domingo, 24 de julio de 2016

Vuelve.

Hay días que el mar huele a abrazos de los que estrujan las costillas. Y hoy ha tocado. Que no somos fríos por la ausencia de sentimientos, sino por la abundancia de decepciones. Y con el tiempo se aprende a distinguir quién merece una explicación, quién merece únicamente una respuesta y quién no merece absolutamente nada. Como escribió Mario Benedetti: "Tendría que empezar por reconocer que nunca supe de modo cabal en qué términos estaban planteadas nuestras relaciones. Que siempre ha habido una zona equívoca en la que los gestos, los silencios y las palabras podían representar con la misma eficacia tanto el odio como el amor, tanto la piedad como la indiferencia". Y es que no hay nada más bonito y a la vez más peligroso que encontrar a una persona que te haga estrenar sentimientos. Que ponga patas arriba tu vida en cuestión de minutos sin saber por qué, ni cómo, ni hasta cuándo. Y pensar en lo lejano que se ve ahora desde aquí, que tras cada silencio y cada mirada resonara siempre la misma pregunta en mi cabeza...Por qué no te lo dije antes. Vuelve. No soy tan fuerte. Te echo de menos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario