martes, 2 de junio de 2015

A punto.

Cada mañana de domingo, cuando despiertas abrazada a un hueco vacío, cuando amaneces y sientes que no hay nadie al otro lado de la cama, aunque lo haya, te encuentras queriendo huir sin saber por qué. Y no sabes por qué hasta que llega algo capaz de llenar ese hueco y acabar con una soledad que aunque te cueste admitirlo muchas veces no fue buena compañera. Es entonces cuando entiendes, que ningún viaje fugaz entre unas piernas te dará eso que buscas. Porque el que ha sentido alguna vez sabe que el amor es algo más que decir "te quiero" antes de sentirlo o caminar por la calle cogida de la mano y sentir que caminas sola. Que antes de todo eso el amor necesita de unos ojos, de una mirada, de una sonrisa donde poder quedarse a vivir cuando uno quiera. Hace poco leí en alguna parte, eso de que es bueno tener sonrisas a punto, guardadas en esos domingos llenos de vacío, por si aparece el beso que añorabas o vuelves a dormir una noche en la que tus sueños dejan de convertirse en pesadillas, porque sientes que hay alguien a tu lado que se encarga de matar a tus monstruos y fantasmas. Es bueno tener también abrazos a punto, para fundirte entre las sábanas rodeada de un cuerpo que no es el tuyo, y brindar con las mejillas enrojecidas por el primer sol de este verano que amenaza con traer las mejores madrugadas en vela que puedas imaginarte. Es bueno tener a punto la capacidad de sorprenderte, de enamorarte como la primera vez, para dejarte llevar por lo que sientes y capturar paisajes que no desaparecerán nunca más de tus retinas. Y sí, es bueno tener sonrisas a punto, por si  algún día en lugar de follar vuelves a hacer el amor como si el mundo fuese a terminar mañana mismo y el tiempo se detuviera en el instante en el que sus labios, sus ojos, su cuerpo y hasta su alma se pierdan entre los tuyos. Es bueno tener sonrisas a punto, caricias a punto, abrazos a punto, besos a punto. Palabras para decirle de las que salen del corazón. Silencios para mirarle dentro y sentir que te bañarías en él aún cuando el agua esté helada, y que podrías vivir en esa playa tendida desnuda sobre su arena durante el resto de tu vida. 


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