viernes, 6 de marzo de 2015

Bienvenido, Marzo. Marzo entre líneas.

No importa cómo de largo sea el camino, porque al final te das cuenta de que lo esencial es invisible a los ojos, de que los pequeños detalles siempre marcan la diferencia. Las conversaciones hasta las dos de la mañana, los cigarros a medias, las sonrisas espontáneas, las fotos que te roban una sonrisa de idiota al recordar el momento en el que fueron hechas. Los mensajes que prefieres borrar porque te revuelven algo dentro, poniéndote el alma patas arriba hasta cuestionarte  por qué hiciste las cosas de una manera o de otra. Esos secretos que nadie más conoce, una caricia, un beso, un abrazo, un piropo dicho así sin más, de manera natural como lo primero que pasa por la cabeza, en el momento menos esperado...y al mismo tiempo más afortunado. Una voz, un gesto, una mirada. Un cortado que te tomas sola pensando en quién se lo tomó contigo la última vez, en ese mismo lugar. Al final son las cosas diminutas, las que con el tiempo, provocan emociones gigantescas. Así eres tú. Eres como una primavera que siempre llega en pleno invierno. Un lugar para refugiarse de los problemas, un soplo de aire fresco que viene y se va provocando el caos. Eres como el sol que resurge después de una tormenta o el café con leche recién hecho cuando los párpados se caen solos. Eres color, eres vida, eres pasión. Eres sonrisas, aunque a veces provoques lágrimas. Pero lo más importante de todo es, que eres casualidad. Eres de esas casualidades que llegan para recordarme cómo la vida puede ponernos en situaciones que somos incapaces de controlar. Cómo tiene la capacidad de rompernos todos nuestros esquemas sin ni siquiera preguntarnos, haciéndonos sentir felicidad y tristeza al mismo tiempo, enfrentando nuestros sentimientos hasta no saber qué decir, ni cómo reaccionar. Y nos enseña que lo que realmente nosotros llamamos casualidades no son mas que una serie de sucesos impredecibles que poco a poco van adquiriendo un sentido. Y yo ya tengo el mío. No importa lo que venga después, ni lo que vino antes, ni lo que está viniendo ahora mismo. Si de las mil casualidades que me ha tocado vivir tuviera que elegir una, sin duda, me quedo con la tuya. Sin duda, me quedo contigo.

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