sábado, 8 de junio de 2013

No todo es Baloncesto.

La combinación perfecta para odiar determinados momentos hasta llegar a temerlos es que no te guste algo que además se te da mal. Nunca me han gustado las despedidas, no entiendo por qué es necesario poner fin a las cosas buenas, a aquello de lo que te cuesta desprenderte y que sabes con total seguridad que lo echarás de menos en el futuro. Para colmo se me dan fatal, no se muy bien qué decir, o cómo decirlo, porque mientras lo estoy haciendo tengo la sensación de estar arrepintiéndome de ello. Hace poco reconocí que había asumido una pérdida importante en mi vida, una pérdida que no se bien cómo encajar, y que día a día siento cómo me acompaña allá donde voy, de manera constante y a veces hasta sin sentido. Hoy llega el fin de una etapa, y aunque lleve meses intentando asimilarlo y mi cabeza sabía que este momento tendría que llegar, los sentimientos no se pueden controlar, y por más que lo intento los míos se niegan a aceptarlo. Y es que para ciertas personas son así de caprichosos, se toman su tiempo. No encuentro ni encontraré jamás las palabras adecuadas para decir adiós a un grupo de personitas que han significado tanto para mí durante estos 4 años, y precisamente por eso no tengo intención de hacerlo. Y es que cuando me refiero a ellas voy mucho más allá de Baloncesto, porque con solamente el deporte en sí no tengo suficiente para describir lo que he vivido con ellas, por ellas, y a través de ellas. Ahora que el motivo que nos unió parece separar nuestros caminos, me aterra el hecho de pensar que de alguna manera también nos separará en todo lo demás. Por más que lo pienso soy incapaz de aceptar que durante el año que viene no seré yo la que pise el campo de Jesuitas durante sus horas de entrenamiento, que habrá otra persona, sea quien sea, que ocupe mi lugar. Y claro que ha habido otras, y las seguirá habiendo, pero hay una cosa que tengo clara, que va mucho más allá del Baloncesto. Venga quien venga y digan lo que digan, hay cosas que están por encima de todo, y ellas, con todo lo que significan, son únicas, y son las mías. 

Para mí, SIEMPRE serán mis niñas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario