miércoles, 7 de enero de 2015

Miércoles con sabor a Domingo.

Hoy es una de esas noches en las que aunque la inspiración no llame a la puerta el señor de nombre Plazo y apellido Límite te fuerza a ponerte el gorro y la bufanda y salir en su busca. Dicen que los días grises son más libres porque no te obligan a ser feliz, pero te encadenan a la ambigüedad de no saber dónde ni cómo definirte. La renuencia a reconocer los errores que uno comete es como abrazar un cactus y preguntarte rato después por qué sangras. Y lo malo no es tropezar. Lo malo es que te guste la piedra. Pero si intentáramos mirar en el interior de la otra persona y entender los desafíos a los que cada uno se enfrenta a diario, antes de sentarle en el banco de los acusados en un juicio de moral, creo que nos trataríamos los unos a los otros con más paciencia, tolerancia, respeto y cuidado. Por eso vive la vida como tú quieras vivirla, no como los demás pretendan que la vivas. No hagas caso de las críticas destructivas, ni del desgastado "qué dirán". No te dejes aconsejar por quienes te envidian, por quienes no buscan tu bien, sino alcanzar a través de ti su propia gloria. Enamórate de la persona equivocada, desenamórate, vuélvete a enamorar una y mil veces de todo aquello que te haga feliz. Toma decisiones, sé valiente. Déjate llevar, piensa menos, y siente más. Tropieza, equivócate, y levántate de nuevo para demostrarle a todo el mundo que puedes con lo que venga, pero sobre todo para demostrártelo a ti mismo. Y pase lo que pase, venga lo que venga, sonríe, porque la ilusión nunca se lesiona. Sonríe siempre. Que si sonríes, prometo no interrumpirte...aunque me muera de ganas por comerte la boca.


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