domingo, 3 de noviembre de 2013

Especial.


La puerta de la vieja cafetería se abrió de nuevo con la fuerza del viento, y el camarero se apresuró a cerrarla intentando evitar sin éxito que todos los periódicos que había apilados sobre uno de los rincones de la barra salieran volando por los aires. Ambos dirigieron su mirada hacia la escena, que durante unos segundos distrajo su atención, interrumpiendo la conversación.

-¿Cómo me llama?-Preguntó el joven retomándola, sin ocultar su expresión de desconcierto.
-No te llama de ninguna manera.-Respondió el anciano mientras recogía con la cucharilla los restos de nata de su taza de café.
-¿Ya no se acuerda de mí, entonces?
-Claro que se acuerda. Pero no hay ninguna necesidad de ponerle etiquetas a las personas…Ni creo que tú te la merezcas en este momento.
-Gracias.-Dijo  con gesto incómodo.
-Para ella eres…especial.
-¿Especial?-Preguntó el joven sorprendido.
-Sí, especial.-Repitió el anciano dejando ver entre sus arrugas lo que parecía una ligera sonrisa.-Es la palabra con la que le gusta describirte. La palabra que por lo general utiliza cuando algo le resulta indefinible, indescifrable, fuera de lo normal o de a lo que está normalmente acostumbrada. Lo cierto es que "especial" no quiere decir absolutamente nada, pero si es hora de sincerse y admitir lo que pasa, para ella quiere decir que lo tiene todo. Especial radica en la necesidad de ponerle un nombre a lo desconocido, y en el hecho de que le cuesta entender todas y cada una de tus puñeteras actitudes. Especial significa en su mundo, en su idioma: “Está loco, es lo más cuerdo que existe, se acerca, se aleja, me echa en falta, ni me recuerda, soy lo que quiere, quiere a tantas...o está tan vacío y solo, que cree que no tiene nada.” Pero hay algo que está claro que sí tienes. Tienes la maravillosa habilidad de hacerle sentir. Le hacías sentir, y esa si que es la más clara influencia que generas sobre su persona. Y se siente estúpida, manipulada, lejos de ser por momentos esa persona inteligente que creía ser, y que de hecho es, ni nada que se le parezca. Y su centro, su equilibrio, su razón, sus pilares...transitoriamente todo declina, todo se va, se esfuma. ¿Qué es lo que pasa entonces, muchacho?
-No pasa nada.-Susurró él, sin saber qué contestar. El anciano negó con la cabeza.
-Respuesta no acertada. Sí pasa. Pasa que como todos, has podido equivocarte. Eres humano, cometes errores, repetidos y fLustrantes. Pero para ella, tú sigues siendo, indiscutiblemente, alguien especial.

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