viernes, 2 de julio de 2010

Días de tormenta.

En días como hoy, puedo escribir sobre cualquier cosa. Hay algo en la lluvia que me inspira, me excita y al mismo tiempo me relaja, me invita a pensar.

Puedo escribir sobre lo que veo a mi alrededor. En frente, un partido de fútbol, televisado, fin de la primera parte tras un balón desperdiciado. A mi izquierda, mi padre, recostado en su sillón, leyendo, sumido en sus pensamientos, despierta un momento para hacerme bajar los pies al suelo, y sigue leyendo. A mi derecha...nada. Tras de mí...no miro atrás.

Puedo escribir sobre el tiempo. Sobre el calor sofocante que genera esta pegajosa sensación de humedad cálida sobre mi piel, sobre el sonido de la lluvia al golpear el cristal de las ventanas, sobre la fuerza del viento al mover los toldos del balcón, o sobre lo siniestro y a la vez apacible que resulta el oscuro color del cielo.

Puedo escribir sobre el ser humano, sobre sus pensamientos, sobre su modo de actuar, tan interesante de observar, de analizar...y también sobre los sentimientos, tan difíciles de controlar, de descifrar, tan complicados de entender.

Puedo escribir sobre la soledad, tan deseada a veces, tan odiada otras muchas, aún cuando es elegida...sobre el vacío, y la incapacidad de llenarlo, de hacerlo desaparecer de nuevo...sobre el miedo.

En días como hoy, podría escribir sobre cualquier cosa...y aunque no voy a hacerlo, se que en este momento, podría escribir sobre ti.

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