Como
lema fundamental para estos raros tiempos de espejismos y mutaciones:
No
pertenecer nunca a ninguna jauría.
No
formar parte de ninguna patrulla de linchadores. No acercarse jamás
a ninguna especie de grupo enardecido, ni
marciales uniformados, ni portadores de enseñas, ni tarareadores de
marchas nacionales.
Comprendo
perfectamente dónde me sitúa eso. Y comprendo que uno puede muy
bien convertirse en la víctima de la noche a la mañana. Sin darse
cuenta. Sin saber por qué. Sin remisión alguna. Siempre es así.
Qué
le vamos a hacer.
http://www.larioja.com/20130101/local/region/agresiones-neonazis-201301011641.html
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