sábado, 14 de febrero de 2015

Febrero entre líneas.

Suelo decir que leer un libro por segunda vez es como besar a alguien. La primera vez, intuyes que te gustará. La segunda, ya sabes que tiene algo especial. Alguien. Alguien que de abrazos de esos que huelen tan bien y que susurre al oído palabras cuyo significado se diluya absorbido por la atracción que provoca su voz. Que me haga reír. Que me haga poner cara de idiota cuando me mira y sonríe. Alguien a quien le de igual madrugar el fin de semana aunque haya trasnochado si hay un plan de domingo interesante. Que entienda mi independencia y mis notengotiemponiderespirar, tan ocupado que a ratos se olvide de mí, para recordarme luego con más ganas que nunca. Alguien que me vuelva loca, que ponga mi mundo patas arriba convirtiéndose en ocasiones en mi mayor preocupación...y al mismo tiempo en la mejor. Que apenas tenga tiempo para dormir, ni ganas, cuando yo esté entre sus sábanas, pero que cuando lo haga duerma tan pacíficamente que tenga que buscarle el pulso. Alguien que haya sufrido, y que entienda el sufrimiento. Que entienda mis silencios. Que los entienda hasta tal punto que sin decir nada me mire y sepa que algo me pasa. quién soy, y lo que siento. Y lo acepte.  Que no intente cambiarme , ni descoser mis cicatrices, ni corregir mis defectos, sino que simplemente por ser como es él consiga que me abra a él y abrirse a mi, consiga hacerme a mí mejor persona. Esa persona. Hay más de siete mil millones ahí afuera. Pero imagino que así, solamente necesito una. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario