jueves, 13 de diciembre de 2012

Olvido, parte IV

-Entonces, ¿Estás bien?-Preguntó él mientras daba vueltas de derecha a izquierda a la cucharilla que se difuminaba dentro de la taza de humeante café.

-He estado mejor.-Respondió ella dibujando en su rostro media sonrisa.-Pero no me quejo.

-¿Todo bajo control, entonces?-Insistió al tiempo que acercaba la taza hacia sus firmes y rosados labios.

-Bueno...creo que he llegado a ese punto en el que se podría decir que controlo. 

-¿Controlas?-Él dejó escapar una leve carcajada, y estiró sus piernas, ya más relajado.-Te he oído decir eso antes más de una vez.-Ella sonrió de nuevo, y se tomó unos segundos para responder. Agitó suavemente el pequeño vaso de su café cortado, dio un sorbo, y tras volverlo a dejar sobre la mesa, alzó de nuevo la mirada.

-A lo que me refiero es a que controlo mi cuerpo en tanto en cuanto yo decido lo que entra en él. No me interpretes mal, me refiero a la sustancia de las cosas, a la esencia que llevan dentro. No se qué pasará si me tomo una pastilla de DMMA, y por tanto no lo hago, no lo he hecho en mi vida ni tengo intención de hacerlo...pero estoy totalmente segura de que 5 minutos después de tomarme lo que se conoce como un "cortado" siento cierto mareo. Aunque a la gente normal le suba la tensión, a mi me la baja, muy normal tampoco soy, eso ya lo sabemos los dos. Pero aún así lo tomo, de vez en cuando, en parte por no desequilibrar la rutina que he conseguido en estos meses, y en parte porque soy idiota. ¡Qué le voy a hacer, ni si quiera me gusta el café! Hay veces que incluso pido café con leche, aun sabiendo también que a los 20 minutos aproximadamente acabaré con la necesidad de ir al servicio...pero bueno, eso es otra historia. Cada cuerpo es como es, y yo no me quejo del mío, no me quejo en absoluto, estoy contenta con él. 

-No me extraña.-Le interrumpió Él lanzándole una pícara mirada de arriba abajo, al tiempo que sonreía y ladeaba la lengua. Ella no pudo evitar sonreír otra vez, y le golpeó cariñosamente en el brazo izquierdo.

-A lo que voy con todo este rollo es a que soy yo la que decide. Conozco las consecuencias, y a partir de ahí valoro si me compensa o no. Igual que cuando te conocí a ti. Quizás te sentirías mejor si te dijese que tengo un nudo en el estómago por tu culpa...pero creo que ya va siendo hora de que nos dejemos de tonterías y actuemos como personas maduras. Yo lo sabía. Desde el principio, siempre lo he sabido. Sabía que no podía permitirte pasear a tu antojo por mi vida durante más de unas pocas semanas, porque de ser así acabarías en ella para siempre, o al menos lo que yo entiendo por "siempre". 

-Creo que esa palabra significa lo mismo para ambos.-Él la miraba perspicaz, intentando ver a través de Ella.

-Puede ser. Pero como te he dicho, soy idiota, y aun así lo hice. Jugué con fuego, me quemé entera de arriba abajo y aún a día de hoy me dedico, en mis escasos ratos de aburrimiento, a quitarme las postillas que me quedan en la piel. Pero, ¿sabes que? yo lo elegí. se que estas convencido de que fuiste tú, pero te equivocas.

-Soy un poco gilipollas a veces, sí...- Ya no bebía café. Se limitaba a revolverlo con la cucharilla de un lado para otro, dejando que se sobrara de vez en cuando sobre el plato de porcelana.

-Bastante de hecho, pero tienes tu encanto.- Esta vez sonrieron los dos.- Y hay otras cosa más en la que seguro te equivocarías también. 

-Bueeeno, parece que vienes decidida a quitarme la benda...¡Sorpréndeme! Si puedes.

-El caso es...que al igual que continuo tomando un cortado de vez en cuando, si pudiésemos volver marcha atrás, aún sabiendo las consecuencias, aún recordando lo vivido, si se te antojara volver a pasear de nuevo por mi vida durante más de unas pocas semanas....

-Me mandarías a la mierda, lo se. No soy tan narcisista como crees.

-No. Volvería a hacer exactamente lo mismo que la primera vez.

El sonido del autobús frenando junto a la parada les interrumpió. Ambos miraron instintivamente hacia la calle desde la enorme cristalera junto a la que estaban sentados. Ella se levantó y recogió su bolso de piel y su cazadora de cuero negra.

-Espera...-Consiguió decir Él, poniéndose en pie junto a ella y agarrando su brazo cuidadosamente.

-Tengo que irme...otro día.

-Acabemos ésto, al menos.

-¿Para qué?- Dijo ella mientras se colocaba la cazadora.- Yo empiezo a marearme...y a ti tampoco te gusta el café.

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