-¿Es que no piensas madurar jamás?- Preguntó Ella, que a pesar de su insaciable paciencia no podía evitar alterarse con los constantes cambios de actitud inesperados de Él.-¿Cumplir años no ha hecho que te entre un poco de cordura?
-¿Cordura?- Preguntó Él con cierto tono irónico. Le gustaba ver como se enfadaba, resaltaba su belleza, esa belleza imperfecta y natural que tanto le atraía. Dejó escapar una carcajada casi muda que esbozó unos hoyuelos en su rostro, mejorando esa apariencia ya de por sí insultantemente buena. Alzó la cabeza, se mordió el labio inferior, ladeó la lengua, y añadió.-Llevo tantos años sin acostarme con la cordura, que si la veo desnuda, seguro que no se me levanta.
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