Jugar a baloncesto, correr, saltar...caminar.
Los paseos hacia ninguna parte, la brisa del mar.
Leer en un parque. Andar en bicicleta,
Ochenta largos en treinta y ocho minutos.
Subir escaleras,
y bajarlas. Usar tacones,
pisar descalza la arena, y la hierba,
y hasta el cemento o las piedras,
sentirlas.
y hasta el cemento o las piedras,
sentirlas.
Todas esas, y algunas otras, pero la que más...
abrir el portal, salir a la calle,
y ver tu coche en doble fila, justo delante.
Que estés ahí, esperándome,
con una mano en el teléfono y otra en el volante.
Entonces giras la cabeza, me ves mirarte...
y me regalas esa sonrisa que sólo me hace pensar en una cosa:
Sin ti, a ningún lado. Contigo, a cualquier parte.
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