Y mírales, como caminan, ignorantes, ingenuos, egocéntricos, ausentes de todo cuanto les rodea que no tenga que ver con ellos. Felices por ser quienes son, o amargados por no poder ser de otra manera. Cada uno con su vida, cada uno con quien quiera. Pero estoy convencida de que bajo la careta de cosméticos, rímel y labios de fresa, y bajo las camisas de lino, los sujetadores de relleno, los tacones desgastados y las corbatas con etiqueta, ellos sueñan, y se imaginan a sí mismos, sin agobios, sin trastornos...sin problemas.
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