domingo, 3 de mayo de 2015

La más bonita de todas.

Después de este pequeño puñado de años, durante los que decidiste compartir tu vida conmigo,o más bien vivir para mí más que para tí misma, me he dado cuenta de que últimamente repito demasiadas veces el “hoy no, otro día” y el “ahora no puedo”. Que me he apoyado mucho en el “dentro de un tiempo” y que he pensado con demasiada frecuencia en el “no es el momento ”. Y como si hay algo que he aprendido de todo esto es, que puede que no haya "luego", que los "ahora no puedo" pueden repetirse con facilidad, que los "ya lo haré" se quedan en listas de espera que recuperamos cuando ya es tarde, y que los "no tengo tiempo" son incontrolables porque siempre acaba por suceder algo inesperado, quería darte las gracias, Mamá. Gracias por aguantar que no sea capaz de mantener limpio y ordenado el caos de mi habitación, por aguantar eso que yo llamo mi propio orden, que como ambas sabemos la mayoría de las veces sigue sin parecerse al tuyo. Gracias por no cortarme las alas, por dejarme montar castillos de arena en el aire de esos que muchas veces se disipan cuando el viento cambia y sopla en sentido contrario. Por tolerar mis tonterías y mis aires de mecomoelmundo, que a veces acaban en momentos de derrumbe de elmundomecomeami en los que tú siempre estás presente para animarme, sin un reproche ni uno de esos innecesarios y generalmente dolorosos "te lo dije". Por escuchar mis palabras pero sobre todo por escuchar mis silencios, por respetarlos, aún cuando no los entiendes. Sigo creyendo que hay cosas a las que les doy demasiadas vueltas, y tú sigues diciéndome que cuando algo no tiene solución no merece la pena preocuparse tanto, que la vida resulta más sencilla cuando aprendes a aceptar una disculpa que nunca recibiste. Que el éxito se basa en insistir, y en resistir, que si algo no me gusta siempre puedo cambiarlo por otra cosa, que pase lo que pase después de cumplir mis obligaciones recuerde cumplir mis sueños. Y que por encima de todas esas cosas, siempre, siempre confiarás en mí. Y sí, dicen que madre no hay más que una, pero cada día estoy más convencida de que a mí me ha tocado la más bonita de todas.



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