberían de importarnos, de manera
secundaria, como el trabajo, la casa, el coche...y la arena es el
resto de las pequeñas cosas restantes. Si primero pusiéramos la arena en el frasco, no habría espacio para las canicas, ni para las pelotas de
tenis, ¿No es cierto? Pues exactamente lo mismo sucede con la vida.
Si utilizáramos todo nuestro tiempo y energía en las cosas
pequeñas, no tendríamos nunca lugar para las cosas importantes.
Presta especial atención a todo aquello crucial para tu felicidad.
Sal con tu novio a cenar, madruga para jugar con tus amigos a baloncesto,
concédete tiempo para ir al médico cuando lo necesites en lugar de hacer sufrir al cuerpo, disfruta de
tus aficiones...siempre habrá tiempo para recoger tu cuarto, para
arreglar el móvil o para comprarte ropa. Pero ocúpate
primero de las pelotas de tenis, de las cosas que realmente importan
en la vida. Establece TUS prioridades, porque son tuyas y de nadie más, y el resto, le pese a quien le
pese, sólo es arena.
-¿Y
el café ?¿Qué representa?- Preguntó uno de los estudiantes, tras
alzar la mano.
-La
profesora se dejó escapar una sonrisa de esas de "me encanta el
momento en el que me hacen esta pregunta", y respondió. -El
café es para demostrar que aunque tu vida te parezca llena, SIEMPRE
hay un lugar para dos tazas de café con un amigo. -Cerró el frasco
de vidrio con ambas manos, y añadió-Y quien no lo vea así...como
amigo, no te merece la pena.
Muy bonito y acertada esta comparación
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