viernes, 7 de octubre de 2011

Se acabó el verano.


Me sugiere algo así como un amor inmaduro, desconocido, pero no en el sentido de prohibido o secreto, si no en el sentido que le da alguien que no sabe lo que es el amor, pero siente algo muy fuerte dentro, tanto que se desgarraría la camisa haciendo saltar todos los botones a la vez por la persona por la que siente eso tan profundo que no sabe que ahí fuera, en el mundo que no conoce, lo llaman amor. Me sugiere una voz no tratada, una voz en crudo, de esas que puedes sentir cómo se están dañando las cuerdas vocales de quien las usa hasta romperse, como si se dejara arrancar la piel a tiras por las uñas de un médico nazi sin anestesia, y aún sintiendo ese dolor prefiere que no pare, elige ese dolor porque parar sería más doloroso todavía, mas de lo que cree que su alma podría llegar a soportar. Me sugiere a cuando las cosas son auténticas, a cuando no importan las formas, la educación, la clase ni el quedar bien, sino lo de verdad. Me sugiere incluso la imagen de un gitano con mas oro que cultura, con su pecho moreno al descubierto y la seguridad que le da su analfabetismo, que defiende a su Juani a muerte literalmente, aunque sea una mujer con más patillas que Elvis Presley y con el bigote más gordo del mundo. Me sugiere la palabra entrañable, ese calor del sur, esa brisa almeriense, esas tardes que nunca acaban, seguidas de noches eternas de amores de verano, tan dolorosos como los despertares en los que al abrir los ojos descubres que todo lo que acabas de vivir entre tus sábanas ha sido solo un sueño...Hoy ha vuelto a ser una de esas noches.

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