lunes, 12 de enero de 2015

Tinta de domingo.

Queremos decir tanto, que terminamos no diciendo nada. Ahogamos nuestros sentimientos en nuestros propios labios creyendo que no hay forma de cambiar la realidad que estamos viviendo. Nuestra realidad. Hay dudas que con el tiempo forman ríos dentro de nosotros mismos, y a veces acaban desbordando...pero cuando pasa la tormenta y el viento deja de revolvernos los sentimientos seguimos acomodándonos a la rutina de siempre. Nos acostumbramos, nos conformamos. Empiezas a pensar que ese peso que te acompaña se irá haciendo cada vez más liviano, hasta que algún día te levantes por la mañana y no lo sientas, te dejará dormir tranquilo...pero ahora dime si los barcos pueden llegar al destino deseado sin un capitán que durante un tiempo pase las noches en vela. Tu rutina, tu vida, necesita tu ayuda para tomar el rumbo adecuado, tú eres el capitán y debes guiarla, debes vivirla, porque de lo contrario tu destino se escribirá con la tinta equivocada. Así que empieza a sellar tus labios con momentos y no con remordimientos, sin ningún tipo de arrepentimiento. Navega sin miedo. Busca tu sitio, y no temas por caerte en alta mar, que tarde o temprano la persona que esperas saltará a por ti para ayudarte a subir de nuevo junto al timón. Busca tu tierra firme, allá donde pises fuerte sin necesidad de echar el ancla. Busca tu felicidad. Echa mano de la brújula que tienes dentro, y busca, porque si no tu vida será eso que sucede mientras te ahogas en tus propios ríos, como un barco que navega hacia una dirección que ya no existe. Y no hay nada más triste y cobarde que navegar contra la corriente que uno siente.


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