Revuelve mis entrañas, sácame las
tripas desde bien adentro, desordénalas, y mételas de nuevo como te
venga en gana. Con todo, y nada. Heriza mis venas, retuércelas y
mezcla su sangre con resina amarga, hasta que tensen, hasta que vibren, como las cuerdas de una vieja guitarra. Que hasta el más
torpe cantante de rock, canta, mientras yo sigo aquí sentada sin
hacer nada sino escribir, con tinta roja de rabia derramada, gritando
en silencio, sin poder tragar los nudos que censuran mi garganta.
Envuélveme, sorpréndeme una mañana de bruma gris con sofocante
escarcha, que congele al miedo y me acalore, hasta drenar los
recuerdos del alma. Hazme temblar. Pon fin a mis noches en vela, y a
mis mañanas de legañas y dolor de cabeza. Y que ese gran manjar
para moscas y ratas marchite, se pudra y muera. Entonces, y sólo
entonces, sin respeto a los gusanos, bailaré sobre esa tumba seca.
Mientras tanto, si no te gusta, simplemente no me leas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario